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Una pasión que se hereda

“Es un gusto que se va pasando a los hijos, es un deporte que llevamos en las venas y lo seguiremos practicando siempre, solo Dios podrá quitarnos el gusto”

El gusto por los autos y la pasión por la velocidad son cosas que se heredan en la familia Treviño. Desde hace 30 años están presentes en los arrancones del Autódromo Reynosa. 

Una pasión que se hereda

Durante mucho tiempo corrieron bajo el nombre de Autos Tresa pero desde hace 5 años lo hacen como escudería Carmex Motors. 

“Es un gusto que se va pasando a los hijos, es un deporte que llevamos en las venas y lo seguiremos practicando siempre, solo Dios podrá quitarnos el gusto”, asegura el capitán del equipo Anselmo Treviño, quien junto a su hijo Rubén Treviño participan en eventos de primer nivel en ambos lados de la frontera. 

Lo que comenzó como un simple pasatiempo hoy es su gran pasión. Eso los ha comprometido a invertirle más tiempo y dinero pues les gusta ganar y en cada evento se convierten en los rivales a vencer.        

“Hemos tenido cada vez más eventos y cada vez somos más competitivos tanto en Estados Unidos como en México, la gente de este ambiente sabe el nivel que traemos, nos sirve de estrategia, son votos a favor, la familia Treviño siempre ha estado en las finales y eso nos compromete a mejorar”, comentó “Chemo”.  

Rubén conduce el flamante Gran Nacional blanco modelo 1984 en la categoría Bracket Rápido y Anselmo pilotea el Camaro rojo 2010 en la categoría Bracket Avanzado. 

Históricamente Reynosa ha dado grandes pilotos y los Treviño poco a poco van haciendo su camino pues esperan dejar huella en las pistas.  

“En esta ciudad siempre hemos tenido muy buenos pilotos, buenas escuderías, nosotros vamos haciendo lo nuestro y el objetivo es correr en Monterrey o Guadalajara en un evento nacional”, finalizó.



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