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Los mejores discos de 2020

Los críticos de música escogen sus álbumes favoritos del año en todos los estilos

POP-ROCK INTERNACIONAL

Los mejores discos de 2020

Por Xavi Sancho

Hace 12 meses, este espacio estaba ocupado por una pieza que hablaba de voces femeninas y clásicos, también de lo complicado que resulta encasillar a los artistas actuales y la forma en que lo masivo se ha valido de lo alternativo para reempaquetar su discurso, reforzar su hegemonía e incluso hacer creer a algunos que sonidos que están en todas partes, como el reguetón, son marginados. Bien, pues todo sigue igual. El pop y el rock han decidido quedarse como estaban y configurar su discurso a partir de lo mismo. Podría escribirse esto cambiando los nombres mencionados hace 365 días. Lo que entonces eran Billie Eilish o Lana Del Rey, este año son Taylor Swift o Fiona Apple. Dos discos maravillosos firmados por mujeres. Fiona entregó Fetch the Bold Cutters, un opus descomunal, con tantas ideas como palabras, un torrente que casi ahoga al oyente. Por su parte, Taylor se hizo un poco indie, y eso hubiese sido el titular si no fuera porque tanto en folklore como en su continuación, evermore, también lanzado este 2020, estaban algunas de las mejores canciones que se han editado este año.

Pero Fiona y Taylor no están solas. Phoebe Bridgers, Kelly Lee Owens, Haim, Laura Marling, Róisín Murphy o Waxahatchee han lanzado obras entre lo grande y lo enorme. También han sido quienes han decidido este 2020 la forma en que había que reivindicar los ochenta. El revival de aquella década ya no es un revival, es un género en sí mismo. Dua Lipa y Miley Cyrus lo saben. Lady Gaga cree que lo sabe.

También ha sido el año del retorno de veteranos ilustres, como Bob Dylan o Bruce ­Springsteen. El primero lanzó un largo que sonaba increíblemente mejor de lo que su anuncio parecía sugerir. El segundo, justo lo contrario. Y como avanza el tiempo inexorablemente, gente como Jarvis ­Cocker o The Strokes ya casi pueden entrar en la categoría de veteranos, una liga condescendiente en la que todo se fía a las ganas de los fans. En un año con tiempo para pensar y recordar, eran muchas. Jarvis publicó una obra magnífica a la altura de su mejor producción al frente de Pulp, mientras que The Strokes lanzaron un álbum que, al menos, tardaba más que los anteriores en mostrar que tenía poco que mostrar.

Incluso lo más nuevo del año pertenece al anterior. Sault es un grupo misterioso misterioso —no está claro quién lo compone, no hay fotos ni entrevistas— que lanzó dos discos en 2019 y otros dos en 2020. Mezclan pospunk, funk, disco, no wave, afropunk y activismo. Untitled (Black Is) y Untitled (Rise) son el reflejo de este 2020: un año que no sabemos de quién ha sido idea, pero seguro que no vamos a olvidar.

1. Sault. Untitled (Black Is) / Untitled (Rise). (Forever Living Originals)

Son dos discos. Y van juntos porque separarlos sería un abuso. Untitled (Black Is) apareció en junio, cuando las protestas por al muerte de George Floyd se extendían por todo el planeta. Es un disco de canciones, de texturas y de eslóganes. Una llamada a las armas y a la reflexión, y si la reflexión no funciona, pues otra vez a las armas. Untitled (Rise) salió en septiembre. Es similar en estructura a su predecesor, pero este es más globalista, más festivo y menos circunspecto. Es un ensayo de cómo celebrar una victoria. Sault crean algo único a partir de clásicos de la música negra, desde Gil Scott-Heron hasta ESG, pasando por Chic, Sly & the Family Stone o Johnny Nash.

2. Fiona Apple. Fetch the Bold Cutters (Sony)

Editado el 17 de abril, en pleno confinamiento, el primer disco de Fiona Apple en ocho años es uno de aquellos discos cuya mística perdurará. Mientras los sellos retrasaban los lanzamientos y la industria se encogía hasta caber en una lista algoritmo de Spotify, la estadounidense retornaba con un álbum complejo y con una historia detrás. Totalmente a contracorriente del negocio pero total sintonía con lo que eran nuestras vidas aquella semana. Fetch the Bolt Cutters es excesivo, locuaz, casero, autosuficiente y resiliente.

3. Jarv Is. Beyond the Pale (Rough Trade / Popstock!)

La carrera de Jarvis Cocker después de Pulp ha sido algo errática, con momentos interesantes, algunos divertidos y muchos demasiado intrascendentes si los comparamos con el estatus casi mítico que el de Sheffield adquirió en los años noventa. Formó un grupo llamado Jarv Is, adelantó este disco con un tema con una estructura similar a su ‘Common people’ pero tratando de algo mucho más mundano: la evolución de las especies. Y luego llegó este largo, lo mejor que ha lanzado este siglo. Todo lo bueno de Pulp, más todo lo bueno de no tener que ser Pulp.

4. Taylor Swift. folklore (Republic Records)

El fenómeno más comentado del año. Lo de Taylor Swift no se veía venir, pero eso no quita que una vez aquí tenga todo el sentido del mundo. Acompañada por Jack Antonoff, Aaron Dessner o Justin Vernon, Taylor se hizo un Lana del Rey en toda regla. Bueno, dos, pues cinco meses después de este enorme folklore lanzó el no menos grande evermore. De todos los ropajes con los que Taylor ha vestido sus canciones durante su carrera —muchas canciones y muchos ropajes— este estilismo es el que mejor le sienta. No es que sea indie, es que es simplemente mejor

5. Waxahatchee. Saint Cloud (Merge Records)

Katie Crutchfield dejó el alcohol en 2018. Hasta la fecha había lanzado cuatro largos que habían recibido buenas críticas y poco más. En paz consigo misma, con sus allegados y con la tierra que la vio nacer (Alabama), Waxahatchee despachó a finales de marzo esta maravilla que está a medio camino entre Liz Phair, Cat Power y Lucinda Williams. Este es un disco de descubrimiento en el que en cada surco del mismo se oye a una artista encontrándose a sí misma y disfrutándolo como jamás pudo imaginar.

6. Haim. Women In Music Part III. (Sony)

Haim aparecieron hace siete años, cuando el mundo independiente decidió que el sabor añejo que tocaba reivindicar era Fleetwood Mac. Ellas fueron quienes mejor metabolizaron el sonido, algo perfecto para atrapar el zeitgeist pero poco útil si se quiere estar en las listas de lo mejor del año siete años después. Bien, pues este, su tercer disco, es una de las colecciones de pop más o menso alternativo más frescas, brillantes, estilosas y clarividentes que se han publicado desde el debut de Vampire Weekend.

7. Working Me’s Club. Working Men’s Club (Heavenly)

Los primeros singles de esta jovencísima banda de West Yorkshire se publicaron en 2019 y les colocaban en la liga del constante revival post punk. Tras un cambio en su formación y una epifanía, el combo decidió virar hacia la electrónica. El resultado es este disco, el mejor álbum de debut en un año casi huérfano en debuts realmente destacables. Desde LCD Soundsystem no se veía un grupo con tanta personalidad y que a la vez recordara a tantas cosas tan buenas: Grace Jones, Pulp, The Fall, Depeche Mode, Gang Of Four, LCD Soundsystem.

8. Bob Dylan. Rough And Rowdy Ways (Sony)

Los más de 17 minutos de ‘Murder most foul’, el primer adelanto de este disco, advertían sobre la magnitud de lo que podía venírsenos encima. Era un tema de Dylan, pero, incluso para los enormes estándares del de Minnesota, era algo más. Luego llegó este disco que es, en cierto modo, lo conclusión gloriosa de un trabajo de retrospección emprendido por el artista durante la pasada década. Dylan descubrió que era el mejor músico de su tiempo y pensó que también podía serlo del anterior a su llegada. Y de esto va Rough And Rowdy Ways.

9. Phoebe Bridgers. Punisher (Dead Oceans)

El segundo largo de Phoebe Bridgers es de aquellos discos que enroscan al oyente y, como dice el tópico, ya no sueltan. Íntimo, psicodélico, a ratos pequeño, a ratos expansivo hasta casi salirse de sí mismo, Punisher es algo así como si los Wilco de Yankee Hotel Foxtrot hubieran fichado a Elliot Smith para recordarles que todo acaba, como si todos los artistas de Laurel Canyon hubiesen sido millennials.

10. Dua Lipa. Future Nostalgia (Warner)

No es muy habitual que un disco de estas características logre un consenso que ya quisieran aquí para el asunto del CGPJ. Siempre hay fans del pop demasiado modernos para algo tan ochentero y abiertamente festivo. También los hay demasiado conservadores, que no es que crean solo en el pop como lo entendieron Kylie o Madonna, sino que solo creen en Kylie y Madonna. Luego están aquellos que sufren urticaria cada vez que escuchan la palabra pop al lado de cualquier artista a esta lado de los Beatles. Dua Lipa ha logrado con este concienzuda y perfectamente acabado trabajo poner de acuerdo a casi todos.

‘HIP-HOP’, R&B Y ELECTRÓNICA

Rimas y ritmos en cuarentena

Por David Broc

A diferencia de otros géneros en estado de shock, el hip hop y el R&B han aprovechado el encierro para activarse e incrementar su ritmo de trabajo: en 2020 se han publicado más álbumes, y cada vez más cortos, con el afán de acumular descargas, copar el mercado y saciar el ansia de novedades del consumidor confinado. El colectivo Griselda, con Westside Gunn, Conway, Benny the Butcher, Armani Caesar y Boldy James colgando material nuevo casi cada semana; Lil Uzi Vert, con tres discos del tirón, o Bad Bunny, con una dupla irresistible, son ejemplos ilustrativos, pero en ningún caso tan llamativos como el de Jay Electronica: el rapero y productor rompía más de una década de silencio con dos títulos lanzados entre marzo y octubre. Otros milagros de la covid-19: la buena forma de la vieja, y no tan vieja, guardia —Busta Rhymes, Brandy, Nas, Ka, Freddie Gibbs, Run The Jewels—, la consolidación de promesas —Moses Sumney, Chloe x Halle, Megan Thee Stallion, Burna Boy, dvsn, Lil Boy—, discos póstumos de altura —Mac Miller, Pop Smoke, Juice WRLD— y hasta un pelotazo comercial —The Weeknd—.

Sin clubes ni festivales, la escena ha apostado por una mirada interior, reflexiva y experimental que se ha traducido en una de las cosechas más atractivas de los últimos años: Arca, Beatrice Dillon, Actress, Yves Tumor, Nicolas Jaar, Pantha Du Prince, Salem o Krust han competido con unos Autechre que han vuelto a lo grande y por partida doble.

1. Jay Electronica. Act II: The Patents of Nobility (The Turn) / A Written Testimony (Equity / Roc Nation)

Cuando Jay Electronica fichó por Roc Nation en 2010 pocos imaginaban que el rapero y productor tardaría diez años en lanzar su ansiado álbum de debut, A Written Testimony. Pero lo que nadie llegó a pensar es que el disco se convertiría en un místico, introspectivo y experimental tête à tête con Jay-Z, quien aparece en casi todas las canciones. Para redondear el retorno del año, y forzado por una filtración inesperada en Internet semanas después de su puesta.



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