Mascotas y humanos, un vínculo especial

Dicen algunos expertos del mundo animal que las personas elegimos a nuestras mascotas en función de nuestra personalidad. 

Quizá tengan razón. Algunos quieren un animal muy activo con el que hacer deporte; para otros es mejor que sea de carácter tranquilo. Están los que los prefieren adultos, y los que los quieren desde cachorros. 

El hecho de vivir solo, con pareja o con una familia también influye, así como el espacio del que se disponga. Es decir, no es lo mismo vivir en un departamento que en una casa. Con la convivencia, se produce una habituación entre la familia humana y el animal. Al parecer, el 70% de la conducta de una mascota, en especial de un perro, lo genera el ambiente. Los animales aprenden por asociación, por lo que la rutina de su dueño se convertirá en su rutina. Ese compañero de cuatro patas acaba convirtiéndose en un miembro más de la familia. Los perros, por ejemplo, son expertos en lenguaje corporal. 

Si te fijas, en casa rara vez tu perro te quita el ojo de encima. Sabe cuando puede acudir a ti para jugar –aunque a veces lo intente cuando sea porque necesita llamar tu atención-; sabe diferenciar cuando te lo llevas de paseo y cuando te vas tú solo. Cuando estás mal, tienes un problema, sabe consolarte con solo estar a tu lado y guardar silencio. 

También le gusta ponerse en la puerta de la cocina mientras haces la comida, por si se te cae algo. Cuando ves la tele, se tumba a tu lado en el suelo o en el sofá. Incluso ¡nos contagiamos los bostezos! Si no, haz la prueba.

La relación entre una mascota y los humanos es tan especial, y nos recuerda los beneficios que ofrecen los perros y los gatos. Algunos datos son sorprendentes.