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Nada intimida a migrantes

En lo que va del mes, la Patrulla Fronteriza ha detenido a más de 10 mil personas sólo en el sector El Paso

Hasta 800 migrantes han sido detenidos de forma diaria en esta zona fronteriza.Nada intimida a migrantes

EL PASO, Texas

Pese a la presencia de la Guardia Nacional de Texas y los kilómetros de alambre de púas que han sido instalados sobre el bordo estadounidense durante septiembre, la Patrulla Fronteriza ha detenido a más de 10 mil personas migrantes en esta ciudad.

"Vimos en la televisión que las puertas estaban abiertas, estaba de un lado un muro y del otro lado otro muro y la puerta estaba abierta, era aquí en Juárez", dijo un migrante de origen venezolano, quien llegó a esta frontera atraído por el rumor de que las autoridades del Sector El Paso les habían abierto una puerta para el cruce irregular.

"Ya cerraron la puerta, ya cerraron la frontera", decía otro migrante a su esposa a través del teléfono mientras le mostraba a los agentes estatales impidiéndole el ingreso a Estados Unidos a un grupo de aproximadamente 200 personas. 

Dos venezolanos que formaban parte de ese grupo narraron ayer que tuvieron que regresar a la Zona Centro de la ciudad para dormir en una plaza pública, desayunar en la mañana y luego regresar para otra vez tratar de llegar con los agentes de la Patrulla Fronteriza

"Ayer (martes) ya estaba allá (en la parte baja del bordo), pero los militares me regresaban, me mandaban a un lugar y luego al otro, y al final tuve que volver a cruzar a México", dijo uno de los sudamericanos, quien minutos después cruzó con su compañero los rollos de alambre con navajas y luego subieron corriendo el bordo estadounidense para llegar con los agentes federales. 

Mientras tanto, otras familias y adultos solos seguían intentando cruzar el río internacional, conocido en México como río Bravo y en Estados Unidos como río Grande, para luego cruzar el muro de púas, pero los oficiales texanos les impedían el paso.

Niñas, niños, adolescentes y adultos, caminaron ayer durante horas sobre el bordo mexicano, de poniente a oriente en busca de un lugar por donde poder cruzar la frontera.

Algunos caminaron desde la altura del puente Paso del Norte hasta la Plaza de la Mexicanidad y luego hasta la Francisco Villarreal Torres, pero luego regresaron en busca de un lugar en donde los militares de Texas no les impidieran cruzar. 

"Ven, ven; déjame pasar", pidió Ramiro, un niño venezolano de nueve años de edad parado a la mitad del río a un agente de la Guardia Nacional, quien le dijo que regresara a México; mientras que luego otro agente estatal lo llamó para darle dos botellas de agua a través del cerco de púas. 

Abrazado en ratos a su mamá y en ratos al perro con el que viajó desde Medellín, Colombia, Ramiro esperó horas sentado sobre el bordo mexicano, mientras analizaba por donde podría cruzar la frontera con su familia y su mascota. 


"Mira, ya sé por dónde vamos a pasar; vamos a pasar por allá, por donde pasaron ellos", explicó el niño luego de que un grupo de hombres solos atravesaron el muro de púas a lo lejos, para luego  subir junto a los barrotes del muro fronterizo y correr hacia los agentes federales, quienes constantemente trasladaban a grupos de personas a sus estaciones migratorias. 



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