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Mucho más que una historia de amor

Un encuentro en un banco cambió el rumbo de sus vidas para siempre.

A Carmen y Raúl siempre les gustó bailar “de cachetito”.Mucho más que una historia de amor

Fotos cortesía

Hay muchas historias de amor, pero la de Eloísa y Raúl es muy especial, pues han sabido sortear dificultades que los han hecho madurar y los ha consolidado como matrimonio. Prueba de ello son los 60 años que la pareja cumplió el 11 de agosto de 2017.

Carmen Eloísa Toledano Pérez y Raúl Grajeda Trejo, se conocieron en el desaparecido Banco Capitalizador de Tamaulipas y las Huastecas, en el puerto de Tampico, Tamaulipas. El calendario marcaba el mes de enero de 1955.

Raúl –originario de Mata Redonda, Veracruz– y Carmen –Ciudad Madero, Tamaulipas– desconocían que el destino los cruzaría en sus caminos.

Después de un noviazgo que inició el 1 de enero de 1955, la pareja contrajo matrimonio dos años y ocho meses más tarde en la Iglesia de San Juan Bosco, en Ciudad Madero, Tamaulipas.

Su amor dio fruto al nacer su primera hija, Carmen Eloísa. Años más tarde nacieron Raúl, Rocío y Roberto Grajeda Toledano. Actualmente tienen diez nietos, nueve bisnietos y uno que viene en camino.

Carmen, con apenas 17 años y Raúl, de 20, sintieron que el flechazo fue inmediato, pues desde que se conocieron no dejaron de frecuentarse.

“Yo desde que lo vi me gustó. Él cree que él fue quien me conquistó a mi, pero no, fue al revés, yo fui quien le echó el ojo. Él siempre llegaba al banco silbando y desde el momento en que lo vi me atrajo. La química entre ambos fue inmediata”, relata emocionada Carmen.

Con la música por dentro, Raúl siempre fue muy bailador y siempre que tenía oportunidad invitaba a Carmen a bailar.

“El banco cuando organizaba fiestas él siempre me sacaba a bailar. En aquel entonces se usaba mucho bailar de cachetito y los amigos bromeaban con él diciéndole: ‘hey, le andas mordiendo la oreja a Eloísa’. Luego unos familiares organizaron una tertulia y lo invité y sí fue. Bailamos durante un buen rato, pero nomás no se me declaraba. Ese amigo que bromeaba diciendo que me mordía la oreja me dijo un día: ‘oye, Raúl te invita al cine, que si vas con él’. Y a él le dijo lo mismo, que yo lo invitaba al cine, todo con tal de juntarnos. Entonces fuimos al cine y ahí se me declaró”.

Carmen explica que la clave del éxito en su matrimonio ha sido la confianza.

“Nos hemos sabido sobrellevar. Él mucho tiempo trabajó fuera y yo nunca supe que anduviera de chiflado por ahí. Hasta la fecha nadie me ha dicho nada. Él siempre ha sido muy de su casa, no salía, ni nada. Siempre hemos salido juntos y si se tomaba sus cervezas lo hacía en la casa. Pero como andaba fuera y venía cada ocho días, por allá nadie lo veía. Como dice el dicho: ‘ojos que no ven, corazón que no siente’. Pero la verdadera clave ha sido la confianza. Además de que a donde quiera que vamos lo hacemos juntos”, dice.

Se consideran un matrimonio feliz, pero siempre han sabido vencer los obstáculos que se les han presentado con amor.

“Siempre hemos sido felices, pero cuando nacieron nuestros hijos lo fuimos mucho más. Hemos sorteado enfermedades, pues por ejemplo mi esposo no puede caminar muy bien, tampoco escucha y tiene sus aparatos para oír mejor pero no se los quiere poner. Él trabajaba en una estación de bombeo de gas y era mucho el ruido y eso fue lo que poco a poco lo fue afectando”, agrega.

Si tuvieran que borrar algún capítulo de su historia juntos, le restaría valor.

“A Raúl le han dado varios microinfartos en el cerebro, entonces se le olvidan muchas cosas. Son episodios tristes, pero aún así tampoco los eliminaría, pues forman parte de nuestra vida juntos y eso nos ha hecho madurar como personas, como esposos y como matrimonio. No en vano cumplimos ya 60 años de matrimonio”.

Compañeros en el bien y el mal, Carmen y Raúl han sabido ser felices aún con los sinsabores que la vida conlleva, por lo que ambos consideran que no les falta nada por experimenta juntos.

“Gracias a Dios somos muy felices. Incluso aún tenemos el ánimo de asistir a fiestas a divertirnos. Raúl a veces se levanta un ratito a bailar y luego se sienta. Somos muy fiesteros. Nomás nos dicen nuestros hijos ‘oye mamá, vamos a tener una cena vénganse para acá’ y estamos bien puestos. No nos vamos solos, pues ninguno de los dos maneja, pero vienen por nosotros y luego nos traen”, comenta visiblemente emocionada.

Si tuviera que volver a elegir a alguien como esposo, Carmen sin dudar afirma que sería a Raúl.

“Definitivamente elegiría a Raúl. Siempre nos hemos complementado bien porque nos tenemos confianza el uno al otro y compartimos los mismos gustos. Pero lo más importante, es que compartimos un sentimiento muy, muy bello y es el más valioso de todos: el amor”, concluye.

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El calendario marcaba el 18 de agosto de 1957, a ocho días de casados.

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Carmen y Raúl, después de su boda civil el 13 de julio de 1957.

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El 11 de agosto de 2017 Raúl y Carmen celebraron sus Bodas de Diamante (60 años)




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