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La parusía

Son muy pocos los que en este mundo piensan en el fin del mismo. Nuestro planeta Tierra ocupa el tercer lugar en la línea de los que conforman nuestra privada vecindad del Sistema Solar, antecedido por Mercurio y Venus.

En nuestro sistema solar la Tierra ocupa el tercer lugar.La parusía

Su tamaño, es solamente un millón 300 mil veces más pequeño que el astro rey. Es, como dijera Arago, un montón de 140 litros de trigo, que representarían al sol, contra un sólo grano que sería el volumen de la Tierra. Nuestro vecindario está constituido por nueve planetas, unos chicos y otros grandes y por un enjambre de más de dos mil asteroides que deambulan entre Marte y Júpiter. 

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NUESTRO SOL

Es una estrella que pertenece a un grupo formado de millones de estrellas, algunas más grandes y que constituyen una nebulosa llamada Vía Láctea. Fuera de nuestra órbita existen millones de nebulosas que conforman el espacio sideral semejantes a nuestra Vía Láctea. Una de las nebulosas más cercanas a nosotros es la de Andrómeda, que se halla a 800 mil años luz. Es vecina nuestra, pero de otra colonia.

¿A qué viene esto? Pues solamente para ubicarnos en lo que somos: un simple grano de arena perdido en la inmensidad del espacio y que si desaparece, a nadie le importaría. Es decir, ni siquiera se notaría su falta en el espacio.

Pero sucede que aquí existe vida. Desde los Trilobites, pequeños crustáceos cuyo nombre se deriva de los tres lóbulos que conforman una especie de caparazón, fue una de las primeras formas de vida que fosilizadas se han encontrado en los terrenos primarios hasta la aparición del hombre ya en época muy reciente de la vida del mundo.

En todos estos millones de años de evolución, nuestro planeta ha vivido muchas aventuras que han ocasionado cambios sustanciales en la vida animal y vegetal. Hace 65 millones de años, más o menos, un asteroide de regular tamaño chocó con nuestro planeta cayendo en lo que actualmente conocemos como la península de Yucatán. Esto trajo como consecuencia una gran catástrofe ecológica que acabó con gran número de especies animales y vegetales, entre los que se contaban los dinosaurios. Después, al finalizar la época cuaternaria, una gran helada cubrió la tierra invadiendo casi el cincuenta por ciento de la misma. Para entonces, ya existía el hombre.

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EL MAYOR DEPREDADOR  DE TODOS LOS TIEMPOS

Y el ser humano sobrevivió a las glaciaciones, a los grandes depredadores, a las enfermedades, al diluvio universal y a las guerras provocadas por sus congéneres. Ha podido sobreponerse a todas las calamidades, pero difícilmente podrá sobrevivir al mayor depredador de todos los tiempos: el hombre mismo.

Y si no examinen ustedes el panorama mundial. Ya somos más de seis mil millones de seres humanos sobre el mismo espacio terrestre. En 1940 la población del planeta era de dos mil millones de personas. En 63 años la hemos triplicado con la gran desventaja de que la superficie cultivable de la tierra ha disminuido.

Aunque las técnicas de cultivo han mejorado en forma preponderante, son millones los seres humanos que se acuestan sin cenar y miles los niños y ancianos de los países tercermundistas que anualmente mueren por enfermedades y desnutrición.

A pesar de las muertes producidas por las guerras, el hambre y las enfermedades, el descontrol en la natalidad ha producido el desmesurado crecimiento de la humanidad y con ello graves problemas como la contaminación ambiental. Prácticamente son muy pocos los ríos, lagunas y lagos del mundo que se encuentran limpios, libres de contaminantes.

Algunos de los países más grandes e importantes como Estados Unidos, se niega a firmar el Protocolo de Kyoto que obliga a las naciones firmantes a ejercer un estricto control de su industria para evitar ensuciar el ambiente circundante. El humo de las fábricas, los gases producidos por los millones de vehículos que circulan por el mundo y los gases impulsores de algunos rociadores, han ocasionado la destrucción de gran parte de la capa de ozono de nuestra atmósfera que nos protege de los letales rayos solares.

La posibilidad de que nos caiga un asteroide es remota, más no imposible. Aunque al sol le queda combustible para seguir quemando durante algunos miles de años, eso no nos debe preocupar. El fin del mundo por medio de una gran tormenta o un diluvio puede suceder o también por una pandemia como el SIDA, que hasta ahora no se le ha encontrado cura. Pero lo que sí podemos controlar está en nuestras manos. Protejamos el medio ecológico, evitemos la contaminación de cualquier naturaleza que sea. Exijamos a nuestros gobiernos mayor atención a las leyes que protejan a la naturaleza, el efectivo control de la basura y desperdicios industriales. Evitemos la muerte del planeta. A propósito, la Parusía, es el segundo advenimiento de Cristo al final de los tiempos.

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EN EL PRINCIPIO

40 millones de años atrás aparecen los primeros primates en la época de los dinosaurios. Hubo diversas ramas de los primates como los Bosquimanos.

Hace 20 millones de años aparecieron otros primates semejantes a los simios modernos: los Driopithécidos. Hubo muchas especies. Sus restos abundan en las islas y riberas del lago Victoria. 20 millones de años atrás, los Driopitecus (Procónsul) ya no tienen cola. Abundaban los bosques espesos en África y Eurasia. África, hace 20 millones de años estaba separada de Eurasia.

Hace 16.6 millones de años se calcula que los Ramapithecus sean el predecesor del hombre.

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Darwinius Masillae es una especie extinta del primate estrepsirrino que vivió en Europa hace 47 millones de años.

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El Kakapo es el único loro no volador del mundo que vive en islas de Nueva Zelanda. Tiene 70 millones de años de antigüedad.

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Los dinosaurios surgieron hace aproximadamente 230 millones de años y duraron 160 millones de años desde el período triásico hasta el final del cretásico tardío en que cayó un asteroide en la península de Yucatán, cuyos vapores, polvos y radiaciones extinguieron el 95% de la vida terrestre.






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