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El secreto de la longevidad

‘Aquí sigo’, la más reciente película del documentalista Lorenzo Hagerman.

El secreto de la longevidad

Es una celebración a la vida, en la que el cineasta (Ciudad de México, 1969), retrata la cotidianeidad de personajes que rondan los 100 años de edad con un disfrute pleno.

Hagerman registró el día a día de mujeres y hombres de entre los 86 y 103 años, de seis países distintos -Canadá, Costa Rica, España, Italia, Japón Japón y México-, para descubrir cuál es el secreto de la longevidad.

La respuesta no es explícita, pero hay algunas pistas.

El matrimonio de María Basolu y Pietro Todde, de 86 y 93 años, suele bailar canciones tradicionales de la isla italiana de Cerdeña. Él toca la armónica mientras ella, apoyada en su brazo y en un bastón, sigue la coreografía aprendida décadas atrás.

El italiano Remigio Loresu emprende un paseo todos los días en su huerto de árboles frutales en un rincón de la provincia italiana que para él es "un paraíso". Sin ese recorrido, al que llega conduciendo su automóvil, el hombre de 92 años de edad asegura que se le acabaría la vida.

Lo mismo hace el japonés Shinpuku Tamaki, con 100 años, mientras camina entre "su tesoro": un jardín de limoneros en la isla de Okinawa.

El yucateco Abigay Peraza comenzó a aprender música a los 90 años de edad para comunicarse mejor con su esposa, que padece Alzheimer. Con 100 años cumplidos, el hombre le canta boleros a capela, a veces acompañado con el sonido de una guitarra o un de órgano.

Aquí sigo es una mirada íntima a los ancianos de tres continentes distintos sin pretender una visión lastimosa, sino todo lo contrario.

"Habría sido muy fácil irme a un asilo público, para hablar del drama y el sufrimiento. Pero mi interés era hablar de la vida. A través de estos personajes, se dice que la vida continúa y uno la hace continuar de la mejor forma posible", explica Hagerman.

En el camino para descifrar los secretos de cómo "vivir mucho" y no sólo vivir más tiempo, Lorenzo Hagerman encontró la historia de personas que han testificado los cambios más acelerados de la humanidad.

Habitantes que, paradójicamente, son relegados por sociedades empecinadas en congelar y rendirle culto a la juventud.

El documentalista, director de 0.56 ¿Qué le pasó a México? (2010) y H2O (2015), pone el foco en un sector -de los que rebasan los 65 años de edad- que constituye el 8.6 por ciento de la población en todo el mundo, con una tendencia ascendente.

El documentalista explora qué hacen estas personas al amanecer, qué comen, qué sueñan, qué los hace felices y en qué ocupan su tiempo. Y de ellos, inevitablemente, aprendió nuevas cosas.

Ya sea el campesino mexicano Balbino Carrera, de 90 años de edad, quien corre de forma repentina ante la cámara con todo y bastón en mano, para mostrar su vitalidad. O la japonesa Saeko Maeda, con 94 años, quien vive rodeada de árboles y cada mañana revisa el cielo para saber si podrá subir a la montaña o irse a pescar, la actividad que empezó a practicar 30 años atrás.

"Una de las cosas que me sorprendió es las ganas que ellos tienen de ser escuchados y su gran capacidad para aportar a la sociedad. Lo importante que es la personalidad y la actitud ante la vida sobre las cosas externas", dice el director.

Hagerman destaca cómo los estigmas de la longevidad se fueron derrumbando durante los más de dos años que dedicó a su película.

"Hay gente que ha vivido guerras, hambrunas, que sabe lo que es la falta de alimento. No se anda que si las grasas o el gluten o las azúcares. Ninguno de los personajes tenía una dieta o un alimento prohibido. La sociedad ha ido prohibiendo y acotando y haciéndonos creer que si sigues una fórmula tienes tu futuro asegurado, cuando tiene que ver más cuál es tu actitud frente a la vida.

"Son personas aguerridas, que siguen hacia delante, que tienen preocupaciones e intereses, critican, bailan, estudian, aprenden... ¡viven!", sentencia el cineasta.

Aquí sigo llega a 15 salas del país a partir del 17 de agosto. Una cinta que bien podría estar basada en la frase que el italiano Remigio Loresu dice en el filme: "Mientras hay vida, hay esperanza". 

(Reforma)




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