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Propósitos de Año Nuevo

¿Eres verdugo o compasivo contigo?

Llama mucho mi atención cuando escucho o veo listas de propósitos de año nuevo y noto como muchas de esas metas son un verdadero viacrucis y, naturalmente hay un elevado pronóstico a no ser cumplidas. Me atrevo a decir que hay pocas posibilidades de no lograrlas porque verdaderamente son planteadas como un suplicio. 

Me da lo mismo si el propósito es bajar de peso, dejar de fumar, hacer ejercicio o aprender un nuevo idioma. Observa como todas las metas anteriores son absolutistas. ¿Qué quiero decir con esto? Que todas implican un cambio radical, sin coartada y que probablemente generarán mucha ansiedad. 

Propósitos de Año Nuevo

Todos sabemos y hemos escuchado infinidad de veces que las metas tienen que ser medibles, alcanzables y realistas, sin embargo, poco escuchamos que también pueden ser “amables”. Hay personas que genuinamente pueden comprometerse con los cambios que desean hacer en su vida de forma drástica, pero para qué nos hacemos tontos, no todos tenemos ese compromiso y esa claridad, por lo tanto, en menos de una semana o diez días ya regresamos a las andadas. Hoy quisiera proponer dos palabras que podemos agregar a nuestra lista y que pueden hacer que el camino sea menos cruel. Esas dos palabras son: «Menos y más.» Por ejemplo, en lugar de mentirte y decir: “ya no voy a fumar o todos los días voy a hacer ejercicio”, que te parece si lo abordas de la siguiente manera:

•      Voy a fumar MENOS

• Voy a hacer ejercicio un poco MÁS

• Voy a comer MENOS carbohidratos

•     Voy a beber MÁS agua y MENOS refrescos

¿Notas como estas dos palabras hacen más posible que alcancemos las metas? Creo que es menos complicado comprometerte con algo que sea tan extremista e inflexible. Por otro lado, estarás de acuerdo conmigo que muchos de los propósitos tienen que ver con cosas o situaciones del exterior y considero que también es muy valioso contemplar metas que tengan que ver con un aspecto interior. Te invito a que contestes las siguientes preguntas:

• ¿Qué es lo más valioso que aprendí en el 2016? (¿Cuál fue la lección más significativa que viví el año pasado?)

• ¿Qué es lo que quisiera evitar en este 2017? (¿En qué necesito estar más atento para no repetir este año?)

• ¿Cuál sería la situación que más apreciaría del año pasado? (Aquello que me trajo gran inspiración)

• ¿Cuál sería la actividad que me da mucha satisfacción? (Algo recreativo que te ponga de buenas)

• ¿Cuál es el valor que quisiera agregar a este 2017? (Paciencia, prudencia, tolerancia, humildad, etc.)

¿A poco no es más significativo y valioso considerar aspectos que te hagan reflexionar y atesorar? Porque de nada sirve que pierdas veinte libras si sigues con la misma soberbia, por poner un ejemplo. O también, de qué sirve que logres una mega condición física si eres cero tolerante con tus hijos o con tus compañeros de trabajo. Necesitamos ver las cosas de forma más integral y que los cambios que se vayan a generar sean graduales, de esta forma nos podemos empoderar más y no nos estaremos vendiendo una lista más de propósitos que se quedan en “buenas intenciones”. 

Recuerda que cuando uno se hace tonto y no hacemos lo que necesitamos hacer o tomamos las decisiones que requerimos tomar, entonces la vida se encargará de ponernos las circunstancias más perras para tomar acción. Así es que deja de meterte el pie y de ser un verdugo contigo mismo. “Despacio que llevo prisa.” Nos leemos pronto y anótele. 

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