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Miedo escénico: el pánico a hablar en público

Hay personas que se bloquean cuando tienen que ser el centro de las miradas. ¿Cómo superarlo?

Miedo escénico: el pánico a hablar en público

Al hablar en público muchas personas son más conscientes de sus carencias que de sus puntos fuertes. El miedo tiene mucho que ver con el hecho de que a nivel educativo, los estudiantes están más acostumbrados a hacer exámenes escritos que exámenes orales. Es decir, el primer paso para superar el miedo escénico es el entrenamiento. Para ello es indispensable buscar ocasiones para romper esta barrera.

El miedo escénico es un bloqueo emocional que produce sensación de vulnerabilidad y mucha tensión no sólo física, sino también emocional. Bajo el efecto del exceso de nerviosismo, la persona no tiene la misma claridad para pensar que cuando está tranquila. El miedo a hablar en público también surge de la sensación de ser el centro de las miradas y ser observado por muchos ojos. Quedar expuesto a la opinión de los demás, puede causar miedo a no gustar a todo el mundo.

Existen situaciones que de entrada producen más temor a hablar en público: un examen oral, una prueba teórica en una oposición, la defensa de la tesis doctoral, una conferencia, una cita de trabajo con un profesional de prestigio, una reunión de trabajo, un discurso de homenaje o un simple brindis. En cualquier contexto, piensa en positivo. Es decir, constantemente date a ti mismo este mensaje: “todo va a salir bien”.

CONSEJOS PARA SUPERAR EL MIEDO ESCÉNICO

No existen trucos, ni recetas mágicas para superar el miedo a hablar en público. Sólo se supera a través del entrenamiento práctico. Es decir, es importante buscar ocasiones para poder hablar delante de gente, a pesar del temor. Por tanto, detrás de la superación de este temor existe un trabajo personal y una toma de conciencia. ¿En qué lugares es posible hablar en público?

En ciertos momentos, cuando vayas caminando por la calle, saluda a alguien que no conoces. También puedes pararte para preguntarle a una persona dónde está una dirección que buscas.

En las fiestas de Navidad, puedes decir un pequeño discurso de agradecimiento a todos al terminar la cena de Nochebuena. Los cumpleaños o las bodas son otras buenas ocasiones para hacerlo.

Por ejemplo, cuando acudas a una conferencia realiza una pregunta al final de la misma. Levanta la mano el primero porque el interés de la sala decrece en la medida en que la ronda de preguntas se alarga demasiado. Del mismo modo, siéntate en las primeras filas del auditorio, así no verás si todos los demás te están mirando.

Así puedes aprender de la experiencia de otros alumnos.

Hay personas que se bloquean cuando tienen que ser el centro de las miradas.

¿Cómo superarlo?



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