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Una fuerte tormenta avanza hacia el este en Europa

Una fuerte tormenta invernal que golpeó Gran Bretaña con aguaceros y vientos con fuerza de huracán avanzaba el lunes hacia el este, afectando a los transportes y provocando avisos por inundaciones

Una fuerte tormenta avanza hacia el este en Europa

BERLÍN.

Varias muertes se relacionaron con la tormenta. Un conductor en el suroeste de República Checa, otro en Eslovenia y un tercero en el sur de Inglaterra murieron por el impacto de árboles derribados sobre sus autos.

En Polonia murieron dos personas después de que la tormenta arrancara el techo de un edificio de arrendamiento de material de esquí en Bukowina Tatrzanska, cerca de la frontera con Eslovaquia, y lo arrojara sobre gente que esperaba junto a un remonte de esquí, según la policía. Otras dos personas resultaron heridas.

Un hombre se ahogó en el lago Fegen, en Suecia, tras naufragar la embarcación en la que estaba con otra persona, que seguía desaparecida, según el diario Aftonbladet.

Gran Bretaña se llevó la peor parte el domingo y más de 20.000 viviendas pasaron la noche sin electricidad. Partes del país se preparaban para ventiscas y nevadas el lunes.

“Aunque la tormenta Ciara se está alejando, eso no significa que estemos entrando en un periodo de tiempo más tranquilo”, dijo Alex Burkill, meteorólogo de la agencia Met Office. “Va a seguir muy inestable”.

Tras la tormenta, muchas zonas de país se despertaron anegadas y varios ríos se desbordaron tras recibir la lluvia habitual de mes y medio en apenas 24 horas. Las autoridades mantenían unos 180 avisos por inundaciones en todo el país. En el noroeste de Inglaterra se evacuó a residentes en torno al desbordado río Irwell.

En la localidad escocesa de Hawick, en la frontera con Inglaterra, un restaurante y casa de huéspedes se derrumbó sobre el río Teviot. Nadie resultó herido.

Los transportes británicos se vieron muy afectados, con demoras y cancelaciones en vuelos, transbordadores y trenes. Los conductores encontraban condiciones difíciles debido a las inundaciones, árboles caídos y otros objetos que bloqueaban carreteras. Las autoridades instaron a la gente a informarse sobre el estado de su ruta antes de hacer su desplazamientos habituales.

British Airways indicó en un comunicado que habría un “efecto menor de ajuste” en sus horarios del lunes.

La tormenta golpeó el domingo la isla de Wight, en la costa sur de Gran Bretaña, con ráfagas de 156 kilómetros (97 millas) por hora. Impulsado por el viento, un avión de British Airways parecía haber hecho el recorrido más rápido entre Nueva York y Londres para una aeronave comercial, y llegó con 102 minutos de adelanto.

La tormenta ya había salido de Francia en su mayor parte, aunque los meteorólogos advirtieron que la isla mediterránea de Córcega podría registrar vientos de hasta 200 kilómetros por hora el lunes. Las olas azotaban la costa norte y el viento volcó un camión en la autopista A2 que conecta Bélgica y Francia. Unas 130.000 viviendas estaban sin electricidad el lunes por la mañana en Francia, desde Bretaña, en el oeste del país, y hasta Normandía y las regiones norteñas.

En Alemania, las compañías eléctricas trabajaban el lunes por la mañana para restablecer el servicio en unas 50.000 viviendas en el norte de Baviera. Los servicios ferroviarios en la economía más grande de Europa también se vieron muy afectados y mucha gente no pudo llegar a trabajar. Deutsche Bahn indicó el lunes que estaba reanudando poco a poco las rutas de larga distancia en el norte del país, pero advirtió a la gente que contara con más alteraciones en el servicio. Las aerolíneas cancelaron cientos de vuelos que iban a salir de aeropuertos alemanes.

La tormenta, apodada Sabine en Alemania, también provocó cierre de escuelas en varias ciudades y regiones, como el estado de Renania del Norte-Westfalia, donde varias personas resultaron heridas por ramas caídas y árboles derribados.

Los meteorólogos esperaban que las ráfagas alcanzaran el lunes los 140 kilómetros (87 millas) por hora en zonas montañosas del sur de Alemania.

Unas 96.000 viviendas estaban sin electricidad en República Checa y al menos siete vuelos se cancelaron en el aeropuerto internacional de Praga.



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