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Latinoamérica: una inestabilidad que parece eterna

Latinoamérica ha sido un peculiar objeto de estudio para distintas disciplinas. Todas han ido encaminadas a buscar la explicación del por qué países ricos en reservas y recursos naturales no han podido salir del subdesarrollo. Sobre cuestiones más especificas se han hecho análisis históricos para conocer el trasfondo de la desigualdad social, pobreza, violencia en inestabilidad política que resultan ser ángulos de dicho estancamiento.

El eterno asunto del subdesarrollo en América Latina parece no tener un final feliz.Latinoamérica: una inestabilidad que parece eterna

De esto han surgido teorías, algunas conservan su vigencia por el hecho de tener argumentos para debatir con las más recientes que buscan remplazarlas y otras definitivamente han pasado a ser sólo antecedentes de los nuevos planteamientos.

LA CONQUISTA COMO ETAPA DE NUESTRA HISTORIA

Esta ha sido considerada como una respuesta para algunos males del presente y desde otra perspectiva es una justificación lánguida del porqué seguimos en las “vias”. Países como Japón y Corea del Sur, han dado el ejemplo que los sucesos críticos de un pasado reciente no definen su presente, ya que después de conflictos bélicos, ser atacados e invadidos y pasar por guerras civiles durante el siglo XX, han logrado edificar economías solidas y sociedades ordenadas muy por encima de las latinoamericanas. Aunque dichos países nos otorguen esta lección, una retrospectiva a la época de la colonia, parece explicar patrones de comportamiento de los Estados hispanos y he recopilado algunos aspectos a manera de una selección propia, pensando que pueden existir más o que estos mismos pudiesen tener otra explicación.

Los lamentables índices de corrupción e impunidad que caracterizan a América Latina a excepción de Uruguay, Chile y Costa Rica que han logrado posicionarse en buenos lugares respecto a la percepción de esta, están relacionados a procesos que se manifestaron durante la colonia. Se dice que esto tiene que ver con la herencia del sistema legal y estudios argumentan que países con influencia anglosajona-alemana y el common law como base, gozan actualmente de sistemas menos corruptos, comparados con los que tienen un pasado colonial franco-español.

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El tema de los sobornos dio pie a la atadura de una sociedad elitista, clasista y racista que basaba sus prejuicios en la tonalidad de la piel.

EN LA TESITURA DE LA CORRUPTELA

Uno de los principales males que permitió que “la conquista” fuera un éxito, fue el soborno. No tendría explicación que un grupo de módico de extraños que llegaron al continente con un desconocimiento total del territorio y de las civilizaciones pudieran dominarlas, a no ser por medio de los cotos de poder de estas que sometieron a los suyos a cambio de beneficios propios.

El trabajo forzado y la modalidad impuesta fue un circuito de corrupción entre caciques y encomendaderos, permitiendo a estos últimos explotar a otros indígenas. Esta práctica del colonialismo quedó infundada en los sistemas de trabajo actual, donde un eje intermediario condiciona y administra la mano de obra, la abarata y saca provecho de ella y comúnmente pide cuota o sobornos para permitir laborar.

El tema de los sobornos dio pie a otro tipo de situación que terminó siendo la atadura de una sociedad elitista, clasista y racista que basaba y lo sigue haciendo, sus prejuicios en la tonalidad de la piel. De hecho, el matiz de esta era correlacional según los españoles con la calidad moral de la persona y sus buenas costumbres, por lo tanto, a mayor claridad en el tono de la piel, mayor aceptación y beneficios.

Con esto se llegó a lucrar, al grado de vender certificados de gracia que constataban que la persona en efecto era blanca pese a sus rasgos indígenas o africanos. Una vez obteniendo estos certificados después de pagar 500 pesos, personas no blancas tendrían derecho a asistir a la escuela o entrar a determinados lugares. Hoy en día, Latinoamérica sigue albergando establecimientos con la insignia de reservarse el derecho de admisión que permite o restringe la entrada a personas según su apariencia y estatus social, respaldada con una clase de resignación del público que asume que puede ser rechazado.

IGLESIA CATÓLICA LUCRATIVA

En la venta de documentos para elevar la moral y ética de las personas, también participó la iglesia católica con el lucro de las indulgencias para regresar la santidad e integridad ante los ojos de Dios y la sociedad y esta misma institución, representó un salto hacia atrás en el proceso educativo, ya que en la imposición del evangelio el devenir era la sumisión al catequismo más no su lectura, pues parecía haber una fuerte campaña para impedir que los indígenas aprendieran a leer y tuvieran acceso a otro tipo de información. Mientras esto ocurría en las tierras conquistadas, aparecía el movimiento de la ilustración en países como Francia e Inglaterra, y que, para mala fortuna, el principal ocupante de las tierras latinas, que fue España se unió muy tarde a este movimiento y se resistió a llevarlo a sus dominios. Probablemente ese rezago siga persistiendo hasta la actualidad. Por otro lado, ocurrió lo opuesto con la ola protestante del cristianismo que llegó a las 13 colonias y que promovía la alfabetización.

EL TALÓN DE AQUILES DE AMÉRICA LATINA

Así, estos lastres educativos (derivados o no de lo dicho) se convierten en la piedrita en el zapato de América Latina. Con esta desventaja, al hacer frente a la globalización y formar parte de, crea un capitalismo dependiente y hasta el momento se manifiesta como la manufactura de la industria extranjera para su posterior exportación, pero no como cuna del desarrollo y de creación de patentes en la tecnología, que es la principal diferencia en los roles que juegan los Estados en la era global. Esto otorga un total sentido de alienación y subordinación, que lastimosamente preserva las memorias de la conquista, su forma de explotación y sólo reconoce una mano de obra barata al servicio de las potencias económicas. Tal modernidad clava a Latinoamérica en una especie de conquista prolongada de la cual nos victimizamos, pero la solicitamos.

Probablemente, por esas razones hay una necesidad de las sociedades latinas de constante liberación, muy oportuna en los casos de dictaduras y gobiernos militares. En otros casos, se ha tratado sólo de cambios en ideologías políticas o de un corte en la prolongación de las partidocracias, con la idea de que el cambio en la gama que nos ofrece la democracia va a cambiar el rumbo de los países en el sentido económico y social, cuando se ha tratado y sigue tratando de problemas estructurales inmunes hasta el momento a los cambios administrativos y de corrientes ideológicas en materia política.

EL EQUILIBRIO ES LA RESPUESTA A MUCHAS CUESTIONES

Visto esto, a lo largo de las últimas décadas es evidente que para poder cambiar el rumbo de Latinoamérica es necesario dejar la condescendencia comercial hacia ciertas potencias y comenzar a extender mercados y opciones a otros países jugando un papel protagónico y homólogo para dejar atrás ese capitalismo dependiente.

Es necesario también esclarecer la mala interpretación que se tiene de la democracia y que se ha enunciado como un sistema de gobierno apalancado a las políticas sociales, precisamente para poder subsanar las carencias y las caras de la pobreza que son el resultado de este desequilibrio, pues independientemente de la existencia de la izquierda, centro-izquierda, derecha y extrema derecha que se han ido alternando, la democracia siempre ha debido prestar igual importancia tanto a las políticas sociales como a las económicas, sin que en el apoyo a unas signifique el descobijo de las otras.

El equilibrio es la respuesta para muchas cuestiones. Tal vez podría serlo para Latinoamérica. No es garantía, pero el hecho de que los gobiernos ofrezcan un total balance entre las propuestas de índole económico y social tiene más sentido que perseguir un sistema ideológico distinto cada que hay lugar a la elección popular como si siempre estuviese por venir el acierto.

Eso mismo ocurrió con los movimientos de independencia, ya que los posteriores sistemas de gobierno improvisados que nos trajeron la anhelada libertad y que en efecto, era el mayor acometido, comenzaron a escribir una historia de inestabilidad política que sigue persistiendo hasta nuestros días.

(Gilda Alejandra Cavazos es doctora en Relaciones Internacionales, Negocios y Diplomacia y especialista en Migración Internacional)





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