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Mérida y sus sabores

Realizarán en 2016 Festival Internacional Gastronómico Kooben

La capital yucateca es exquisita. Se antoja morder las coloridas fachadas de sus casonas y templos. Caminar, sorbete en mano, por sus plazas y emblemáticos paseos, como el de Montejo. Por supuesto, degustar su afamada cocina. 

Mérida y sus sabores

Los foodies hallan opciones para todos los gustos y presupuestos. Desde mercados que prometen servir el mejor taco de cochinita pibil y restaurantes tradicionales que rescatan recetas de las abuelas hasta cocinas en las que se utilizan ingredientes regionales pero con técnicas de vanguardia.

Yucatán inspira 

Hace unas semanas, la comunidad de Yaxunah -a 25 km de Chichén Itzá- reunió a un grupo de chefs: René Redzepi, de Noma, en Copenhague; Jorge Vallejo, de Quintonil, en la Ciudad de México, Benito Molina, de Manzanilla, en Ensenada; Luis Barocio, chef de la Escuela Culinaria del Sureste y el anfitrión Roberto Solís, de Néctar, en Mérida.

¿El motivo? Anunciar que en octubre de 2016 se realizará el Festival Internacional Gastronómico Kooben. Falta definir a partir de qué fecha, pero se pretende que Kooben (que quiere decir cocina, en maya) reúna a chefs nacionales e internacionales quienes, a lo largo de una semana, recorrerán comunidades del estado para conocer la producción de chile habanero, naranja agria y cerdo pelón, entre otros ingredientes.

Tras esa semana de trabajo y con apoyo de la Secretaría de Fomento Turístico (Sefotur) se crearán rutas gastronómicas. El festival culminará con una cena, en una hacienda por definir, que estará abierta al público. Con una cuota de recuperación, los asistentes probarán el platillo que cada chef creará tras su experiencia. 

Hacienda

Xcanatún

Construida a finales del siglo XVIII y tras una gran remodelación, desde 2000 es una lujosa estancia atendida por sus dueños, Cristina Baker y Jorge Ruz Buenfil.

Con un pasado ganadero y más tarde henequenero, la Hacienda Xcanatún -en el kilómetro 12 de la carretera que va de Mérida a Progreso, a tan sólo 15 minutos de ambos destinos- es hoy codiciada por novios que desean celebrar su boda.   

Todo es bello. La capilla, el spa y las 18 suites, en las que no falta un amplio cuarto de baño. 

Necesario es probar las delicias de su restaurante Casa de Piedra.

Siempre atenta a las necesidades de los viajeros, Cristina cuida cada uno de los detalles, y es el chef Carlos Cabrera quien comenta que el menú ofrece una extraordinaria comida fusión yucateca y platillos internacionales.

www.xcanatun.com/index.html

Hacienda

San Ildefonso Teya

Un grupo de monjitas en torno a una mesa plagada de delicias confirma que la Hacienda Teya está entre los sitios favoritos de los paladares yucatecos. La cocina conventual es exigente y si ellas han optado por comer aquí, seguro les apetece.

La hacienda data de 1683, durante mucho tiempo fue ganadera y en el siglo XIX tuvo su auge henequenero. 

En la capilla o el Salón de los Vitrales, varias familias han festejado bodas, bautizos y otros eventos. Para quienes deseen pernoctar hay seis alcobas.

Nadie debe perderse el lechón al horno y los papadzules de calabaza. 

En cuanto llegan, muchos clientes piden el flan de la casa. Desean comer tranquilos sabiendo que no se van a quedar sin la estrella dulce de la carta. Las monjitas, expertas en repostería, lo avalan.

www.haciendateya.com 

Con sabor a mar

Puerto Progreso

Si la idea de un viaje perfecto está ligada a la playa y al sabor de los frutos del mar, hay que ir a este puerto ubicado a media hora en auto desde Mérida. Muchos habitantes de la capital yucateca tienen en este destino su casa de verano.

Progreso se ha convertido en un importante destino para los cruceristas, quienes hasta aquí llegan tienen dos obligaciones: tomar una Montejo bien fría mientras miran el muelle y probar una marquesita, especie de crepa rellena de dulce de leche o crema de avellana y queso de bola.

Izamal

A una hora en automóvil desde Mérida está Izamal. Vestido de amarillo ocre, en este Pueblo Mágico se antoja pasear en calesa, visitar el Ex Convento de San Antonio de Padua y entrar a ver a la Virgen de Izamal.

Quienes deciden dar un recorrido a pie, irremediablemente caerán rendidos ante los aromas que se escapan del número 299 de la Calle 27, se trata del Restaurante Kinich.

Valladolid

Las calles vallisoletanas se prestan para andarlas a pie y entregarse al romance. En esta población de elegancia colonial, ubicada a mitad de camino entre Mérida y Cancún -a dos horas en auto de cada destino-, hay que recorrer la Calzada de los Frailes, visitar el cenote Zací, la Iglesia de San Servacio, el Ex Convento de San Bernardino de Siena y el Mesón del Marqués, una casona que además de ofrecer bellas habitaciones, resguarda el Restaurante Hostería del Marqués. Ahí, las estrellas son el escabeche oriental, el pavo en relleno negro, los papadzules, así como la longaniza y los lomitos de Valladolid.

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