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“La gran novela ya no la dictan los hombres”

La escritora Lorrie Moore reflexiona sobre la crítica literaria y afirma haber descubierto un rastro autobiográfico en los textos de no ficción que ha recopilado en su nuevo libro

Es un soleado día de invierno en Nashville. Lorrie Moore (Glens Falls, Nueva York, 63 años) teclea en un viejo ordenador. Tiene una taza de café sobre la mesa, que rellena una y otra vez. O eso dice. La mesa desde la que responde a Babelia por correo electrónico es “un clásico escritorio desordenado, con libros, papeles y un pequeño bote repleto de bolígrafos”. Aunque su casa está en Madison (Wisconsin) —donde vive también su hijo—, como da clases en la Vanderbilt University, pasa parte del año en Nashville. Desde esta ciudad sigue de cerca el imparable ascenso de Bernie Sanders en las primarias demócratas estadounidenses. “No se me dan bien las predicciones. Pero creo que su éxito demuestra que podría haber ganado a Trump en 2016. El Partido Demócrata lo traicionó entonces y no veo por qué no puede hacerlo ahora. De hecho, me parece lo más probable”, dice. La política en Estados Unidos, añade, es cada vez más “como una interminable serie de televisión que están pagando los espectadores”.

Lorrie Moore.“La gran novela ya no la dictan los hombres”

Admite Moore que fue consciente de que “la crítica es una forma de autobiografía” cuando se dispuso a reunir los textos resultantes de sus agudas observaciones por encargo. Se dio cuenta entonces de que su vida como escritora tenía dos “rastros”, el de la ficción y el de la no ficción, reunida finalmente en el volumen recién publicado A ver qué se puede hacer, y que ese segundo rastro decía tanto de sí misma como su ficción. Después de todo, está confesando incluso su pasión por las cintas de John Hughes. “Los escritores somos afortunados. No se puede bailar una reseña de una obra de danza, pero un escritor puede escribir una reseña de una novela, y así la conversación no queda en manos de personas que no practican el arte en cuestión”, dice.

—¿Diría que es útil para un creador observar tan de cerca el trabajo de otro?

—“Sin duda. Aprendes. A veces, técnica. Otras, a ser valiente y correr riesgos”.

—¿Son más benévolas las críticas de los escritores?

—“Lo que creo es que sus críticas son mejores, o más válidas, que las de aquellos que no se dedican a esto, porque podemos tener una visión más clara, para bien y para mal, de lo que el escritor estaba intentando hacer”.

Ella ha reseñado, abundantemente, el trabajo de Margaret Atwood, Alice Munro, Philip Roth o John Cheever, que son algunos de sus autores favoritos, a los que mejor entiende. Si pudiera elegir, ¿a quién le enviaría uno de sus libros para que lo reseñara? “No querría molestar a nadie por algo así. ¿Shakespeare? Habría estado muy ocupado, y ahora está muy muerto”, bromea.



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