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¡Un regreso épico!

Es un hecho que la victoria de Tiger Woods en The Masters el 14 de abril de 2019 es uno de los grandes momentos del deporte y quedará registrado en la historia del golf

Corría el año 2017, Tiger Woods apenas podía caminar y pensaba que sus días como golfista habían terminado antes de someterse a una cirugía de fusión espinal.

¡Un regreso  épico!

El hombre que caminaba por los fairways como el mejor golfista de su generación necesitaba ayuda incluso para levantarse de la cama. Sin embargo, dos años más tarde volvió para ser campeón de The Masters.

Luego de cuatro cirugías en la espalda, cuatro cirugías de rodilla y múltiples escándalos, entre ellos un arresto por “conducir bajo influencia” (DUI, por su sigla en inglés) ¿Cómo superó todo para tener nuevamente una actuación tan convincente?

“Bueno, nunca te rindes”, dijo el ganador de 82 torneos en el PGA TOUR después de ponerse la chaqueta verde, por primera vez en 14 años. “Eso es un hecho. Siempre peleas. Renunciar no está en la ecuación”.

UN TIGRE RECUPERADO

“El Tigre” había dado una muestra de su recuperación cuando ganó el TOUR Championship, en septiembre de 2018. A pesar de ello, durante la temporada 2019 le costaba jugar cuatro rondas con regularidad.

Antes de viajar a Augusta, jugó sólo cinco torneos en 2019 y únicamente en dos quedó en el top-10. Empató el décimo lugar en el World Golf Championships – México Championship y el quinto en el World Golf Championships – Match Play.

Llegó la primera semana completa de abril. La fecha más esperada por todos los fanáticos del golf, pero también por los jugadores profesionales. Augusta National Golf Club abría sus puertas para celebrar la edición 83 de The Masters, el primero de los cuatro “Majors” de 2019, el cual contaba con la presencia de 87 golfistas.

El tetracampeón del evento comenzaba con rondas de 70 y 68 impactos para superar el corte sin problema e ingresar al fin de semana con un acumulado de seis bajo par.

Después de una brillante ronda de 67 golpes, cinco abajo, el sábado por la tarde Tiger alcanzaba un total de -11 y se garantizaba una cosa: contendería por el título el domingo.

Sin embargo, las dudas regresaban, pues el domingo, Tiger compartiría el último grupo con el italiano Francesco Molinari, quien en 2018 tuvo un mano a mano contra él y lo venció para quedarse con la edición 147 del Abierto Británico disputado en Carnoustie.

Ese domingo, Molinari se mostró sólido y se mantuvo en par de campo en sus primeros 10 hoyos. Por su parte, Tiger tampoco escalaba posiciones tras registrar cuatro pares, tres birdies y tres bogeys en el mismo número de banderas recorridas.

El italiano se mantenía como líder con dos golpes de ventaja entrando a la famosa “Amen Corner”, lugar compuesto por los hoyos 11, 12 y 13 de Augusta National Golf Club. Fue ahí cuando se desató el infierno.

En el 12 (par tres), Molinari no hizo un buen contacto, su pelota no llegó al green, cayó al agua y se anotó doble bogey. Hasta entonces, parecía que Francesco tenía todo bajo control, pero de pronto todos tenían una oportunidad.

Las nuevas estrellas del golf comenzaron a aparecer en el tablero. Brooks Koepka, número uno del ranking mundial; Dustin Johnson, ganador del Abierto de los Estados Unidos en 2016 y Xander Schauffele, Novato del Año en 2017.

Cuando el último grupo caminaba por el fairway del hoyo 15 (par cinco), había cinco jugadores empatados en el liderato y fue entonces cuando Tiger tomó el control.

El tercer golpe de Molinari pegó en un árbol y la pelota cayó al agua nuevamente para otro doble bogey. Woods acertó el green en dos y con dos putts se anotó birdie para tomar por primera vez la ventaja en la ronda final.

“El Tigre”, motivado por la gente, tomó un impulso y en el 16 (par tres) pegó un golpe fantástico, que pasó a un lado del hoyo y dejó la pelota a un metro de distancia para anotarse su último birdie del día.

Después de tres mil 955 días, Tiger Woods volvía a ganar un “Major”.

El golfista que duró 683 semanas en la cima del ranking mundial vino de atrás para ponerse la chaqueta verde por quinta ocasión.

Su regreso va mucho más allá del déficit de dos golpes que borró ante una audiencia que vio cómo los recuerdos se volvían realidad.

A sus 43 años, sobrevivió a un tablero plagado de estrellas y a la presión que conlleva estar presente un domingo de campeonato en Augusta National Golf Club, para conseguir el décimo quinto “Major” de su carrera.



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