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Oídos para oír, ojos para ver

Los editores de las revistas Time y Fortune organizaron en la ciudad de Roma, Italia, su Foro Global, denominado: ‘El desafío del siglo 21: crear un nuevo pacto social’, en el que participaron 600 líderes empresariales, dirigentes de organizaciones sin fines de lucro, académicos, religiosos y representantes sindicales, a fin de encontrar fórmulas para hacer de este planeta un mundo mejor y paliar los estragos provocados por el capitalismo salvaje, mediante un sistema económico internacional que promueva el crecimiento y amplíe sus beneficios.

El evento se llevó a cabo durante los días 2 y 3 del presente, bajo la conducción de su presidente y director general Joe Ripp, con la participación de personajes tan relevantes como los Ceos de  Dow Chemical, IBM, Johnson & Johnson, Monsanto, McKinsey, Siemens, Virgin Group y WPP, así como los directores de instituciones tan prestigiadas como las fundaciones Rockefeller, Ford y Mo Ibrahim. Al término de los trabajos, presentaron sus conclusiones al Papa Francisco, en El Vaticano.

Oídos para oír, ojos para ver

Enterado el Papa de este gran esfuerzo de los más relevantes empresarios y líderes, no pudo menos que expresar: “Cuando ignoramos el grito de tantos de nuestros hermanos y hermanas en muchas partes del mundo, no solo negamos sus derechos y los valores que han recibido de Dios, sino también rechazamos su sabiduría e impedimos a ellos ofrecer al mundo sus talentos, sus tradiciones y su cultura. Estos comportamientos incrementan el sufrimiento de los pobres y de los marginados, y nosotros mismos nos hacemos más pobres, no solo materialmente, sino moralmente y espiritualmente”.

Coincidió con los foristas y los organizadores, en que se requiere “Un pacto social por modelos económicos más incluyentes y justos. Se necesita una conversión institucional y personal por el bien común de la humanidad”. De hecho, en prácticamente todo el orbe está en marcha una corriente humanista que busca conjurar los efectos perniciosos del neoliberalismo y la globalización, que han dado resultados adversos a lo prometido.

Con la sencillez que lo caracteriza y con a atención absoluta de sus interlocutores, dijo: “Nuestro gran desafío es responder a los niveles globales de injusticia con la promoción de un sentimiento de responsabilidad local, más personal, para que nadie quede excluido de la participación social. Por lo tanto, la pregunta que debemos plantearnos, es: ¿Cómo animarnos mejor los unos a los otros e impulsar a nuestras respectivas comunidades para que puedan responder a los sufrimientos y a las necesidades que vemos, tanto lejos como entre nosotros? La renovación, la purificación y el refuerzo de sólidos modelos económicos depende de nuestra personal conversión y generosidad hacia los necesitados”. La dignidad de las personas como centro del modelo económico.

Durante la inauguración del foro, Ripp expresó que: “Time Inc. se complace en presentar este encuentro único de personas influyentes de todo el mundo y en facilitar el debate sobre algunos de los problemas más apremiantes de nuestro tiempo. Esperamos que este evento especial celebrado con la colaboración del Vaticano tenga el potencial de influir en la visión del mundo acerca de estos asuntos que son de tanta actualidad”.

Para terminar su alocución, el Papa expresó su esperanza de que: “Una conversión institucional y personal; un cambio del corazón que confiere la primacía a las expresiones más profundas de nuestra humanidad común, de nuestras culturas, de nuestras convicciones religiosas y de nuestras tradiciones. Una renovación que no debe tener que ver simplemente con la economía de mercado, con números que deben cuadrar, con el desarrollo de materias primas y la mejoría de las infraestructuras. No, de lo que estamos hablando es del bien común de la humanidad, el derecho de cada persona de tomar parte en los recursos de este mundo y de tener las mismas oportunidades para realizar sus potencialidades, que, en última instancia, se basan en la dignidad de hijos de Dios, creados a su imagen y semejanza”.

La emoción de los más altos representantes de los tres grandes campos de la cultura humana en su reunión con el Papa Francisco, al escuchar sus palabras y coincidir en las conclusiones del Foro Global, fue evidente y puso un ambiente de gratitud.

¿Tendrán otros oídos para oír y ojos para ver?