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El GPS puede atrofiar tu sentido de la orientación

La reducción del hipocampo es un factor de riesgo del deterioro cognitivo

“Nuestra capacidad de navegación natural se deteriora a medida que dependemos cada vez más de dispositivos inteligentes”, advierte en un comentario de Nature Roger McKinlay, consultor de telecomunicaciones y expresidente del Instituto Real de Navegación del Reino Unido.

El GPS puede atrofiar tu sentido de la orientación

Hace tiempo que la neurociencia analiza cómo la tecnología influencia el desarrollo de nuestras aptitudes, como la memoria espacial que nos permite movernos por el entorno.

“Hay un perjuicio delante de cualquier desarrollo tecnológico porque pensamos que va a usurpar alguna de nuestras habilidades”, señala Jorge Brotons, investigador del Instituto de Neurociencias de Alicante.

Los resultados de las principales investigaciones en este ámbito concluyen que el GPS y otras tecnologías no son malas por sí mismas, sino que “depende del uso” que hagamos de estos avances tecnológicos, señala Véronique Bohbot, neurocientífica del Instituto Douglas y de la Universidad McGill (Canadá) y experta en memoria.

Sin embargo hay una tendencia general a pensar que el uso de la navegación por satélite podría tener consecuencias negativas en nuestro cerebro. “¿Usamos el GPS de forma segura para nuestra salud cognitiva?”, se preguntó Bohbot en un artículo de su blog divulgativo en el Huffington Post.

Las neuronas de la navegación

Nuestro cerebro viene con un GPS incorporado de serie en el hipocampo, un área cerebral donde se reúnen diferentes tipos de neuronas dedicadas a la orientación. En esta región dibujamos un mapa cognitivo de nuestro entorno cuando nos orientamos en el espacio. “Esta estructura está implicada en una cognición saludable en todas las edades”, puntualiza Bohbot.

El uso del hipocampo a la hora de orientarse aumenta la actividad neuronal de esta zona, tal y como demostró Eleanor A. Maguire, investigadora de la University College de Londres, en un mediático estudio con taxistas londinenses. Estos conductores tenían el hipocampo más grande que el resto de la población de tanto utilizarlo.

La investigación de Bohbot ha descrito dos maneras de construir mapas cognitivos. Uno es haciendo uso del hipocampo y el otro abusando del piloto automático mediante estrategias de navegación por estímulo-respuesta, como el GPS. En este caso se activa otra estructura neuronal llamada núcleo caudado.

Cortesía: La Vanguardia





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