Temía lo peor y respira aliviado al ver a familia

Mientras los bomberos atacaban por el frente el fuego que envolvía una vivienda de madera en la colonia Ernesto Zedillo, las llamas embravecidas llegaban hasta otra casita de madera y láminas galvanizadas, donde se encontraba una madre de familia y dos bebés en peligro de morir calcinados.

De no haber sido por la movilización de vecinos que se dieron cuenta del peligro en que se encontraba Roxana Aidé Martínez y sus dos pequeños hijos, éstos hubieran perecido, pues bomberos y paramédicos se encontraban al frente e ignoraban la magnitud de la conflagración.

Transcurrieron por lo menos unos 30 minutos para que bomberos y paramédicos de Protección Civil y Cruz Roja recibieran el aviso por parte de vecinos de la calle Primera, entre Sauces y Encinos de la colonia Ernesto Zedillo.

Para entonces la señora y sus niños habían sido rescatados y permanecían refugiados en una casa de enfrente, hasta donde llegó el esposo de Roxana, Mario Torres, quien se encontraba cerca trabajando como repartidor de agua purificada.

Torres al darse cuenta estacionó el camión en la colonia Delicias y se fue corriendo hasta su casa en llamas.

Respiró tranquilo cuando vio a su esposa e hijos, pero se mostró apesadumbrado cuando vio que el modesto patrimonio quedaban convertido en cenizas.

Los vecinos le rescataron algunos aparatos, como fue el refrigerador, una estufa y algunos enseres menores, pero ropa, documentos y demás cosas quedaron confundidos entre las cenizas y láminas retorcidas.

Mario, dijo que el incendio había iniciado en una casa cuyo frente se ubica por el libramiento Oriente, pero el fuego cobró fuerzas por los vientos y las llamas alcanzaron su domicilio, encontrándose su familia en el interior.

A SALVO. Mario Torres andaba trabajando cuando le avisaron y fue corriendo en su auxilio.

ENTREGA. Un bombero estuvo a punto de perecer por el humo y el calor, pese a contar con equipo para realizar su peligrosa tarea.

ARRIESGAN INTEGRIDAD

Los bomberos, por la naturaleza de su trabajo y los riesgos inherentes se ven obligados a arriesgar sus integridades, incluso sus vidas.

De eso quedó una constancia ayer, cuando uno de los elementos del cuerpo de bomberos que se introdujo al área del conflicto y a pesar que iba provisto de equipo, tuvo que salir rápidamente cuando sintió que se desvanecía por las fuertes temperaturas.

Fue auxiliado por paramédicos, pero en cuestión de minutos regresaba a cumplir con su trabajo.