buscar noticiasbuscar noticias

El monumento más popular de Bélgica es el edificio en forma de átomo gigante

Vistos desde las partes altas de Bruselas, los nueve globos plateados que flotan en el aire, conectados por tubos igualmente relucientes, dominan el paisaje en el límite norte de la ciudad.

En forma de un átomo con 102 metros de altura, el Atomium es desde 1958 el símbolo de Bélgica, un edificio que resistió a su vocación efímera y se inmortalizó, convirtiéndose en el monumento más popular del país, visitado cada año por más de 6.5 millones de personas.

El monumento más popular de Bélgica es el edificio en forma de átomo gigante

Diseñado por el ingeniero André Waterkeyn, el proyecto fue concebido para albergar el pabellón belga en la Exposición Mundial de 1958, que recibiría más de 41 millones de visitantes entre abril y octubre de ese año.

"La Expo 58 tenía como objetivo celebrar la paz y el progreso tecnológico y científico que se experimentaba en aquel momento. Se quería expresar una visión optimista de futuro. El pabellón belga debería responder a ese objetivo", explica Yvonne Boodts, portavoz del Atomium, en entrevista con Notimex.

Para el gobierno belga era importante señalar al mundo que la energía nuclear, fuente de la mayor tragedia de la Segunda Guerra Mundial, podría ser usada para el bien, como en la producción de electricidad o en aparatos médicos.

Fue esa idea que permeó la concepción del Atomium, una representación de un cristal de hierro ampliado 165 mil millones de veces que es, a la vez, un guiño a la entonces floreciente industria minera de Bélgica.

El ineditismo del diseño obligó Waterkeyn a efectuar una serie de pruebas para verificar cómo el conjunto de esferas reaccionaría al viento y a la lluvia.

La construcción del edificio tardó dos años para completarse y movilizó a 12 mil operarios que trabajaban sin casco y suspendidos sin cualquier sistema de seguridad.

Los arquitectos André y Jean Polak se encargaron de la concepción de las esferas en placas de aluminio, cada una con 18 metros de diámetro y 250 toneladas, conectadas por tubos de 3 metros diámetro que encierran escaleras y lo que era en 1958 el ascensor más rápido de Europa.

Pasados los seis meses de la Expo 58, el Atomium debería ser desmontado, pero su éxito convenció el gobierno belga a mantenerlo como una especie de monumento.

"Los belgas lo han rápidamente adoptado. El Atomium se convirtió en el símbolo del país", dice Boodts.

Entre 2003 y 2006 el edificio pasó por una profunda renovación que costó al Estado 27 millones de euros.

Las esferas de aluminio, manchadas por el tiempo, perforadas por el desgaste, fueron remplazadas por otras en acero inoxidable y un restaurante panorámico se instaló en el topo de la esfera más alta, donde grandes ventanas ofrecen al visitante una vista de toda Bruselas.

Las otras cinco esferas accesibles - tres están reservadas a la manutención técnica - acogen exposiciones temporales y una permanente sobre la Expo 58 y la historia del Atomium.

Plantas, maquetas, pancartas y objetos de época cuentan la historia del proyecto y de la construcción del edificio, y recuerdan los pabellones más emblemáticos de la Expo 58, como el estadunidense, donde muchos belgas bebieron su primera Coca-Cola.





DEJA TU COMENTARIO
PUBLICIDAD

PUBLICIDAD