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La explotación del hombre de la A a la Z

Un diccionario póstumo de Eduardo Soler suministra una gran cantidad de datos fiables sobre los diversos rostros de la esclavitud

La esclavitud es uno de los fenómenos más extendidos de la historia de la humanidad, pues se ha practicado en todos los lugares y en todos los tiempos, bien que con una incidencia desigual, que va desde las sociedades esclavistas de la Antigüedad, donde constituía una piedra angular del sistema, hasta su progresiva extinción en el mundo occidental del siglo XX, sin que haya desaparecido de nuestro planeta, donde se puede calcular hoy la existencia de 25 millones de personas que sufren una esclavitud en el pleno sentido de la palabra (condición de mercancía sin reconocimiento de derecho alguno) o bajo formas apenas mitigadas, que van desde los trabajos forzados a la explotación sexual de las mujeres y a la obligada inserción de los menores en el mercado laboral, en el mercado sexual o en el mercado de la guerra.

‘Inspección y venta de esclavos. New York, 1854’,La explotación del hombre de la A a la Z

Como resultado de estas experiencias y de su posición humanista ante uno de los más abominables ejemplos de la explotación del hombre por el hombre y del desprecio por la vida de sus semejantes ha surgido este diccionario, que presenta muchas de las virtudes de este formato (claridad de las definiciones, aproximación precisa a los hechos, abundancia de entradas para alumbrar cuestiones secundarias o puntuales) y también algunos de sus defectos (separación en voces diferentes de hechos íntimamente relacionados, solapamiento o repetición de otras informaciones, falta de ordenación coherente de los aspectos más relevantes y más continuados en el tiempo). Aparte, hay que señalar que el diccionario no se ocupa de las sociedades esclavistas de la antigüedad, que el escenario es esencialmente el del mundo atlántico (África Occidental, Europa Occidental y América) y que la cronología fundamental es la que nos lleva desde finales del siglo XV hasta finales del siglo XIX.

Entre las informaciones más ricas están las que se refieren a la trata (captura de esclavos africanos, traslado en los barcos negreros y venta a los potentados americanos) y a la esclavitud en las plantaciones del Nuevo Mundo, así como al llamado “comercio triangular” con su implantación en Europa, África y América. También es muy completo el apartado dedicado al abolicionismo, donde se analizan las diversas etapas de la lucha que termina por abolir la esclavitud en el mundo occidental a lo largo del siglo XIX. Son muy ilustrativas las entradas dedicadas a la resistencia en América, es decir al cimarronaje y a la creación de comunidades de esclavos huidos de la rapacidad y de la crueldad infinita de sus amos (los palenques y los quilombos). También hay que destacar las voces sobre las creaciones originales, igualmente mecanismos de defensa contra la opresión, generadas en América entre las comunidades de esclavos, tales como el vudú haitiano, el ñañiguismo cubano o el culto a los orishás (especialmente en Brasil), aunque se echan en falta voces referidas a otros productos del sincretismo afroamericano: el candombé o la santería y la palería cubanas, por ejemplo.



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