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Las vanguardias soviéticas enseñan sus claves

La Galería Tretiakov de Moscú expone 300 obras adquiridas por el Estado en los años veinte del siglo pasado

Algunas claves imprescindibles para entender el fenómeno de las vanguardias de los años veinte en Rusia están a disposición del público en Moscú por primera vez en la historia. La exposición La Vanguardia, la lista número 1, que puede ser visitada hasta el 23 de febrero en la Galería Tretiakov, es un acontecimiento único dedicado al Museo de Cultura Pictórica (MCP), la institución estatal creada por el poder soviético para propagar las nuevas corrientes artísticas potenciadas por la revolución de 1917.

Improvisación con formas frías (1914), de Vasili Kandinski.Las vanguardias soviéticas enseñan sus claves

La exposición, sin precedente por su enfoque y por los documentos inéditos que la acompañan, recrea los espacios conceptuales en los que se compartimentaba la colección del MCP.

El espectador puede optar por el puro gozo visual o por sumergirse en el contexto institucional, experimental y creativo en el que se insertó la prolífica y variopinta colección del MCP. La exposición de la Tretiakov reproduce también el llamado “gabinete analítico” del MCP, en el que se experimentó con colores, sonidos y análisis matemático, y la biblioteca con publicaciones sobre el arte de vanguardia. El éxito que está teniendo la muestra ha sido una sorpresa para los mismos organizadores, según cuenta la comisaria Liubov Pchélkina. Cuando el evento concluya y esté disponible la estadística sobre el número de visitantes se podrán establecer comparaciones con otras de las exposiciones más tradicionales que la Tretiakov ofrece esta temporada, como la dedicada a Vasili Polénov (1844-1922).

Ya en 1918, el Comisariado de Educación (Narkompros o Ministerio de Educación) fundó un ente centralizado para la compra de arte moderno (Muzeinoe biuro). Esta institución, que existió hasta 1922, repartía los cuadros adquiridos por distintos museos del país. Estrechamente asociada a ella estaba el MCP, que se disolvió cuando las diversas formas de experimentación y creatividad individual surgidas a principios de siglo fueron subordinadas a la nueva política ideológica de corte totalitario. A lo largo de sus tres años de existencia el Muzeinoe biuro compró 3.000 obras, de las cuales 700 permanecieron en Moscú, nos dice Pchélkina.

Las vanguardias soviéticas fueron redescubiertas y rehabilitadas en época de la Perestroika en los años ochenta, pero aún queda mucho por estudiar, nos dice Pchélkina. 

Los conocimientos sobre aquel fenómeno se han revelado “como la parte emergida de un iceberg”, afirma la especialista. En la parte sumergida, que es la abordada por la exposición de la Tretiakov, están “los orígenes y vínculos” de cuadros muy distintos entre sí y ubicados hoy en muy diversas partes del mundo.

Al disolverse el MCP, su colección fue dividida en 12 listas con destinos y funciones diferentes, cuenta Pchélkina. 

La lista número 1 comprendía 112 obras que fueron entregadas a la Tretiakov como material para exposiciones de arte contemporáneo, pero que en los años treinta acabaron siendo retiradas y enviadas a los almacenes especiales de la galería en la provincia de Moscú.

Algunos de los trabajos de la lista fueron a Yeriván (la capital de Armenia), Vladivostok, Jabárovsk, Kazán y varios cuadros fueron entregados al ministerio de Exteriores de la URSS. A las reclamaciones de la Tretiakov, el ministerio de Exteriores de Rusia, heredero de aquella institución, asegura no haberlas encontrado, afirma Pchélkina.

Las listas 4,5 y 6 fueron destinadas al intercambio con museos de provincias, donde en muchos casos se les ha perdido la pista. En las listas numeradas del 7 al 10 se incluyeron los objetos a ser destruido por carecer de “valor museístico y comercial”. Condenadas a ser recicladas como chatarra, papel, material de construcción o entregadas al “trapero”, había obras de Rozánova, Svetlov, Naúmov y Stémberg. Por suerte, explica Pchélkina, las directivas no se cumplieron y en su mayor parte, los lienzos sentenciado durante décadas permanecieron en los almacenes de la galería o en otras instituciones adonde fueron enviados.

Para “rastrear” el itinerario y entender donde dormitaron, se degradaron, desaparecieron o fueron cuidadosamente protegidas todas esas obras durante su clandestinidad ha sido preciso un intenso estudio de los registros de entrada y salida tanto de la galería Tretiakov como de otros museos provinciales de la ex URSS. 

Durante tres años con ayuda de once voluntarios, Pchélkina se dedicó a copiar esos registros en ordenador, explica la especialista. “El MCP es la base de todos los museos de provincia que poseen obras de vanguardia” afirma la comisaria.



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