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Los vestidos que forjaron el mito de Frida Kahlo

Más de 200 prendas, objetos, cuadros y fotografías de la artista que nunca habían salido de su México natal, son exhibidos en el museo londinense Victoria and Albert e ilustran cómo se fabricó su carismática imagen

“Conocí verdaderamente a Frida Kahlo al revisar por primera vez el acervo de sus objetos personales. Me encontré con una mujer a la que le encantaba el perfume y los maquillajes, apasionada, que tomaba tequila. Esta exposición es sobre la mujer y la artista y se aleja de ese discurso de los años 80 de Frida la sufridora”.

La célebre pintora Frida Kahlo se presentaba al mundo a través de sus coloridos vestidos.Los vestidos que forjaron el mito de Frida Kahlo

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Además de sus vestidos, la exposición muestra objetos de la artista.

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Entre la colección se muestran los corsés de escayola y de cuero con amarras que Kahlo utilizaba como soporte de su columna, así como la pierna protésica que usó después de que le amputaran la suya en 1953 a consecuencia de gangrena.

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BAJO PIEDRA Y LODO

Hasta 2004 ni siquiera se sabía de su existencia: estaban encerrados bajo llave en la Casa Azul —su hogar en Coyoacán en la Ciudad de México, hoy convertido en el Museo Frida Kahlo— debido a un exceso de celo de Dolores Olmedo, amiga de Diego Rivera y albacea de su legado.

“Diego dejó dicho que el baño de Frida y los cuartos donde estaban los documentos y las fotografías se podían abrir 15 años después de su muerte. Pero Dolores decidió que no se haría hasta que ella no estuviera y vivió hasta 2002”, explica Henestrosa, quien en 2012 ya organizó la muestra “Las apariencias engañan: Los vestidos de Frida Kahlo”, que se puede considerar génesis de esta.

En aquellas habitaciones aparecieron 22 mil documentos, seis mil fotografías y 300 objetos personales de Kahlo. La exhibición que se puede visitar en la capital británica incluye muchos de estos últimos: desde los testigos silenciosos del dolor crónico que la atormentó —de sus corsés de escayola a la pierna protésica que usó después de que le amputaran la suya en 1953 como consecuencia de una gangrena— hasta los cosméticos que le ayudaron a construir su imagen, como el lápiz con el que enfatizaba su ceja o su rouge de labios de la marca Revlon. También se exponen collares, cartas y numerosísimas fotografías de todas las etapas de su vida.

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SU SEGUNDA PIEL

Como gran reclamo, también se incluyen sus vestidos, que dialogan con sus obras más conocidas. Para la comisaria esos enseres dicen tanto de la persona que fue como sus autorretratos, porque Kahlo se presentaba al mundo a través de ellos. “¿Por qué iba a ser distinto su guardarropa a su arte?”, se pregunta y pone como ejemplo sus corsés, que Frida utilizó como lienzo, ilustrándolos con símbolos comunistas o referencias a sus abortos. “Los usa como soporte médico, pero también los pinta. Se convierten en su segunda piel”.

Sus 22 vestidos de tehuana —una colorida vestimenta procedente del Estado de Oaxaca que la artista convirtió en su atuendo distintivo— estaban cargados de simbolismo. “Ella escogió un vestido que viene de una sociedad matriarcal con mujeres poderosas. Lo adopta en el tiempo en el que quiere comunicar sus convicciones políticas y se quiere ver muy mexicana. Pero también buscaba obtener un lugar en una sociedad dominada por pintores masculinos”.

El vestido también responde a la relación de la pintora con su cuerpo doblemente roto por la polio que sufrió a los seis años y por el accidente de tranvía a los 18 que por poco la mata y que la dejó inmovilizada por largos períodos de tiempo.

“Este vestido de tehuana le sirvió también para lidiar con su cuerpo discapacitado, porque el adorno se concentra del torso para arriba, de manera que cuando el observador la miraba se distraía de sus piernas heridas”, afirma la experta.

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DOLOR PRESENTE

Aunque la muestra no se recrea en el dolor, es imposible obviarlo al hablar de Frida. “Mi tío Andrés, que estudió en la misma preparatoria que Frida y que era muy amigo de su primer novio, siempre decía que ella vivió muriendo”, cuenta Henestrosa. De hecho, el objeto que más remueve a la comisaria —y probablemente a gran parte del público— es su pierna protésica. “La prótesis que le llegó no le gustaba y mandó hacer una bota de cuero rojo que después intervino con unos encajes chinos y un cascabel. Ella crea un objeto súper contemporáneo casi 50 años antes de que Alexander McQueen sacara en la pasarela a Aimee Mullins con unas prótesis de madera que hizo para ella”.

La exposición ha recibido críticas dispares en la prensa británica y periódicos como The Guardian han afeado que la fascinación por los efectos personales reste importancia al legado artístico de Kahlo.

Para la comisaria no se trata tanto de poner al mismo nivel su vida y su arte como de mostrar la faceta más desconocida de una creadora cuyo feminismo pionero transmite un mensaje profundamente actual. “Estos objetos hablan de una mujer única, no convencional y que peleó por definir quién era en sus propios términos. ¿No es lo mismo por lo que estamos luchando las mujeres hoy?”.




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