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¿Rito sanguinario o medida de equilibrio en el universo?

En algunos no han tenido problemas, pero otros se han enfrentado durante siglos

Acercarse a la sacralidad de las culturas maya y mexica, a través de importantes piezas arqueológicas de cerámica, piedra, jade, obsidiana, pedernal y hueso, es el eje de la exposición “Sangre para los dioses”.

La exposición Sangre para los dioses aborda el sacrificio humano como un rito sanguinario o una manera de adoración a los dioses¿Rito sanguinario o medida de equilibrio en el universo?

Los objetos que integran la muestra abarcan del período Clásico Temprano (200-600 D.C.) al Posclásico (1250-1550 D.C.) y provienen de los acervos del Centro INAH Quintana Roo, los museos Maya de Cancún, del Templo Mayor en la Ciudad de México, los museos de sitio de Comalcalco y Pomoná, en Tabasco y Palenque, en Chiapas, así como de la propia sede de exposición.

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En la exposición se presentan 93 objetos, entre ellos una máscara de piedra verde, orejeras, collares, incensarios, braseros, piedras de sacrificio, navajillas, punzones, espinas de raya, huesos humanos trabajados

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PIEZAS ÚNICAS

Se presentan 93 objetos entre las que sobresalen una máscara de piedra verde, orejeras, collares, incensarios, braseros, piedras de sacrificio, navajillas, punzones, espinas de raya, huesos humanos trabajados y el Entierro 18 de la Zona Arqueológica de San Miguelito, con su ajuar funerario.

“Sangre para los dioses” se divide en siete módulos temáticos: Muerte, Sacrificio, Tipos de sacrificio, Autosacrificio, Objetos para el sacrificio, El juego de pelota y El Entierro 18 de San Miguelito.

El montaje fue coordinado por Adriana Velázquez Morlet, directora del Centro INAH Quintana Roo; Ximena Arellano Núñez, encargada del despacho del Museo Maya de Cancún y los investigadores Enrique Terrones González, José Antonio Reyes Solís y Allan Ortega Muñoz, del Centro-INAH Quintana Roo.

El arqueólogo Reyes Solís señaló que el propósito de la exposición es que el espectador pueda entender que el sacrificio humano no sólo fue un rito sanguinario, como lo entendieron los conquistadores españoles tras su llegada a Mesoamérica, sino que formaba parte de ceremonias mucho más complejas en la que no cualquiera podía participar, con el objetivo de agradecer a los dioses su benevolencia y procurar el equilibrio en el universo.

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ITINERANTE

La exhibición se presentó el año pasado en el Museo Maya de Cancún con 80 piezas. Para esta ocasión y gracias al apoyo del Centro INAH Tabasco, se ha enriquecido con los objetos del recinto que alberga la muestra y de los museos de sitio de Comalcalco, Pomoná y Palenque.

Del Museo de Sitio de Palenque se exhibe un portaincensario, un cuchillo de obsidiana y un excéntrico, estos últimos probablemente usados en alguna ceremonia relacionada con el sacrificio. 

Del Museo Regional de Antropología “Carlos Pellicer Cámara” destacan cuchillos y excéntricos manufacturados en pedernal, así como vasos de cerámica polícroma con representaciones de cráneos decapitados decorados con cuchillos, un portaincensario y bezotes de obsidiana.

Respecto al Entierro 18 de San Miguelito, fue localizado en 2012 en el conjunto norte del área habitacional del sitio arqueológico y corresponde a un personaje masculino que vivió en el período Posclásico Tardío (1250-1550 D.C.). Fue hallado con un ajuar integrado por punzones de huesos de ave, una pesa de red, dos mangos de abanico, huesos humanos tallados, un colmillo de animal —al parecer de jaguar— y 16 fragmentos de espinas de raya.

Fuentes documentales y evidencias arqueológicas refieren que mayas y mexicas hacían inmolaciones mediante flechamiento, ahogamiento, lapidación, decapitación, desollamiento y extracción del corazón.

Tanto la decapitación como el desollamiento podrían haber estado asociados a la extracción del corazón como acto post mortem y formar parte de rituales más complejos que se efectuaban en la fiesta de Tlacaxipehualiztli, dedicada al dios Xipe-Tótec, en la que se desollaba a los cautivos de guerra en la sociedad mexica.

Previo a la apertura de la muestra, el arquitecto José Enrique Ortiz Lanz, coordinador nacional de Museos y Exposiciones de INAH, impartió la conferencia magistral “Juan de Grijalva y su expedición”, a propósito de los 500 años que se cumplen este 2018 del arribo de dicho conquistador español a Yucatán y Tabasco. 




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