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¿Un universitario de ocho años y 145 de cociente intelectual?

Alumno superdotado ha superado la secundaria con diez años de antelación.

El niño que dice con una media sonrisa que se aburría en clase tiene ocho años y el curso que viene se inscribirá en la universidad.

MENTE PRODIGIOSA. Laurent Simons.¿Un universitario de ocho años y 145 de cociente intelectual?

Laurent Simons, nacido en la ciudad belga de Ostende pero residente en Ámsterdam, ha llamado la atención en su país de origen por su inusual precocidad.

La cadena pública belga RTBF lo entrevistó hace unos días al conocerse que Simons, cuyo cociente intelectual es de 145, muy por encima de la media, había superado sus estudios de bachillerato diez años antes de lo que marca el plan de estudios. El descubrimiento mediático fue sin embargo anterior.

En la plataforma YouTube pueden encontrarse videos de Simons en clase con seis años, acompañado de estudiantes mucho mayores.

INUSUALMENTE INTROVERTIDO

De padre belga y madre holandesa, el avanzado laberinto mental de Simons no ha sido siempre una ventaja, sobre todo cuando se trataba de socializar. Sus progenitores cuentan que le costaba relacionarse con sus compañeros de colegio. Cuando todos se entretenían con juguetes, él se limitaba a mirar. Si le daban alguno para divertirse, no sabía qué hacer con él. La misma distancia le separaba del resto cuando el escenario era el salón de clases y el material el conocimiento. “A veces mis compañeros tardaban demasiado en responder, así que yo contestaba en su lugar”, explicó a la televisión belga.

NIÑO PRODIGIO

Su prodigiosa capacidad de aprendizaje se ha manifestado de múltiples formas. A los seis años leyó la saga completa de Harry Potter. Y además del holandés, su lengua materna, también maneja el francés y el  . Su materia favorita está sin embargo basada en los números. “Me encantan las matemáticas porque son muy amplias. Hay estadística, álgebra, geometría…”, relata.

Finalizado el curso académico, Laurens analizará durante las vacaciones junto a sus padres cuál será el próximo paso en su meteórica ascensión. Entre sus posibles dedicaciones futuras menciona profesiones tan dispares como la de cirujano o astronauta. Eso sí, sin presiones. “Si decidiera ser carpintero no nos supondría ningún problema. Lo importante es que sea feliz”, concluye Alexander Simons, su padre.




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