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Xolos, los compañeros en el mundo de los muertos

Esta raza milenaria era un animal sagrado para los mexicas y los mayas

La tradición de Día de Muertos en México es una de las fiestas que mejor muestran el sincretismo cultural del país. Un ritual mitad prehispánico, mitad católico que invita a los difuntos a sentarse a la mesa de los vivos una vez al año.

Xolo, un perro mexicano.Xolos, los compañeros en el mundo de los muertos

“El perro era asociado con la buena fortuna, la felicidad y la fertilidad”, dice el paleozoólogo Raúl Veladez, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Uno de los mayores expertos en el estudio de los xoloitzcuintles en la cultura mesoamericana. Se trata de una raza milenaria que apareció en Mesoamérica hace 2.000 años y de las primeras que empezó a convivir con los humanos en la región. “El enterramiento más antiguo en el que hemos encontrado un xoloitzcuintle tiene 1.300 años de antigüedad, en la ciudad de Tula, Hidalgo”, dice Valadez.

“Sin pelo y arrugado”, eso es lo que significa la palabra xolotl en náhuatl dice el experto. Esta raza sufre una mutación genética que curiosamente la ha hecho resistente al paso del tiempo. "La falta de pelo está relacionada con la falta de dientes", explica Valadez. Los xolos no tienen premolares, por lo que es común ver a muchos con la lengua fuera del hocico.

“Este perro era considerado por los mexicas y los mayas un animal sagrado”, dice Mercedes de la Garza, investigadora del Centro de Estudios Mayas, quien explica que los perros eran sacrificados y enterrados con sus dueños para que los acompañaran al otro mundo. En el siglo XVI, Fray Bernardino de Sahagún ya describió en su enciclopedia  Historia General de las cosas de Nueva España  a esta raza tan particular y su relación con los humanos: “Criaban en esta tierra unos perros sin pelo ninguno, lampinos (sic.) Y si algunos pelos tenían, eran muy pocos. Otros perrillos criaban, que llamaban xoloitzcuintli, que penitus ningún pelo tenían. Y de noche abrigábanlos con mantas para dormir”.

“En ciertas fechas específicas eran alimento ritual y también un elemento de sanación por el calor que desprende su piel”, agrega Eva Ayala, directora del Museo de El Carmen. La institución alberga hasta abril de 2020 una exposición sobre el pasado y el presente de esta raza, patrimonio vivo de México.

Se creía que en esta relación mística y ancestral, los xolos, creados por el dios de la oscuridad y la muerte, Xólotl, eran capaces de ver el alma de los difuntos. Desde el siglo XVIII y hasta bien entrado el siglo XX, la raza estuvo al borde de la extinción. En los años de la colonia española, todas las prácticas y creencias paganas fueron castigadas y condenadas al silencio, entre ellas la visión que había sobre los perros.

Gracias a los pueblos originarios, el xoloitzcuintle sobrevivió en el occidente de México y fue en la época del Nacionalismo Cultural cuando se da el impulso necesario para recuperar la raza. Personajes como Diego Rivera, Frida Kahlo, Juan O’Gorman o Dolores Olmedo tuvieron xoloitzcuintles como animales de compañía además de utilizarlos como inspiración de su obra. Actualmente el Museo Dolores Olmedo conserva 13 ejemplares de xolos que descienden de la primera pareja que Diego Rivera le regaló a la mecenas, Nahual y Citlalli.

Fruto de la investigación, la conservación y la crianza, en 1970 la raza dejó de estar en peligro de extinción y actualmente es común ver a los xolos por la calle como un perro más. Hay hasta un equipo de fútbol que lleva su nombre, los  Xolos de Tijuana y Pixar se encargó de dar a conocer la raza con el personaje de Dante, en la película Coco.



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