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Las primeras medidas de Biden: vuelta a la OMS, al Acuerdo del Clima de París y parar el muro de México

El presidente firma una quincena de órdenes ejecutivas para reforzar la respuesta a la emergencia y un proyecto de reforma migratoria

Joe Biden ha impreso a su recién iniciado mandato una sensación de urgencia. Sin perder un minuto, cinco horas después de jurar como 46º presidente de EE UU, el mandatario ha firmado una quincena de órdenes ejecutivas que revierten, la mayoría de ellas, medidas de la Administración de Donald Trump. El resto suponen un golpe de timón en la gestión de la crisis del coronavirus, cuando el país supera ya los 400.000 muertos, y pretenden proporcionar alivio a sus víctimas. En el paquete de decretos no faltan compromisos para luchar contra el cambio climático, corregir la política migratoria de la anterior Administración, con un ambicioso plan que en última instancia prevé conceder la ciudadanía a 11 millones de irregulares, y garantizar la justicia racial y el respeto a las minorías.

Joe Biden en el Despacho Oval de la Casa Blanca, este miércoles. En video, Biden firmando las órdenes ejecutivas.Las primeras medidas de Biden: vuelta a la OMS, al Acuerdo del Clima de París y parar el muro de México

El plan, denominado Ley de Ciudadanía de los EE UU de 2021, aspira a gestionar “de manera responsable” la frontera, proteger a familias y comunidades y “administrar mejor la migración en el hemisferio norte”; el objetivo último es la regularización de los 11 millones de irregulares que hay en el país. Las provisiones también incluyen frenar de manera inmediata la construcción del muro con México, en torno al cual Trump articuló su severa política migratoria. Biden ha puesto fin hoy a la declaración de emergencia nacional que en su día sirvió de base al republicano para desviar fondos federales a la construcción del muro.

La intención que subyace a los edictos del nuevo presidente es, según el comunicado de su equipo de transición, “no solo revertir los graves daños de la Administración de Trump, sino también hacer que el país avance”, tanto en el interior como en el exterior, una dimensión global oscurecida por Trump que Biden quiere reimpulsar. De ahí que la decisión de recuperar la membresía de la OMS se deba a su papel “fundamental” en la coordinación de la respuesta internacional a la covid-19, y por extensión, a “propiciar que los estadounidenses y el mundo estén más seguros”.

En casa, Biden reestructurará el Gobierno para coordinar una respuesta nacional unificada a la pandemia, con la creación, vía orden ejecutiva, del puesto de coordinador de respuesta a la covid-19 -otra de sus promesas electorales-, que despachará directamente con el mandatario. También decretará la obligatoriedad del uso de la mascarilla en todos los edificios de la Administración federal. Una nueva y más fuerte respuesta a una crisis de tal magnitud -con una media de 200.000 nuevos casos y 3.000 muertos al día en los últimos siete días- será la prioridad de su presidencia. Además, se dispone la ayuda económica a las familias más afectadas por la crisis derivada de la pandemia, incluida una prórroga de la moratoria de desahucios hasta septiembre, así como al refuerzo del combate contra el virus.

La reincorporación de EE UU al Acuerdo de París contra el cambio climático es otra promesa electoral, que renovó el pasado 31 de octubre, en vísperas de las elecciones, el día que se producía el desenganche oficial del país del pacto global. Otro decreto presidencial abundará en el abordaje del cambio climático desde la perspectiva de la justicia climática. Entre los decretos de Biden figura también revocar el permiso del oleoducto Keystone XL, un ambicioso proyecto energético que enlazaría el Estado de Nebraska y Canadá y que fue aprobado por Trump pese a una firme oposición política y medioambiental. Como si fuera una muestra de justicia poética, Biden cierra ahora un círculo, pues el importante proyecto energético, valorado en 9.000 millones de dólares, había sido previamente rechazado por el presidente Barack Obama.

Impulsar la igualdad, la justicia racial y la defensa de las minorías son los objetivos de otras medidas que, en forma de órdenes ejecutivas, directrices, memorandos o cartas, ha adoptado Biden en el primer día de su presidencia. Casi todas ellas hallaron eco durante la campaña electoral, por lo que Biden comienza con el pie derecho: cumpliendo, al menos, parte de lo prometido.

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Joe Biden jura sobre la Biblia el cargo junto a su esposa Jill y en presencia del presidente del Supremo, John Roberts. En vídeo, el juramento de Biden como presidente.

“Empezar de Nuevo”

Por Amanda Mars

Estados Unidos ha dicho adiós a la era de Donald Trump y ha empezado una nueva andadura con la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden. El demócrata se ha convertido en presidente este miércoles frente al mismo Capitolio asaltado solo dos semanas atrás y ha clamado por la “unidad” de los ciudadanos en un momento de la historia especialmente convulso. En una ceremonia emocionante pero atípica, deslucida por la pandemia y las fuertes medidas de seguridad, Biden ha ensalzado la victoria de la democracia y ha llamado al pueblo a “empezar de nuevo”. Ha sido un discurso de catarsis en un día para la historia. Kamala Harris es desde hoy la primera mujer que ocupa la vicepresidencia del país más poderoso del mundo.

Joseph Robinette Biden (Scranton, Pensilvania, 78 años) juró el cargo con el que ha soñado siempre cerca del mediodía con la mano sobre la misma Biblia con la que se juramentó como senador hace medio siglo. Es ya el 46º presidente de Estados Unidos, el segundo católico de la historia (después de John Fitzgerald Kennedy), el que llega con más edad al puesto, el que parecía derrotado hace un año. Es también el hombre que ha logrado unir a los demócratas contra Trump y el que debe sacar a la nación de unas horas muy bajas.

“Tenemos mucho que hacer en este invierno de peligro y de posibilidades. Mucho que reparar, mucho que restaurar, mucho que curar y construir. Y mucho que ganar”, ha dicho el nuevo presidente en una intervención de unos 25 minutos, con el tono del grave momento que vive el país. Biden ha pasado de puntillas por las políticas, por los planes y los programas, no ha mencionado a Trump y ha centrado su mensaje en los valores, en la recuperación de un espíritu americano que define como unidad, lucha y respeto. “Hemos aprendido que la democracia es un bien precioso y frágil, pero la democracia ha ganado. Este es el día de América, es el día de la democracia”, ha recalcado.

Estados Unidos es un país fundado en una rebelión contra la monarquía, pero con ritos presidenciales propios de la realeza y el día de la jura del cargo es uno de los hitos de mayor afirmación, una ceremonia grandilocuente, de aire triunfal y optimista. Este año se ha celebrado oscurecida por la pandemia, que ha segado 400.000 vidas, y por el desgarro político, que obligó a cerrar la ciudad y cristalizó con la ausencia del mandatario saliente. En lugar de los centenares de miles de ciudadanos que solían seguir el acto desde el National Mall, el gran bulevar verde amaneció con un mar de banderas en recuerdo de los que murieron y alrededor de 25.000 soldados de la Guardia Nacional protegiendo las calles.

Biden, al que millones de estadounidenses instigados por Trump acusan de haber robado las elecciones, ha insistido en la urgencia de “la verdad”. “Hay verdad y hay mentiras, mentiras que se cuentan en busca de poder y provecho”, ha subrayado. Esta insistencia y la idea general del discurso, la de dejar atrás un tiempo de guerra y trauma, ha recordado las palabras de Gerald R. Ford cuando asumió la presidencia en 1974. “Creo que la verdad es el pegamento que mantiene unido no solo a un Gobierno, sino a la civilización en sí misma”, dijo Ford tras la dimisión de Richard Nixon por el caso Watergate, además de su famoso: “Compatriotas, nuestra pesadilla nacional ha terminado”. El nuevo presidente ha pedido algo similar al fin de esa pesadilla este miércoles, pero también ha tratado de transmitir esperanza. “Hoy celebramos la investidura de la primera mujer en la vicepresidencia, no me digan que las cosas no se pueden cambiar”, ha resaltado. “Es un nuevo día en América”, ha dicho también, en una frase que recordaba al “Amanece en América” de Ronald Reagan. Pero el optimismo de entonces no es tal ahora.



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