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Pagaron viaje ‘VIP’; acabaron asfixiados

Disfrutaron de cervezas de cortesía, videojuegos hasta de la cacería; el 27 de junio terminó su trato especial: hacinados y sin vida en la parte trasera de un tráiler

TLAPACOYAN, Veracruz

Las puertas parcialmente abiertas del tráiler revelaron montones de cuerpos calientes al tacto, dijeron las autoridades.Pagaron viaje ‘VIP’; acabaron asfixiados

Ambos habían pedido prestados miles de dólares y realizado pagos extra para asegurar lo que los traficantes prometieron sería un viaje cómodo evitando los peores peligros de los cruces fronterizos ilegales.

El 27 de junio terminó su trato especial: hacinados y sin aliento en la parte trasera de un tráiler en Texas con más de 60 migrantes.

Casi todos, incluidos Ortega y López, murieron bajo el sofocante calor, en la tragedia del contrabando de personas más letal registrada en EU en los últimos tiempos.

Sus viajes, reconstruidos por la agencia Reuters, brindan una ventana al mundo del tráfico de personas: un comercio de miles de millones de dólares que se vuelve cada vez más letal.

A medida que los controles más estrictos conducen a los migrantes a mayores riesgos, expertos dicen que los traficantes ofrecen rutas cada vez más caras que anuncian como “seguras”, “especiales” o “VIP”. 

Esas opciones generalmente prometen transporte en vehículos en lugar de caminar por el desierto, así como estadías más cómodas.

Ortega acordó pagar 13 mil dólares y López 12 mil, dijeron sus familiares. Eso está muy por encima del promedio de 2 mil a 7 mil dólares para los migrantes mexicanos, según datos del Gobierno de 2019.

Al embarcarse por separado en sus búsquedas de una vida mejor, se les dijo que viajarían solos o en pequeños grupos, relataron sus familias. 

Ortega, un joven sonriente de 19 años de cabello oscuro, se fue en autobús a mediados de mayo de su casa en Tlapacoyan, Veracruz.

Su novia estaba recién embarazada y Ortega estaba decidido a llegar a Florida, donde vivía su madre. Allí podría ganar dinero para enviar a casa para el cuidado de su primogénito y ahorrar para construir una vivienda.

Viaje 100% seguro’

López partió el 8 de junio de Benito Juárez, Chiapas. El trabajador de un aserradero de 32 años esperaba enviar dinero a casa para los cuidados del autismo del menor de sus tres hijos.

El nombre de ese hijo, Tadeo, estaba tatuado en su brazo izquierdo.

“No iba a pasar en el desierto”, recordó Adriana González al escuchar que el contrabandista le decía a su esposo por teléfono antes de irse: “El viaje que tú tienes es garantizado, 100 por ciento seguro”.

La violencia, la pobreza y el Covid-19 han acelerado la migración de América Latina a Estados Unidos.

Los cruces desde México alcanzaron un récord de 1.7 millones en lo que va del año hasta junio, mientras que las cifras de muertes han sido las peores jamás registradas, con 728 el año pasado.

Buscando evadir la infraestructura de control fronterizo de EU, los traficantes están recurriendo a métodos más riesgosos.

Para pagar el viaje, la madre de Ortega, Rafaela Álvarez, de 37 años, vendió una casa rodante, después le pidieron otros 2 mil dólares para llevarlo por una ruta más segura evitando el desierto, cruzando el río Bravo y viajando en un camión con otros tres migrantes hasta Houston.

Álvarez empeñó joyas para obtener el dinero extra.

Ni Ortega ni López lograron cruzar la primera vez.

LOGRA CRUZAR... Y LO REGRESAN

Los traficantes llevaron a López a Matamoros. Durante cuatro días se quedó en una pequeña casa, luego, lo guiaron a través del Río Grande, pero los agentes fronterizos lo regresaron.

Alrededor del 14 de junio López volvió a cruzar, esta vez con éxito.

En Texas caminó tres horas por el desierto hasta un rancho de cacería cerca de Laredo, donde permaneció casi una semana. Un video que López envió a su esposa muestra una casa de madera, decorada con una bandera estadounidense y cráneos de ciervos salvajes.

“Está súper chida”, dice López en el video.

Durante este tiempo, Ortega había estado tratando de cruzar, pero las condiciones del río lo dificultaron. 

El 17 de junio logró cruzar y un día después, celebró su cumpleaños número 20 en suelo estadounidense, pero el viaje no había terminado.

El 21 de junio, López hizo una última llamada para alertar a su familia que los traficantes pronto confiscarían su teléfono.



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