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La indomable imaginación de la primera programadora de la historia

Ada Lovelace, creadora de la computación abstracta

Retrato de Ada Lovelace, realizado por Margaret Carpenter en 1836.La indomable imaginación de la primera programadora de la historia

Augusta Ada King, condesa de Lovelace y única hija legítima del poeta inglés Lord Byron, es reconocida como la primera programadora de la historia.

De niña buscaba una máquina de vapor para volar y aunque no dio con ella, supo encontrar otra para que al menos su mente matemática lo hiciese.

Su particular planeador fue la llamada máquina de Babbage, un ingenio programable a través de tarjetas perforadas que como los telares de la época, podría reproducir distintos patrones aritméticos en función de la tarea a realizar.

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APASIONADA POR LA CIENCIA

Ada Lovelace conoció al matemático Charles Babbage con apenas 18 años, cuando ya destacaba por su interés por la ciencia y su indomable imaginación. Su madre, embarcada en la contradictoria misión de mitigar la segunda de estas cualidades a través de la primera, le facilitó la interacción con destacadas mentes de la época, como los matemáticos Augustus DeMorgan (con el que intercambió numerosa correspondencia sobre cálculo diferencial e integral) o Mary Somerville.

Gran apasionada de las matemáticas y del razonamiento formal, la señora Byron estaba convencida de que el pensamiento ordenado compensaría la inclinación natural de la niña hacia la metafísica y su desbordante creatividad, que ella consideraba herencia ignominiosa de su perturbado padre poeta.

Mientras Ada seguía cimentando su arsenal de herramientas matemáticas, Babbage se sumía en el desánimo. La comunidad científica británica se negaba a ver el interés del que él entendía como su mejor creación: la máquina analítica. Su diseño era increíblemente avanzado, funcionaba a vapor y era capaz de adaptar sus cálculos teniendo en cuenta resultados intermedios, además de incorporar del exterior instrucciones codificadas en tarjetas perforadas.

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MENTE BRILLANTE

La cerrazón de la academia británica, cegada por los prejuicios que la propia figura de Babbagge suscitaba por su constante crítica a la visión arcaica y elitista de la ciencia en Gran Bretaña, animó a Ada a trabajar sin descanso demostrando el potencial de su ingenio. Tomó como punto de partida las notas escritas por un científico francés, Luigi Federico Menabrea, tras escuchar una conferencia del propio Babbage. La traducción de ese texto se convirtió en una excusa para realizar su propio estudio sobre la máquina. Este trabajo, llamado sencillamente “Notas” y firmado con las iniciales A.A.L, fue publicado en la revista Taylor’s Scientific Memoirs en agosto de 1943.

De sus 66 páginas, los apéndices a la traducción suman 41. El más famoso, el Apéndice G, esboza cómo calcular los llamados números de Bernoulli con la máquina analítica. Los números de Bernoulli se definen recursivamente (es decir, se describe cada elemento de la secuencia a partir de los anteriores), con lo que su cálculo puede ser mecanizado siempre y cuando puedan incorporarse fácilmente resultados intermedios durante el procesamiento (lo que efectivamente permitía la máquina de Babbage).




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