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No discriminemos a los ‘vejestorios’ creativos

Cinco prestigiosos científicos mayores de 70 años denuncian sus dificultades para obtener financiación

La bioquímica Margarita Salas, tras recibir la Medalla Echegaray, el pasado 21 de noviembre.No discriminemos a los ‘vejestorios’ creativos

La base de muchos problemas de nuestra sociedad está en buscar diferencias no racionales para discriminar por raza (racismo), sexo (machismo), religión (intolerancia), etc.

Las personas que discriminan buscan consolidar esas diferencias para obtener una ilícita ventaja a costa de una parte de la población.

El problema se agrava cuando los discriminadores tienen algún tipo de poder político, administrativo o de cualquier otro tipo. Un tipo de discriminación que afecta a los países europeos, es la discriminación por la edad. A lo largo de la historia se ha pasado de escuchar el consejo de los ancianos de la tribu a buscar jubilaciones prematuras. De hecho la jubilación es una consecuencia de la actual estructura productiva de nuestra sociedad iniciada en la revolución industrial.

Existen diferentes tipos de trabajo en nuestra sociedad, unos son muy rutinarios, otros implican un esfuerzo físico y otros tienen una cuota de peligrosidad. Para estos últimos la jubilación está plenamente justificada. Sin embargo, hay otros trabajos creativos e intelectuales relacionados generalmente, pero no exclusivamente, con las artes y las ciencias para los que la perspectiva de una interrupción forzada carece de sentido. En estos trabajos las personas mayores pueden seguir siendo productivas para la sociedad.

Si no lo fueran, por supuesto que sería mejor la jubilación. Pero si gracias a su experiencia y entusiasmo llevan a cabo adecuadamente su trabajo, son rentables socialmente. Quizás este razonamiento fue el que llevó a un ciudadano americano con actividad creativa a conseguir que el Tribunal Supremo de Estados Unidos declarara inconstitucional la discriminación por edad.

El problema no es la jubilación en si, sino la jubilación forzosa en personas productivas, que además de ser contraria a los intereses de nuestra sociedad, puede representar un riesgo para la salud de la persona forzada a abandonar su actividad, como depresión, entre otros problemas.

En el campo de la ciencia, la edad no parece un factor determinante para desarrollar trabajos de alto impacto. Un ejemplo es el del premio Nobel en Física Frank A. Wilczek, que recibió muy joven el premio en 2004 por su primer trabajo publicado, mientras el premio Nobel de Química John B. Fenn obtuvo el galardón en 2002 por uno de los últimos trabajos de su carrera, cuando era obligado a retirase en la Universidad de Yale.

Existen personas con más de 70 años que desarrollan trabajos de gran responsabilidad, trabajos que pueden ser la presidencia de Estados Unidos o el Papado de Roma.

Por otra parte, en trabajos creativos, como bien indicó Javier Marías en su artículo titulado “Los vejestorios cabrones”, el que él u otro escritor mayor sigan publicando interesante novelas, no impide el trabajo de los jóvenes escritores. No hay solapamiento o exclusión entre diferentes creatividades.

Dado que la actividad experimental no puede llevarse a cabo sin financiación, el impedimento antes citado significa incapacitar la tarea investigadora del personal ad honorem.

Por ello, no discriminemos a los “vejestorios” creativos en cualquier rama de la actividad humana, incluida la ciencia. Nos irá mejor como sociedad.




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