Desde el mes de noviembre de año pasado, Don Martín vive en una casa sin servicios, no quiere ser estorbo para sus familiares.
Ya tiene familia, pero no quiere ser estorbo y se aísla en vivienda
En un casa sin energía eléctrica y agua potable, que no tiene ventanas, ni siquiera una puerta, el señor Martín Soto Treviño de 77 años vive en soledad desde hace casi un año.
Aunque tiene familiares cerca de la vivienda que ahora es su techo en el número 566 de la calle Washington en la colonia Hacienda Las Fuentes Sector 3, no quiere estar con ellos desde el mes de noviembre del año pasado, pues dice “no quiere ser un estorbo”.
La entrada al sitio está llena maleza, al entrar enseguida se observa un colchón en el suelo y dos cobertores que son sus pertenencias. Desaseado y con la camisa a medio abrochar, acepta que en ocasiones pierde la noción de donde se encuentra.
Don Martín tenía esposa, se llama Guadalupe, vivían en General Terán en el Estado de Nuevo León hace algunos años, con ella tuvo hijos, pero no recuerda todos sus nombres, tampoco sabe desde hace cuánto que llegó a Reynosa.
“Tengo un hijo que se llama Eduardo Soto Soto, él vive en Río Bravo, se supone que hoy vendría a verme en estos días, pero lo sigo esperando”, expresó.
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En la espalda tiene un problema producto de una caída hace un tiempo, un bulto de unos diez centímetros se asoma debajo de su camisa, pero el dice “ya me siento bien, ya no me duele nada”.
Al cruzar la calle se encuentra la casa de Silvano Soto, un sobrino que fue criado por Don Martín, sin embargo, casi no está en su casa, pues sale fuera de la ciudad muy seguido según lo confirman sus vecinos.
El señor Martín no dice con claridad por qué no quiere vivir con su familia, tampoco responde si alguien lo obligó a vivir allí, solo dice, no quiere incomodar a sus parientes.
BUSCAN PARIENTES
José Dolores, vive en la misma calle, es propietario de puestos de tacos y es quien regularmente lo alimenta, él ve injusto que se encuentre solo cuando tiene familia cerca.
“La verdad, el señor no es atendido, y si tiene familiares por aquí, aquí a lado vive Silvano pero casi nunca está, en la colonia Caracoles tiene sobrinos y sobrinas que fueron criados por él mismo, tiene un hijo en Río Bravo, pero nunca viene a verlo”, declaró.
Algunos otros residentes de la colonia popular le llevan comida, como José Luis, de diez años de edad. El joven labora en una pastelería cercana y lleva regularmente algo para Don Martín.
“Yo trabajo aquí cerca, y mi jefa a veces me da pasteles, prefiero traérselos al señor, no me gusta verlo aquí”, afirmó.