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“Yo sería la primera en firmar una ley de eutanasia”

María Vallet es una de las mayores expertas en biomateriales que permiten mejorar la calidad de vida de la gente, pero cree que no tiene sentido alargar la existencia sin una buena salud cerebral

Yo las nacionalidades no las entiendo, porque las tengo todas en mi body”. La química María Vallet Regí, como sugieren sus apellidos, es hija de catalanes, pero nació en 1946 en Las Palmas de Gran Canaria, cerca del pueblo donde su padre trabajaba como notario. Uno de sus hermanos nació en Logroño. Y ella vive en Madrid desde pequeña. Para completar la vuelta a España, se casó con un vasco, del que se quedó viuda con 32 años y tres niños. “En la ciencia no hay nacionalismos”, sostiene. Su grupo, de la Universidad Complutense de Madrid, colabora con científicos de medio mundo. Son expertos en los llamados biomateriales, que son aquellos que se pueden implantar en un ser vivo. Es uno de los campos que más pueden contribuir a mejorar la calidad de vida de la humanidad.

La química María Vallet, en su laboratorio de la Universidad Complutense de Madrid.“Yo sería la primera en firmar una ley de eutanasia”

Vallet es una de las científicas más reputadas de España. En 1977 ya había publicado una investigación en la revista Nature, el templo de la ciencia mundial. Ahora recuerda con sorna sus tiempos en la universidad. “Cuando estaba en tercero, me aburría mucho la química que daban y me puse a estudiar decoración de interiores, hice las dos cosas”, rememora entre risas. España perdió una interiorista, pero ganó una científica. En junio, un jurado con cinco premios Nobel le concedió el Premio Rey Jaime I de Investigación Básica, dotado con 100.000 euros.

¿Usted defiende que hay que tener cuidado con los avances en salud, para no llegar a un punto en el que vivamos mucho, pero con problemas graves como el alzhéimer?

“No me harto de decirlo. Las primeras prótesis de cadera se empezaron a poner alrededor de 1950. Antes, la gente se rompía la cadera, los metían en la cama y hasta que se morían, que solían ser dos semanas. La gente a principios del siglo XX tenía una esperanza de vida de 40 años. A finales, de unos 80. Y ahora en este siglo vamos hacia los 90. Con el avance de la medicina, como el desarrollo de antibióticos e implantes, vivimos mucho más. Te rompes una cadera o una rodilla y ya no te mueres. Te ponen un implante y ya está. Pero hay una cosa que todavía no tiene solución: el cerebro. Podemos hacer personas con un chasis estupendo, pero con demencia senil, alzhéimer o párkinson. A lo mejor hay alguien a quien le interesa llegar a eso. A mí no me interesa. A mí que me dejen irme antes”.

—¿Le preocupa que lleguemos a una sociedad en la que los jóvenes se tengan que dedicar a cuidar a los viejos con alzhéimer?

“Claro. No quiero que me tengan que cuidar ni mis hijos, ni mis nietos”.

¿Una ley de eutanasia ayudaría?

“Ojalá. Yo sería la primera en firmar. Hay unas cuestiones éticas que hay que tener en cuenta, pero en el caso concreto de llegar a una situación en de la verdad que ya prefiero no te enteras morir. de No nada, quiero yo machacar persona sufre, al que es horroroso. viene detrás. Y si Si no una sufre, pena pero estar no viendo se entera esa de decrepitud nada, es una de la gente”.

Entonces, le gustaría tener una ley que le permitiera decir: “cuando llegue a 90 años y tenga alzhéimer, aplicarme la eutanasia?

“Lo firmaría ahora mismo”.

En la portada de su libro “Biomateriales” aparece la mano de un cíborg tocando la mano de Dios. Esto que se lee a veces en la prensa de que las personas seremos cíborgs en el futuro, ¿tiene una base científica?

“Yo al cíborg le llamo Robocop. Y se puede hacer, realmente. Excepto el cerebro, puedes poner todo. En estos momentos se pueden implantar placas craneales metálicas para reemplazar el cráneo tras un accidente de moto, prótesis de barbilla, de mandíbula, laringes, tráqueas, pulmones trasplantados, corazones, marcapasos, prótesis de codo, válvulas cardiacas, discos intervertebrales…”

Con biomateriales y órganos de otras personas se podría crear un Robocop descerebrado

“Totalmente, sí. Tenemos piezas para dar y tomar”.

Hace cinco años, la Comisión de Expertos para la Reforma del Sistema Universitario Español aseguró que casi el 60% de los profesores de universidad “tiene una actividad investigadora nula o casi inexistente”

“Así es. El 60% da clases y ya está. Pero es que la universidad no es, en absoluto, una academia. En una academia o en un colegio pueden dar clases y ya está, pero la universidad es otra cosa. En la universidad, el profesorado tiene que investigar, formar y dar clases, pero por desgracia mucha gente solo da clases. Se les olvida lo de formar y lo de investigar”.

¿Qué opina de la proliferación de universidades privadas?

“A mí me parece un desastre, pero tanto las privadas como el exceso de universidades públicas. Hubo un momento en el que se multiplicaron las universidades. Yo creo que es mucho mejor aglutinar y apostar por la calidad que diseminar para que cada pequeño sitio tenga su universidad. El exceso de universidades no es bueno”.

¿Hemos llegado a un punto en el que puedes comprar un título pagando una matrícula cara en una universidad privada?

“Yo creo que sí, por desgracia. La mayoría de las universidades son serias en su docencia, así que creo que no es en absoluto una regla, pero hemos visto casos. En todas partes hay agujeros. Hay universidades privadas que se han especializado y forman a gente muy buena. Y hay otras que realmente venden el título”. (EP)




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