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‘Bájale dos rayitas’

«Cuando vives de prisa y en AA: Lleno de angustia y ansiedad»

Llegas a tu casa exhausta, después de un largo día de trabajo. Tuviste que hacer tu presentación con los jefes y tu nuevo cliente te está sacando canas verdes. Al momento de abrir la puerta de tu casa, tus hijos corren a saludarte diciéndote que necesitan unas láminas para la tarea del día siguiente. Traes un hambre del infierno, abres el refrigerador y recuerdas que tenías que haber pasado al súper antes de llegar a casa. 

‘Bájale dos rayitas’

Te dispones a hacer la cena, llega tu marido y debes preguntarle con mucho “interés” cómo le fue en el trabajo y él, te actualizará cómo van las cosas con su odioso jefe. Por fin, el día termina y se van a dormir. Tú, entre que te desmaquillas y no, llegas a la cama reptando porque tu batería está agotada. ¿Te suena familiar? ¿Puedes notar lo desquiciante que en momentos puede ser aplicar tanta exigencia, prisa y estrés? 

El 30 por ciento de la población sufre de algún trastorno de ansiedad y siete de cada diez son mujeres. Es natural sentir ansiedad ocasionalmente, pero vivir al borde de ella puede ser muy peligroso. Vivir con ansiedad no es vida porque el consumo de energía es muy alto y la factura por pagar aún más. Naturalmente, los efectos secundarios son dolores musculares, gastritis, insomnio, fatiga crónica y un genio negro que ni tú te aguantas. 

• Radiografía de un ansiosa: Estás a la defensiva (no te puedes decir nada porque de inmediato te enfureces). Inquieta e intranquila (tu mente nunca se detiene). Interpretas todo como una amenaza (visualizas los peores escenarios). Controladora (crees que puedes dominar todas las situaciones). Vives de prisa (no te alcanza el tiempo) y eres aprensiva (no confías, te aferras). 

• ¿De dónde nace la ansiedad? De no saber delegar y querer resolver la mayoría de las situaciones. De no saber organizar tu tiempo y postergar, dejando un sinfín de pendientes para después. De no soltar el celular, estar alerta todo el tiempo de tus correos, redes sociales o WhatsApp. Y la más triste de las razones: porque quiere ser perfecta. 

¿Y qué es lo que se puede hacer?

• Renunciar a la fantasía y dimensionar lo que está ocurriendo. A menudo, detrás de la ansiedad están los pensamientos de grandes calamidades. “Me van a correr, me duele la cabeza y creo que es un tumor, no me contestó el mensaje y creo que está enojado, no voy a poder pagar la renta.” Es necesario que aceptes que la mayoría de las veces te has preocupado por cosas que nunca han sucedido. 

• Respira, respira, respira. Nada te conecta más al momento presente que respirar profundamente. La respiración consciente necesita estar en tu botiquín de primeros auxilios como regulador de la ansiedad. Respiro profundo y atiendo una cosa a la vez. 

• Dosifica tu contacto con la tecnología. Nada mejor que darle mini vacaciones a tu teléfono durante el día, sobre todo si necesitas enfocarte en algo verdaderamente urgente, de esta manera podrás darle toda tu atención a lo que verdaderamente la necesita. 

• “Cuando suceda lo atiendo.” Instala y repita en tu mente este mantra. A mí, me ha ayudado considerablemente. La realidad es que sólo puedo hacer una cosa a la vez y si la quiero bien hecha, sé que necesito enfocarme. Por lo tanto, cuando en mi mente está en hámster a todo lo que da y martirizándome con pensamientos paralizantes, lo único que repito en mi mente (al mismo tiempo que respiro profundo) es: “cuando suceda lo atiendo.”

Mientras queramos seguir creyendo que podemos controlar todo, estaremos viviendo en AA, es decir, con angustia y ansiedad. Necesitamos aprender a confiar que todo saldrá como está supuesto a salir y también es necesario saber distinguir entre lo importante y lo urgente. Es indispensable darnos un buen baño de humildad, renunciar a la idea de que somos súper héroes y pidamos ayuda, delegando y aceptando los beneficios del trabajo en equipo. Muchas veces en la prisa de sobrevivir olvidamos vivir. Un día a la vez, una cosa a la vez, porque al final todo pasa y no pasa nada. ¡Nos leemos pronto y anótele!

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