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Turista se pregunta si fue blanco de ataque en Cuba

Charleston, Carolina del Sur

ENTREVISTA. Esta foto provista por Chris Allen, quien visitó Cuba hace tres años y experimentó una repentina pérdida de sensación en sus extremidades, muestra la vista de La Habana, Cuba, desde su habitación 1414 en el Hotel Capri en abril de 2014. Turista se pregunta si fue blanco de ataque en Cuba

El turista de Carolina del Sur había interrumpido su viaje a Cuba dos años antes cuando sufrió una brusca pérdida de sensibilidad de sus cuatro extremidades minutos después de ir a la cama en el mismo hotel donde se alojaban los empleados de Washington. No eran las únicas similitudes. Convencido de la necesidad de relatar los hechos, Allen se sumó a una lista creciente de estadounidenses que se hacen la misma pregunta alarmante y para la cual no hay respuesta: ¿también nosotros fuimos víctimas?

Tal vez la inexplicable enfermedad de Allen, que se prolongó durante meses y desconcertó a media docena de neurólogos en Estados Unidos, no tiene relación alguna con lo que sea que haya afectado a al menos 22 diplomáticos, agentes de inteligencia y sus cónyuges durante el año pasado. Pero para La Habana y Washington, la importancia es la misma.

Los casos como el de Allen ilustran la paradoja esencial del misterio: si no se puede decir qué son los ataques, ¿cómo se puede decir qué es lo que no son?

A falta de respuestas sobre el arma, el autor y el motivo, Estados Unidos y Cuba no han podido impedir que los ataques generen una crisis incontrolable, ahora que los amantes del turismo de aventura y los jubilados están pensando en cancelar sus viajes a la isla. Después de años de progresos cautelosos, las relaciones bilaterales están al borde del colapso.

Ese proceso difícil ni siquiera había empezado a consolidarse en abril de 2014 cuando Allen experimentó la falta de sensibilidad en su cuerpo la primera noche en el hotel habanero.

“Fue tan notable y tan repentino que no podía pensar en otra cosa, y realmente me aterró”, dijo Allen, un financista de 37 años.

The Associated Press estudió más de 30 páginas de historias clínicas, análisis de laboratorio, archivos de agencia de turismo y correos electrónicos, algunos enviados desde La Habana.

Turistas y diplomáticos enfrentan el mismo desafío: no existe un análisis que permita determinar quién fue atacado con una misteriosa arma invisible y quién padeció síntomas similares pero posiblemente sin relación con lo anterior.




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