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En el abandono y olvido

Los lugares que hicieron época atraían a turistas del otro lado del río Bravo; hoy, apenas son recuerdos de un ayer que marcó a los reynosenses

Hasta donde la memoria del más viejo de los reynosenses alcance, dará testimonio de que Reynosa fue, en alguna época pasada, punto de encuentro social y diversión para ambos lados de la frontera. Contando con una amplia variedad de centros nocturnos, bares, discotecas, que eran también ordenados de acuerdo a estatus social de sus contertulios.

La zona rosa de Reynosa. Aquellos días de baile y vida nocturna.En el abandono y olvido

Aquí se bailaba con música viva. Orquestas y grupos musicales se presentaban en sus escenarios detonando el baile en las pistas. La tecnología actual era sólo añoranza. Era diversión de miradas, contacto y presencia.

Fueron, sin duda, tiempos memorables, refiere en entrevista el presidente de la Cámara Nacional de Comercio en Reynosa, Roberto Cruz Hernández.

Con nostalgia, el dirigente del comercio organizado recuerda que estos centros de entretenimiento y baile son ahora parte de la historia de Reynosa del ayer.

Incluso, restaurantes que de manera alterna también contribuyeron a la zona rosa de Reynosa, hoy extinta.

Esta área de la ciudad hoy se encuentra en abandono y olvido. Hace algunos años se retiró don José de Jesús Campos, propietario de la última tienda de curiosidades, precisamente en contraesquina de la calle Ocampo y Los Virreyes.

Era común verlo sentado en la parte frontal de su negocio en una mecedora esperando por clientes; fue testigo de cómo fueron cerrando y demoliéndose edificios que antes ocuparon centros nocturnos, bares y discotecas.

Su férrea voluntad lo mantuvo en pie hasta que la edad y su salud personal le impidió seguir laborando. Con el –quizás- se fue la última página de ese Reynosa del ayer.

Recorrer las calles del sector es, ahora, un paseo nostálgico y deprimente, pues en donde antes se alzaban orgullosas marquesinas fluorescentes y atractivos multicolores, hoy sólo el color gris del tiempo y olvido dominan el ambiente.

Edificios y predios se encuentran en ruinas y prácticamente algunos se resisten a seguir la misma suerte. “La Pequeña Holanda” es uno de ellos, que ocupa parte de un área que alguna vez fue la disco “Alaska” y después “Fiesta Mexicana”. 

Son pocos los vestigios que asoman y se mantienen reconocibles al paso por la extinta zona rosa, reclamando tiempos pasados y el aporte que hicieron a la vida nocturna y entretenimiento de muchas personas.

Cuántas parejas, hoy casadas, se hicieron novios o conocieron en alguno de estos centros nocturnos, bares o discotecas.

La segunda mitad del siglo XX está impregnada de la historia que Reynosa hizo con aquellos lugares que hicieron época; sus bailes que atraían a turistas al otro lado del río Bravo y que ansiosos arribaban a beber y bailar también.

Hoy. El tiempo ha dejado todo esto atrás, apenas hay recuerdos de un ayer, un pasado que se ha ido frente a los ojos de los reynosenses y que no volverá jamás. Fueron días de baile y vida nocturna que, seguramente, muchos atesoran en su memoria y sus corazones para siempre.

BUEN COMER Y DIVERSIÓN

  • Por la misma zona centro había otros centros de baile populares también: “El Camichin”, “Latinos”, “Lambada” y “El Aragón”. Todos tenían una coincidencia: estaban llenos por asiduos visitantes que acudían a bailar, tomar una copa y conocer gente.
  • Se recuerda al restaurante “Sams” en la esquina de Allende y Ocampo, “La Majada” en avenida Miguel Alemán, “El Santa Fe” y “La Ópera”.
  • A la zona rosa de Reynosa se asistía a degustar una buena comida o cena y después a recorrer los centros nocturnos y bares que había para todos.

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Parejas cenaban y bailaban junto a la música de orquestas y grupos.

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Parte de una tradición de Reynosa del ayer que se perdió.

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Construcciones en ruinas o demolición es lo que ahora se aprecia al recorrer esta área de la ciudad, que fue punto de encuentro social.



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