buscar noticiasbuscar noticias

Un papa más respetado fuera de la iglesia

La corriente reaccionaria está encabezada por el cardenal Raymond Burke y espera que este pontificado pase a la historia como una mera anécdota

Hace algunas semanas, el papa Francisco terminó una de sus misas matinales en Santa Marta y, al salir, cruzó dos palabras con un consejero cercano. La pregunta era más bien rutinaria. La respuesta fue sincera.

El papa Francisco saluda a su predecesor, Benedicto XVI, el pasado 28 de junio.Un papa más respetado fuera de la iglesia

—Mucha presión—, resopló Jorge Mario Bergoglio.

El pontificado del papa Francisco atraviesa una fase decisiva. Después de cinco años y medio intensos, algunas de sus grandes reformas han encallado o se encuentran despegando. La transformación económica, la estrategia de comunicación del Vaticano, la lucha contra los abusos o la reformulación de la curia han dado resultados dispares. La euforia inicial ha remitido, y también parte del eco mediático. Pronto tocará renovar el impulso reformista con nombramientos de cargos relevantes aún pendientes en la Secretaría de Estado, en el Consejo de Asesores (C9) y en puestos estratégicos del área económica. En junio ha proseguido la acelerada configuración de un colegio cardenalicio cada vez más a su medida, donde los purpurados que ha nombrado ya superan al resto. Pero las voces críticas no cesan. Son sectores conservadores. Pocos y muy localizados, principalmente en el área estadounidense, señalan fuentes de su entorno. “Ahí la derecha está organizada y tiene dinero”, apunta un veterano cardenal. Son voces persistentes, agresivas y, según alguna de la media docena larga de fuentes consultadas, ya piensan en el sustituto de Francisco.

El ala ultra entra a matar. Considera que Bergoglio, de 81 años, no ha actuado hasta ahora como corresponde a un pontífice. El periódico conservador Il Tempo tituló la semana pasada a cinco columnas y con gran entusiasmo tipográfico: “Habemus papa”. Una ironía surgida de un discurso en el que el actual jefe de la iglesia comparó el aborto por causas médicas (malformaciones, enfermedades…) con las prácticas nazis para conservar la pureza de la raza. En el mismo sermón, subrayó también que una familia la forman solo un hombre y una mujer, algo que tranquilizó a la curva más exaltada de la iglesia. Como si un papa pudiera decir lo contrario. “Es el jefe de la iglesia católica, no de una organización progresista. En temas sociales es abierto, pero doctrinalmente es tan conservador o más que Benedicto XVI. Quien piense que puede aprobar el aborto o los matrimonios de personas del mismo sexo está muy equivocado. Esa, desde luego, no será su herencia”, señala un miembro de la curia que despacha con él.

Francisco absorbe la presión y no suele transmitirla. Pero siempre que tiene ocasión de dar un discurso ante la curia —y ya van cinco— se queja de los chismorreos, de la falta de lealtad. De “la desequilibrada y degenerada lógica de las intrigas o de los pequeños grupos”, dijo estas navidades en el tradicional discurso a sus empleados. En los últimos meses ha visto incluso como le acusaban de hereje. “Esas críticas tocan a su corazón. Nunca hemos tenido en la iglesia una revuelta tan fuerte de los conservadores contra el papa. Este frente tradicionalmente ha estado de parte del pontífice y lo que ocurre con Francisco es insólito. Es difícil entender que pasen de adorar a Benedicto XVI a comportarse así con Francisco”, señala un consejero. La corriente reaccionaria está encabezada por el cardenal Raymond Burke, y espera que este pontificado pase a la historia como una mera anécdota. Pero será en los próximos tiempos cuando quede clara la dimensión de su legado, dentro y también fuera de la iglesia.

imagen-cuerpo

LA MISIÓN POLÍTICA DE LOS  ÚLTIMOS PAPAS HA VARIADO

El polaco Karol Woytila fue el pontífice que ayudó a derribar el muro entre este y oeste.

Y el actual —el primero en 13 siglos que no viene de Europa— busca derribar la barrera invisible entre el sur y el norte.

Lo intenta con la defensa de las migraciones —matizada últimamente cuando señala que solo deben llegar los que puedan ser acogidos— en actos como la misa en San Pedro del pasado viernes para celebrar el quinto aniversario del viaje a Lampedusa; la ecología, a la que dedicó una encíclica o la pobreza.

Puede verse en todos sus gestos y en los nombramientos de la cúpula eclesial. Uno de los últimos cardenales, por ejemplo, es Konrad Krajewski, jefe de la oficina de limosnas. Un hombre alejado de la arrogancia principesca que solía otorgar el anillo y el capelo rojo y que conoce de memoria el nombre de todas las personas sin hogar que viven alrededor del Vaticano y de la estación de Termini. Todo esto será sin duda parte de la huella de Francisco, que ha calado también en el mundo laico, donde se aprecia más el impacto social de su obra. Porque a veces da la sensación de que cuenta con más apoyo fuera de la iglesia que dentro, donde quienes esperaban mayores reformas se impacientan y las luchas de poder han embarrado áreas cruciales como la económica.

LAS FINANZAS Y EL CIELO SIEMPRE SE LLEVARON MAL

Después de años de caos, el Vaticano ha homologado sus reglas y controles a las del resto de países. “Moneyval [el organismo europeo que vigila el blanqueo de capitales] lo certifica”, señalan fuentes de la Santa Sede expertas en esta área.

El Banco Vaticano (IOR), que gestiona alrededor de 5.700 millones de euros, ha cerrado más de 5.000 cuentas sospechosas desde 2013. Se ha reducido el déficit y hay nuevos órganos de inspección. Los banqueros ahora expían sus pecados en los tribunales y no colgados de un puente. Prueba de ello es el juicio por blanqueo de capitales y malversación de fondos al expresidente del IOR, Angelo Caloia, celebrado esta semana.

Pero han sido despedidos auditores generales en circunstancias extrañas (espionaje, denuncias de coacción e insinuaciones de corrupción), y cada vez que se contrata a alguien para poner orden, acaba trasquilado.

El jefe de todo esto era el cardenal australiano, George Pell...




DEJA TU COMENTARIO
PUBLICIDAD

PUBLICIDAD