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Un espectro, diferente tonalidad

Hasta hace algunos años, para dar un diagnóstico de autismo y asperger, un especialista tenía que tomar en cuenta los criterios diagnósticos del "Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales" (DSM-IV)

El 18 de febrero es la fecha para conmemorar el nacimiento del médico austriaco Hans Asperger, quien, mediante la observación en particular de cuatro casos, notó conductas significativas de un patrón de comportamiento, observó que eran personas con dificultades en el lenguaje y la comunicación. También que socialmente tenían ciertas limitaciones y mostraban interés por temas específicos. De ahí nace el nombre de síndrome de asperger (SA).

Un espectro, diferente tonalidad

 En la actualidad, se maneja la nueva versión del manual, el DSM-V, donde en la categoría de Trastornos del Espectro del Autismo se integran las características y comportamientos tanto de autismo como de asperger, ya que, al compartir las mismas áreas con alteración, sólo que en diferentes niveles de funcionalidad, se concluyó que todos los comportamientos estaban dentro de un mismo "espectro" en diferente tonalidad, haciendo referencia a la habilidad particular de las personas.

 Por lo tanto, desaparece el término para dar el diagnóstico de síndrome de asperger. Entonces, ¿qué pasa con las personas que fueron diagnosticadas con asperger?

 Su diagnóstico en la actualidad sería de TEA (trastorno del espectro autista), ubicándolo en uno de los niveles de apoyo de acuerdo a sus características y habilidades que muestran para comunicar, interactuar socialmente y los intereses y juegos propios que puedan tener, así como las alteraciones sensoriales que se puedan observar.

 Así podemos enlistar un grupo de características que se observan en las personas con TEA (trastorno del espectro autista) como lo son la dificultad para comunicarse de manera verbal, mostrar intención comunicativa limitada, un contacto visual inusual, conversaciones en torno al tema de interés o unilaterales, acercamientos poco funcionales para interactuar con las demás personas, dificultad para integrar la imaginación, entendimiento literal del lenguaje, recibir con mayor o menor intensidad los estímulos del exterior.

 Debido a que aún hay profesionales que manejan el termino de síndrome de asperger (SA) para dar un diagnóstico, la sociedad sigue haciendo referencia a la existencia de este diagnóstico, de ahí la importancia de retomar con cada familia que el síndrome de asperger se encuentra dentro de los trastornos del espectro autista.

 Lo importante en todo esto es que independientemente del nivel de apoyo en que se pueda encontrar una persona con TEA (trastorno del espectro autista), se trabaje en pro del desarrollo de habilidades que le permitan desenvolverse de manera íntegra en la sociedad respetando sus derechos.

 * La autora es psicóloga conductual especializada en autismo y coordinadora de Evaluación, Diagnóstico y Orientación Familiar en Arena, Asociación Regiomontana de Niños Autistas, A.B.P.



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