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Una epidemia de sobredosis carcome los EU

La heroína y otros opiáceos barren el país multiplicando las referencias en la prensa

Las sobredosis de heroína y opiáceos de laboratorio legales e ilegales, mezclados en cócteles de una potencia aniquiladora, son una epidemia en Estados Unidos.Con un saldo de muertes masivo que no deja de aumentar (33.091 en 2015 frente a 28.647 en 2014) están en la agenda de los principales retos nacionales. El presidente Trump lo instrumentaliza culpando a los inmigrantes mexicanos del problema por ser paisanos de los narcos que la producen en México y la llevan a Estados Unidos. Y en los medios, el cauce de noticias sobre el tema es incesante y se renueva cada día con historias más insospechadas y truculentas. 

Una epidemia de sobredosis carcome los EU

Esta semana se supo del caso de unas empleadas de una biblioteca pública de Filadelfia que han tomado un curso de atención de sobredosis, han sido equipadas con naxolona (un antídoto que se insufla por la nariz) y han añadido a su labor de libreras la de enfermeras. Chera Kowalski explicó a The Washington Post que en los dos últimos meses había atendido seis sobredosis dentro de la biblioteca o en su entorno, conocido como el Parque de las Jeringuillas, en una zona de Filadelfia llamada Badlands (Malas tierras o Baldíos) a donde llegan consumidores de otros Estados por la fama de su heroína.

Desde que se desató la crisis de los opiáceos, es común que la bibliotecas públicas -espacios de puertas abiertas en una sociedad de cotos privados- lidien con el problema de los drogadictos que se refugian en ellas buscando rincones sin vigilar para drogarse y quedar a cubierto mientras no salen del colocón. Otras bibliotecas valoran la opción de capacitar a su empleados contra las sobredosis, como se ha hecho en Filadelfia. La policía ha sido la primera en adaptarse así a la situación. Desde el año pasado es habitual que los agentes municipales carguen porra, pistola y naxolona. A medida que la epidemia ha ido creciendo la policía ha asumido que sus patrulleros deben estar listos para la ayuda de auxilio. Lo mismo ha sucedido con los bomberos, que ahora también apagan sobredosis.

Kevin Phillips, el policía que sufrió una sobredosis accidental recogiendo pruebas.
Kevin Phillips, el policía que sufrió una sobredosis accidental recogiendo pruebas. AP

Los agentes están expuestos a los peligros de los cócteles estupefacientes en su trabajo. Hace una semana, la agencia Associated Press daba cuenta del caso de un agente de Maryland que sufrió una sobredosis recogiendo pruebas en casa de un adicto que a su vez estaba siendo atendido por una sobredosis. Pese a que el policía Kevin Phillips llevaba guantes, entró en contacto con la droga y en segundos pasó de un mareo a ser atendido por los paramédicos. Le dieron naloxona y lo salvaron. Días antes el sheriff de su condado había enviado un correo a los agentes pidiendo que fueran cuidadosos manejando sustancias por la existencia de opiáceos químicos tan fuertes que intoxican con solo tocarlos o respirarlos. Este mes, otro policía, en Ohio, fue rescatado de una sobredosis tras tocar el polvo de una bolsa.

Un medio de Lynchburg (Virginia) alertaba esta semana de que se estaban detectando en la zona sobredosis de heroína con carfentanil, un tranquilizante para elefantes que es 10.000 veces más potente que la morfina y 50 veces más que la heroína pura. Se cree que esta misma sustancia es la que estuvo a punto de matar al agente Phillips. Con todo, el ingrediente adicional más común en las sobredosis de heroína es el fentanilo. Ambos, carfentanil y fentanilo se combinan con heroína y con otro sintético llamado pink [rosa] para producir un cóctel descubierto recientemente por la policía y acuñado como Muerte gris.

La cadena CBS dio este viernes la noticia de un niño de un año que fue rescatado en Akron (Ohio) de una sobredosis de heroína. Su hermano, de nueve años, llamó a emergencias al ver que no respiraba y los paramédicos llegaron a tiempo para darle la primera dosis de naxolona y llevarlo al hospital, donde le administraron una segunda dosis y pudieron salvarlo. La madre huyó al llegar la policía.

El New York Post reportó el jueves el caso de Sergey Gnatovsky, un padre de 45 años que se inyectó la heroína de su hijo Maykl, de 23, para forzarlo a entrar en rehabilitación. "Si no, haré lo mismo que tú", le advirtió. No calculó la sobredosis que estuvo a punto de mandarlo a la morgue. Su hijo Maykl tuvo que sacar aprisa la naxolona que guardaba para sus propias intoxicaciones y salvar a su padre, que había rescatado a Maykl con el antídoto en cuatro ocasiones.

En Nueva Jersey, el portal local NJ.com contaba este domingo la historia de una mujer que ha sido indemnizada con 1,3 millones de dólares por las lesiones que le produjo un accidente en 2015 en el que su novio, que murió en el choque contra otro vehículo, conducía bajo los efectos de la heroína. El coche era de la empresa de su novio. Los abogados de la mujer demostraron que su jefe le dejaba trabajar con la camioneta sabiendo que era drogadicto. El tribunal determinó que la empresa pague la indemnización a la novia de su difunto empleado.




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