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Ascienden a 2 mil 500 muertos por terremoto

Fue de magnitud 7.9 y es el peor desde 1934

Katmandú, Nepal

Ascienden a 2 mil 500 muertos por terremoto

“Prácticamente todas las casas de nuestro pueblo se han derrumbado”, explica Thapa, recién llegado finalmente a Katmandú tras un viaje de más de 36 horas y dos escalas. Su familia no es una excepción. La casa paterna, “una vivienda tradicional” de cemento de dos plantas que construyó con sus propias manos su padre, funcionario de profesión, se ha venido abajo. Ninguno de sus cinco ocupantes resultó herido grave, pero desde el sábado se encuentran sin hogar, como miles de otros nepalíes, y duermen en tiendas de campaña. Un sino similar ha corrido la familia de su esposa. Su pueblo de origen, Palansee, se encuentra en la zona de Bhaktapur, una de las más dañadas por el movimiento telúrico.

Más de 2 mil 500 personas han muerto y más de 5 mil han quedado heridas, según las últimas cifras oficiales, en el terremoto de magnitud 7.9 que ha asolado el montañoso país asiático, el peor desde 1934, cuando 8 mil 500 personas perdieron la vida.

Las autoridades del país, azotado ayer por fuertes réplicas, intentaban desesperadamente rescatar a los supervivientes entre los escombros y atender a los miles de heridos. Muchos de ellos esperaban a ser tratados en las polvorientas calles de Katmandú, debido a la insuficiencia de medios y saturación de los hospitales. “Tantos los centros médicos públicos como los privados están saturados y están atendiendo a los pacientes en la calle”, alertó el embajador de Nepal en India.

El seísmo del sábado causó el colapso de muchos edificios de la capital, sobre todo en el extrarradio, donde se encuentran los barrios más pobres. De los que quedan en pie, muchos tienen graves problemas de estabilidad.

Varios países se movilizaron para apoyar a las autoridades nepalíes enviando equipos de rescate y asistencia así como alimentos, pero el esfuerzo humanitario avanzaba con grandes dificultades. La intensa lluvia se sumó a las carreteras cortadas y a las deficiencias estructurales.

“Solo tenemos un centro de operaciones aquí. Necesitaríamos al menos 15”, relataba a la agencia Reuters el cirujano Dipendra Pandey, del Centro Nacional de Traumatología de Nepal. Pandey había practicado 36 operaciones en las 30 horas siguientes al seísmo.

El País declaró estado de emergencia nacional y el primer ministro, Sushil Koirala, que regresó precipitadamente la pasada noche de un viaje oficial a Indonesia, perdió la colaboración de todos los ciudadanos y ha instado a no perder la calma pese a las fuertes réplicas que continúan sacudiendo el terreno. Ayer se registró un nuevo movimiento de 6.3 grados.

Algunos ciudadanos intentan levantar los escombros con sus propias manos. Otros acuden a donar la sangre que requieren desesperadamente unos hospitales desbordados y donde, según testigos presenciales, ya no hay espacio donde colocar a los muertos. Las comunicaciones se han visto gravemente afectadas y el funcionamiento de los teléfonos y de internet es, cuando menos, esporádico. Los cortes en el suministro eléctrico que ya padece el país de modo crónico se han agudizado.

Uno de los grandes problemas potenciales en Katmandú es la falta de agua potable. El suministro de agua corriente ha dejado de funcionar y la embotellada ya escasea. Hay también temor a que puedan extenderse las enfermedades contagiosas.

Numerosos monumentos antiguos, especialmente templos de madera y adobe, han quedado destrozados. El sábado, decenas de personas murieron cuando se derrumbó la torre Dharara, de 62 metros, uno de los hitos turísticos de la capital nepalí.

Thapa achaca los graves destrozos dejados por el seísmo no solo a la escasa profundidad del epicentro, a 150 kilómetros al oeste de Katmandú, o la potencia del movimiento telúrico. El terremoto de Fukushima ya le encontró en Japón, donde reside desde hace 7 años, y según recuerda, los edificios de aquel país no se cayeron.

No sirve de excusa la ignorancia. Las generaciones más veteranas aún evocan el terremoto de hace 81 años que dejó una fuerte huella en el sentir colectivo. Los más jóvenes han vivido toda su vida sabiendo que la inestabilidad del subsuelo de las montañas nepalíes, entre las más jóvenes del mundo, podía originar una catástrofe similar en cualquier momento. “En el valle de Katmandú es un miedo con el que hemos vivido siempre”, recuerda.

“En Nepal no hay ningún tipo de planificación para los terremotos”, apunta.

Pero para Thapa no es el único factor. También interviene la pobreza general de este país de 28 millones de habitantes y uno de los de renta per cápita más baja del mundo, que tiene como principal fuente de ingresos el turismo, la agricultura y remesas que emigrantes como él envían a sus familiares.

El joven expresa su deseo de que el terremoto traiga consigo un rayo de esperanza. La comunidad internacional ha ofrecido todo su apoyo para las tareas de rescate, según recuerda. India, Francia, Estados Unidos y España, entre otros países, han ofrecido su ayuda incondicional. Thapa espera que esa asistencia se plasme también en la etapa de la reconstrucción. Y —desea— la catástrofe puede servir de catalizador para que, finalmente, Nepal adopte medidas estrictas de seguridad contra los terremotos en la construcción de sus edificios.

  CASI UN MILLóN DE DAMNIFICADOS 

Al menos 940 mil niños que viven en áreas gravemente afectadas por el sismo ocurrido la víspera en Nepal necesitan ayuda humanitaria de manera urgente, señaló el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (Unicef).

El movimiento telúrico de magnitud 7.9 grados y sus casi 60 réplicas causaron una enorme devastación en gran parte del país asiático y hasta el momento se reportan dos mil personas muertas.

La directora regional de Unicef para Asia Meridional, Karin Hulshof, indicó que la crisis en esa nación ha puesto en situación de vulnerabilidad a miles de infantes.

“El acceso limitado a agua potable y saneamiento pondrá a los niños en riesgo de contraer enfermedades que se transmiten por el agua, mientras que otros pueden haber quedado separados de sus familias”, mencionó la funcionaria.

Destacó que el Unicef moviliza personal y suministros de emergencia para afrontar las necesidades humanitarias urgentes de los menores de edad afectados por el terremoto, centradas en agua y saneamiento, nutrición, educación y protección infantil.

Nueva réplica sacude Nepal

>Una potente réplica de magnitud 6.7 sacudió Nepal ayer haciendo temblar a los edificios mientras residentes en Katmandú volvieron a salir a la calle presas del pánico un día después del fuerte terremoto que asoló la región y causó al menos  mil 900 muertos.  El graznido de los cuervos se mezcló con gritos de terror mientras la tierra temblaba en la capital nepalí a primera hora de la tarde del domingo. Con una magnitud de 6.7 fue lo suficientemente fuerte como para sentirse como un nuevo sismo mientras aviones llenos de suministros médicos y equipos de ayuda de países vecinos empezaban a llegar al pobre país del Himalaya.


Papa pide por víctimas de sismo

El Papa Francisco dirigió en la Plaza de San Pedro oraciones por los muertos y desplazados por el fuerte terremoto que azotó Nepal y regiones cercanas.

Durante su bendición semanal dominical, Francisco pidió ayuda para los sobrevivientes. Expresó que estaba rezando por las víctimas, los heridos y “todos los que están sufriendo esta calamidad” y pidió que tengan el “apoyo y solidaridad fraterna” que necesitan.

El sábado, el secretario de Estado del Vaticano envió un telegrama de pésame formal que buscaba animar a los equipos de rescatistas y consolar a los sobrevivientes.

El terremoto de magnitud 7.9 registrado el sábado dejó más de dos mil muertos, en una tragedia que se extendió desde Katmandú a pequeños pueblos y las laderas del monte Everest, donde generó una avalancha que sepultó parte del campamento base, lleno de escaladores extranjeros en esta época del año.

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AUXILIO.  Ya se enviaron apoyos para los damnificados de Nepal.

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AUMENTA. El número de víctimas ya oscila los 2 mil 500, lo que conmociona a la comunidad internacional.






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