buscar noticiasbuscar noticias

Una mujer en primera línea del frente bélico

Raymonde Jeanmougin era la última sobreviviente de las 53 enfermeras del ejército francés en la Segunda Guerra Mundial.

Con la muerte de Raymonde Jeanmougin el pasado 19 de abril, desaparece la última testigo de uno de los episodios menos conocidos de la Segunda Guerra Mundial: la participación de las mujeres en la primera línea del frente bélico. Jeanmougin falleció a los 96 años y con ella se va el último miembro de las Rochambelles, la unidad de conductoras de ambulancias francesas integrada en la legendaria 2ª División Blindada del general Philippe Leclerc, con la que participaron en la liberación de París y llegaron incluso hasta el Nido del Águila, el refugio de Adolfo Hitler en los alpes bávaros.

Raymonde Jeanmougin (cuarta de izquierda a derecha) junto a otras integrantes de las Rochambelles.Una mujer en primera línea del frente bélico

“Fue una guardiana de los recuerdos, un testigo modesto y una transmisora de la memoria, una embajadora del valor, de la abnegación y del compromiso”, dijo el Ministerio de Defensa al anunciar su muerte.

Porque Jeanmougin, como el resto de las 44 Rochambelles y las nueve marinettes, la otra compañía de enfermeras de la División Leclerc, no tenía por qué haberse metido en la guerra. Todas fueron voluntarias, jóvenes francesas reclutadas en el extranjero y que decidieron aportar su grano de arena en una lucha que para muchos, empezando por los altos mandos militares, era sólo cosa de hombres.

Durante la guerra Jeanmougin usaba aún su nombre de soltera —Brindjonc— durante un homenaje en 2014. Quien le convenció de que si no aceptaba a las jóvenes se quedaría también sin ambulancias fue Florence Conrad, una estadounidense que había sido enfermera de la Cruz Roja en París durante la Primera Guerra Mundial.

PROYECTO ÍNTEGRAMENTE FEMENINO

En 1943, Conrad, decidida a ayudar en el nuevo conflicto, logró recaudar entre mujeres acaudaladas de Nueva York dinero suficiente para comprar 19 ambulancias Dodge WC54, unos pesados modelos todoterreno. Y reclutó a 14 jóvenes de origen francés, todas en la veintena que se encontraban en esos momentos en la urbe estadounidense.

Ambulancias y mujeres embarcaron rumbo al norte de África, donde Conrad había oído que un tal general Leclerc estaba creando una división blindada francesa. En Casablanca se unieron varias decenas de voluntarias más a las Rochambelles, nombre escogido en honor del conde de Rochambeau, un militar francés que participó en la guerra de la Independencia estadounidense y al que se agregó el término de “belles” —bellas—, que les dieron los soldados con los que marcharon. Leclerc acabó aceptando a las jóvenes a regañadientes, pero dijo que sólo hasta que llegaran a París —no se arrepentiría jamás—.

Las rochambelles, que cumplieron con una instrucción militar tan rigurosa como sus compañeros, recibieron al principio una acogida fría. Pese a todo, desembarcaron en la playa de Utah, Normandía, a principios de agosto de 1944 “sin saber muy bien qué íbamos a hacer”, según Jeanmougin.

Finalmente les revelaron su misión: evacuar a los heridos de la zona de combate, por lo que al igual que los soldados a los que rescataron, se encontraron en primera línea del frente expuestas a las balas del enemigo, destaca la Asociación Hijas de la División Blindada, que rinde homenaje a las Rochambelles y las marinettes, la última de las cuales falleció en 2008.

Su trabajo provocó la admiración de los soldados hasta el punto de que Leclerc decidió olvidarse de sus reparos y aceptó mantenerlas en su división hasta el final de la guerra en mayo de 1945.

Su labor fue reconocida con la máxima condecoración que ofrece Francia, la Legión de Honor. Desde 2015 una de las calles de Caen se llama las Rochambelles, en su honor. 

imagen-cuerpo

Raymonde Jeanmougin.




DEJA TU COMENTARIO
PUBLICIDAD

PUBLICIDAD