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La ONU quiere frenar la contaminación por plásticos

Los representantes de 175 naciones reunidos en Nairobi pactan la creación de un instrumento jurídicamente vinculante contra este tipo de polución. La ONU sostiene que es el pacto ambiental más importante desde la firma del Acuerdo de París contra el cambio climático

Los representantes de los 175 países que han participado en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA, sus siglas en inglés), que se cierra este miércoles en Nairobi (Kenia), han acordado la creación del primer tratado internacional jurídicamente vinculante contra la contaminación por plásticos. Tras varios años de negociaciones y declaraciones, se ha aprobado una resolución por la que se crea el comité intergubernamental que comenzará a elaborar este tratado a partir de junio. La intención es que los trabajos estén rematados en el horizonte de finales de 2024 para que comience entonces el proceso de ratificación de los países de este pacto para combatir la creciente contaminación por plásticos.

Contaminación por plástico tras una crecida del río Voltorno, al norte de Nápoles (Italia).La ONU quiere frenar la contaminación por plásticos

El problema no es menor y va en aumento año a año. La producción mundial de plástico se ha multiplicado por dos en solo dos décadas hasta alcanzar los 461,1 millones de toneladas en 2021. La previsión es que vuelva a duplicarse para 2040 si no se pone coto a la producción de un material que es muy barato, tiene una bajísima tasa de reciclaje —apenas el 9% de los residuos de este tipo que se recogen en el mundo— y genera un alto impacto en la naturaleza: más de 140 millones de toneladas de residuos plásticos están ya contaminando los ríos, lagos y mares del planeta, como advertía un reciente informe de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).

Varios países llevan años tomando medidas puntuales contra las bolsas de plástico, los envases o algunos productos de un solo uso. Pero en el seno de la ONU está extendida la idea de que contra este problema mundial es necesario crear un instrumento también global y jurídicamente vinculante. Porque los residuos plásticos viajan de un país a otro y los vertidos en los ríos y mares se producen en muchas ocasiones a miles de kilómetros de donde se ha usado ese material.

Varias resoluciones aprobadas desde 2014 en Naciones Unidas apoyaban que se creara el tratado contra la contaminación por plásticos. El texto que finalmente se ha adoptado en la UNEA insta a esa comisión a “desarrollar un instrumento internacional jurídicamente vinculante”, con medidas “vinculantes y voluntarias”, que aborde el “ciclo de vida completo del plástico”. Esta referencia al ciclo de vida completo ha sido uno de los asuntos que ha costado más cerrar, ya que abre la puerta a que no solo se aborden medidas contra la contaminación ya generada, sino también a que se limite la producción de plástico virgen, que muchos analistas consideran clave. Lo barato que resulta fabricar este material derivado del petróleo es una de las razones por las que la tasa de reciclaje mundial es tan baja, lo que a su vez lleva a que los residuos plásticos acaben en vertederos, incinerados o contaminando el medio ambiente. Solo en 2019 alrededor de 22 millones de toneladas de basuras plásticas terminaron en el medio ambiente, según el mismo estudio de la OCDE presentado la semana pasada.

La resolución adoptada insta a que ese comité intergubernamental fije los objetivos concretos del futuro tratado. Pero se especifica que se deberán promover “medidas de cooperación nacionales e internacionales para reducir la contaminación plástica en el medio marino, incluida la contaminación plástica existente”. También se deberá instar a la elaboración y actualización de “planes de acción nacionales” sobre prevención, reducción y eliminación de este tipo de polución. Además, se plantea que se evalúe “periódicamente el progreso de la implementación” del acuerdo.

Aunque el texto aprobado no es muy concreto, la estructura del tratado que se esboza recuerda mucho al Acuerdo de París, donde los países firmantes del pacto deben presentar planes nacionales de recorte de emisiones de efecto invernadero para contribuir a la consecución de un objetivo común: que el incremento de la temperatura mundial no supere los 2 grados, y en la medida de lo posible los 1,5, respecto a los niveles preindustriales. Esos planes de recorte deben llevar a que las emisiones de efecto invernadero de la economía mundial sean prácticamente cero en la segunda mitad de este siglo. 

Para ello, los planes se analizan y actualizan periódicamente, como ocurrirá con los programas de acción de lucha contra la contaminación plástica que se pongan en marcha con el futuro tratado.

La resolución aprobada también abre la puerta a la creación de un mecanismo financiero para ayudar a desarrollar las medidas que se incluyan en el tratado. Y se pide que exista “flexibilidad” en algunas disposiciones para que en el cumplimiento de los compromisos se tengan en cuenta las circunstancias nacionales. Esta referencia deja abierta la posibilidad de que en esos planes nacionales a los países desarrollados se les puedan exigir más esfuerzos que a los que tienen menos recursos. Además, se menciona específicamente a los microplásticos como parte de la contaminación que se intentará combatir con el futuro tratado que debe elaborar el comité intergubernamental de negociación.



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