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‘Amor fantasioso o amor real’

«¿Qué tanta desilusión sientes en tu relación?»

Un sinfín de ocasiones me ha tocado escuchar la horrenda expresión de: “Me dieron gato por liebre” y en algunas ocasiones es verídico. Esto sucede cuando alguien literalmente se disfraza con máscaras pretendiendo ser quien en realidad no es y, como no somos videntes, nos dejamos ir como gorda en tobogán y cuando menos pensamos, la otra persona termina de sacar el cobre y andamos como locos buscando la ventanilla de devoluciones o la salida más próxima.

‘Amor fantasioso o amor real’

Es natural que al principio de cualquier relación surjan de forma espontánea las expectativas; incluso es inevitable. Esa es la etapa del amor fantasioso (o enamora - “miento.”) Sin embargo, llega un momento en que la cotidianidad revela lo que verdaderamente es. Inesperadamente, comenzamos a ver con una gran lupa todos los defectos que al principio no queríamos ver y que por más que quisiéramos hacernos “de la vista gorda,” cada día nos volvemos más intolerantes. 

La palabra ilusión significa “concepto o imagen irreal construida por la imaginación y las expectativas.” Ni bueno ni malo. Simplemente eso es. Cuando nos enamoramos le adjudicamos al objeto de nuestro enamoramiento una serie de virtudes y cualidades que terminan por desvanecerse con el paso del tiempo, porque en realidad son virtudes que nosotros inventamos y les colocamos, no que ellos las tuvieran genuinamente. 

De hecho, nos encanta hacernos güeyes y creer que “con el tiempo va a cambiar” y seguimos tiñendo de fantasía lo que nos resistimos a aceptar y creemos, equivocadamente, que con entre más regañemos a nuestra pareja (como si nuestra labor fuera terminarlos de criar), mejores resultados obtendrán. Te diré algo, eso nunca sucede. El querer cambiar a las personas es una utopía, una quimera o un espejismo. La realidad es que no tenemos el poder para “cambiar” a los demás, no obstante, si tenemos la oportunidad de inspirar a los demás. ¿Notas la diferencia?

Es una realidad que la única oportunidad que tiene una mujer de cambiar exitosamente a un hombre es cuando le cambia los pañales (y viceversa.) Cuando por fin nos rendimos es cuando se abre la enorme puerta de la desilusión y sentimos que ya se fue todo al carajo y que no tiene salvación la relación. ¡Calma, que no cunda el pánico! No todo está perdido. 

Cuando la ilusión se ha ido y cuando puedes ver claramente lo que es y lo que hay, es cuando tienes la gran oportunidad de aprender a amar a la otra persona y aceptar de él o ella todo lo que es y lo que nunca será. Esa es la gran diferencia entre el amor fantasiosos (el amor que crees que llenará todos tus vacíos y carencias, te rescatará y se amoldará a tus necesidades) y el amor real que, en contraste, es un amor sostenido y de larga duración. 

Necesitamos aprender a elegir nuestras batallas y no estar haciendo grandes pleitos por cosas que en verdad no valen la pena. El terreno de las relaciones románticas no es un terreno competitivo sino un terreno colaborativo. ¿En verdad estarías dispuesto a mandar todo a la goma por tonterías? Recuerda que una buena razón para decidir romper con una relación es porque han atropellado tu integridad como ser humano. Ya sea porque te pusieron el cuerno, te golpean, te abusan o porque hizo algo que para ti es inaceptable. 

¿Quieres saber en qué nivel de desilusión te encuentras? Te puedo hacer llegar un sencillo test para que lo descubras. Sólo necesitas solicitármelo por correo electrónico a la siguiente dirección: gerardomorenolc@gmail.com

Créeme que lo mejor es “desilusionarte” lo más rápido posible para que así puedas reconocer lo que verdaderamente es; antes de tirar la toalla, recuerda que necesitas tener muy claro aquello que es indispensable para ti, lo que es necesario (pero negociable) y lo que para ti es inaceptable. Entre más te conozcas, más selectivas serán tus batallas y te aseguro que te desgastarás menos. Nos leemos pronto. #Anótele

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