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Infantil o realista: se abre el debate sobre la ilustración para niños

El género ‘Elige tu propia aventura’ regresa a las librerías con una imagen renovada y vuelve a poner el foco en la manera en la que el dibujo infantil recrea el mundo

España, 1984. Una generación de lectores devoraba la colección Elige tu propia aventura, cuyas portadas ilustradas, ricas en detalles, combinaban fantasía, terror, ciencia ficción y aventura. Mismo país, 2020. RBA recupera este género, pero con una imagen renovada, más naíf y sencilla. En estas tres décadas, el dibujo que acompaña a la literatura para niños ha vivido un crecimiento imparable con el auge del cómic infantil, internet y la multiplicidad de sellos que han surgido en busca de los lectores más jóvenes. Las tendencias y los autores también han cambiado con el paso de los años. ¿Se ha simplificado e infantilizado la ilustración o es solo una versión más de las miles que se pueden encontrar en los catálogos de las editoriales?

Portadas de libros infantiles.Infantil o realista: se abre el debate sobre la ilustración para niños

Un nuevo capítulo se abre sobre el eterno dilema de cómo se debe tratar a los lectores jóvenes. “La ilustración es la solución a ese debate”, plantea Gerard Espelt, responsable de Astronave, el sello infantil y juvenil de Norma editorial. “Muchos álbumes que tratan temas delicados como guerras, dictaduras, crisis de los refugiados, están ilustrados de una forma magnífica y sutil en la que los niños entienden el mensaje, pero ahorrándoles ciertas palabras violentas”, continúa el editor. En el catálogo de Astronave hay títulos como La guerra de Catherine, el cómic ganador del premio jeunesse de Angoulême que relata la historia de Rachel, una joven que vivirá su adolescencia en la Francia de la Segunda Guerra Mundial.

Perro Apestoso (Blackie Books) y su compañero de cubo de basura Gatochato (un gato al que atropelló un camión, por eso es tan plano) son dos personajes literarios que por el lugar en el que viven podrían considerarse socialmente unos marginados y que, sin embargo, se han convertido en un éxito entre los niños. “Cada historia invita a reflexionar sobre cuestiones como las personas sin hogar, la adopción, la importancia de la educación y la lectura…”, explica Alice Incontrada, editora de la línea infantil y juvenil del sello. Las aventuras por entregas de este animal poco tienen que ver con las de Teo o Babar, los dos personajes que hace tres décadas se disputaban con la colección Eligen tu propia aventura la atención de los niños que crecieron en los años ochenta y noventa. “Pertenecen a otro momento histórico”, dice la editora. “Aunque en el caso de Babar, revolucionó el concepto de álbum ilustrado. Jean de Brunhoff creó una obra de arte. El primer libro es de 1931 y hoy sigue funcionando”.

“La ilustración infantil debe aspirar a lo mismo que toda ilustración editorial: enriquecer las ideas que se comunican, no simplemente reflejarlas”, añade Carmen Pacheco, escritora de la que parte de su obra se puede encontrar en la colección El Barco de Vapor. “No debería ser una muleta de la imaginación de los niños”.

Desde hace más de 40 años, El Barco de Vapor (SM) ha conseguido que generaciones de jóvenes hispanohablantes se enganchen a la lectura.

La explosión del cómic infantil

Casi un tercio de las lecturas de los niños entre 10 y 14 años son cómics. Es el sector de la población en el que, según las encuestas del INE y de los editores, el 70,8% se define como lector frecuente de libros. La explosión de este género ya influye en las ilustraciones de otro tipo de libros. “Puede que la aparición del cómic haya nutrido, en cierta forma, las posibilidades narrativas de la ilustración”, opina Duc, que pone de ejemplo el trabajo de Gustave Doré o Sempé, el creador del Pequeño Nicolás. “Han tendido puentes entre los dos lenguajes. Quizá también la ilustración haya recibido del cómic y de la animación el estilo cartoon, no realista”, dice. Espelt ve un recorrido más bien paralelo: “Los álbumes y la ilustración infantil han sabido hacer su camino y han evolucionado de forma bastante independiente. Tal vez diría que el cine de animación ha supuesto una mayor influencia que los tebeos”.

La hegemonía de Pixar en la animación y la capacidad de las redes sociales para saltarse cualquier obstáculo editorial marcan también la evolución de la ilustración infantil. Las editoriales, como explica Marion Duc, han encontrado en Internet un catálogo de artistas noveles “desconocidos y tímidos”. Y los ilustradores una manera de compartir su trabajo y, con suerte, convertirlo en viral para llamar la atención de los sellos e imponer tendencias. “Ha dinamizado el mercado y se ha socializado lo que históricamente era un trabajo muy solitario”, añade Espelt.



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