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Maestra de reinas y de maestros de la pintura

Sofonisba Anguissola se retrató a sí misma pintando, con un aspecto sobrio, aunque la calidad de los tejidos prueba su posición acomodada.

Sofonisba Anguissola

Maestra de reinas y de maestros de la pintura

Sofonisba Anguissola en su larga vida pasó por todos los estados como artista, de aprendiz a maestra de maestros. Nació en Cremona hacia 1535 en el seno de una familia noble aunque sin muchos recursos. Era la mayor de siete hermanos, todos con formación humanista: música, pintura, danza, literatura… Aunque muchos demostraron ciertas dotes, las de Sofonisba sobresalían. De ahí que, tras su formación con los pintores Bernardino Campi y Bernardino Gatti, su padre, Amilcare Anguissola, se erigiera en una suerte de representante de esta joven artista que ya se mostraba como una virtuosa retratrista.  

Difundió algunos de los dibujos de su hija a sus contactos por Italia. Miguel Ángel conoció y alabó la obra de la artista. Primero, una escena en la que una anciana estudiando el alfabeto provoca la risa de una joven. Buonarroti, que ya es reconocidísimo, la reta a hacer a un joven con el gesto contrario. Ella no se amedrenta,  responde con el dibujo de un niño llorando al ser mordido por un cangrejo, probablemente un retrato de su hermano. Así demuestra su dominio en la expresión de los sentimientos, una de las características más valoradas en la retratística de este momento.

También Vasari la reconocerá dedicándole unas palabras en sus Vite (Vidas). Al ver un retrato familiar de la pintora le pareció que los tres protagonistas respiraban como si estuvieran vivos. No es una anécdota aparecer en el vademécum de los más afamados artistas del momento. Así se convierte en referencia de otras pintoras.

Lavinia Fontana

La pintora que se saltó los límites

La artista cultivó géneros, como el religioso y el mitológico, hasta entonces vedados a las mujeres

avinia Fontana miró a Anguissola, como todas las artistas que siguieron a la de Cremona, que comenzó un camino que aún hoy se sigue recorriendo y en el que queda mucho por reparar debido a todas las que han quedado en socavones y la historia las ha olvidado. Pero a Fontana también le siguieron muchas: es la primera mujer –con la información que se maneja actualmente– que se pone al frente de un taller y la que tiene el corpus de obra más abultado de todas las artistas anteriores al siglo XVIII. Hay constancia de que realizó más de 100 obras, aunque se conservan una treintena. El Museo del Prado no atesora ninguna en sus fondos.

Como Anguissola, Fontana (Bolonia, 1552) nació en una ciudad con una importante riqueza cultural, lo que influirá en su entorno. No en vano, allí se crea la primera universidad, que también será la primera en admitir mujeres. A ese caldo de cultivo cultural hay que añadirle un padre, Prospero Fontana, que es un pintor con cierta relevancia y será en su taller donde la artista se forme y el que conformará el eje de su carrera.

Fontana cultivó todos los géneros: ya no se quedó solo en los relegados para mujeres, la pintura mitológica y la religiosa forman parte fundamental de su obra como artista. Esto no significa que abandone el retrato –en el que también destaca recibiendo a lo largo de su vida encargos de importantes personalidades.

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‘Autorretrato en el estudio’ (1579), Lavinia Fontana (Florencia, Galleria degli Uffizi, Galleria delle Statue e delle Pitture).

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‘La reina Ana de Austria’ (1573), Sofonisba Anguissola (Madrid, Museo Nacional del Prado)

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Constanza Alidosi’ (c. 1595), Lavinia Fontana (Washington D.C., National Museum of Women in the Arts)

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‘Retrato de familia’ (1558), Sofonisba Anguissola (Niva, Dinamarca, The Nivaagaard Collection)

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‘Noli me tangere’ (1581), Lavinia Fontana (Florencia, Galleria degli Uffizi, Galleria delle Statue e delle Pitture).





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