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‘Ikigai': filosofía japonesa que permite llegar a los 100 años

Basta con hacerse cuatro sencillas preguntas para empezar a practicarla

Sabemos, porque lo ha refrendado la Organización Mundial de la Salud (OMS), que Japón es el país en el que la gente vive más años (83.7 de media, entre hombres y mujeres).

Los japoneses han demostrado ser verdaderos maestros en el deseo por vivir.‘Ikigai: filosofía japonesa que permite llegar a los 100 años

En general, la longevidad nipona se ha relacionado con la dieta, como prueban algunos estudios. Ahora bien, parece que los japoneses no sólo son campeones en el arte de vivir mucho tiempo, sino también maestros en tener ganas de vivir. Es lo que esconde un concepto denominado ikigai, que podría traducirse como “razón de ser”.

La idea la destaparon dos españoles: Héctor García y Francesc Miralles, quienes la divulgaron en el libro “Ikigai: los secretos de Japón para una vida larga y feliz” publicado en 2016 y vendido en 30 países.

García, ingeniero valenciano, vive en Japón desde hace 12 años. Su amigo, Miralles, periodista español, va a visitarlo a menudo. Juntos decidieron viajar al pueblo de Okinawa que concentra la mayor población de centenarios del mundo. Entrevistaron a muchos de ellos y cuando les preguntaban por qué tenían tantas ganas de vivir la palabra que pronunciaban era ikigai.

“Todos tenían un ikigai, una motivación vital, una misión, algo que les daba fuerzas para levantarse de la cama por las mañanas”, dice Francesc Miralles. Tras el éxito de libro, el concepto de ikigai se ha sumado a otras corrientes de bienestar más o menos exóticas y últimamente de moda, como el hygge danés o el fika sueco. Miralles y García acaban de publicar un segundo libro con un enfoque más práctico: “El método ikigai”.

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IDENTIFICAR LO QUE HACEMOS BIEN Y NOS APASIONA

El objetivo del ikigai no es la felicidad. De hecho, Japón está en el puesto 51 de los países más felices del mundo según el World Happiness Report 2017 auspiciado por Naciones Unidas.

“El objetivo es identificar aquello en lo que eres bueno, que te da placer realizarlo y que además, sabes que aporta algo al mundo. Cuando lo llevas a cabo tienes más autoestima, porque sientes que tu presencia en el mundo está justificada. La felicidad sería la consecuencia”, dice Miralles.

Los psicólogos explican así por qué el hecho de identificar nuestro papel en la vida puede ayudarnos a sentirnos mejor con nosotros mismos: “si somos capaces de encontrar nuestro rol, todo será más fácil y placentero. Fácil, porque ejercitaremos nuestras capacidades más afinadas; placentero, porque nos divertiremos haciéndolo”, señala José Elías Fernández, miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid y director del Centro Joselías (Madrid).

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PERO, ¿TODOS TENEMOS UN IKIGAI?

Hay personas que sienten que no poseen habilidades especiales, ni objetivos que cumplir. “Eso es una creencia equivocada”, dice Miralles. “Por eso es importante mirar atrás y tratar de recordar qué cosas hacías bien cuando eras niño. Todos los niños tienen un don natural: unos para el dibujo, otros para la música, el baile, el deporte. Lo que ocurre es que estos talentos, cuando llega la edad adulta se tapan y es cuando uno se pregunta: ‘¿qué he hecho con mi vida?”.

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CUATRO PREGUNTAS PARA UBICARNOS EN EL MUNDO

Sumidos en la vorágine del día a día, detectar nuestros puntos fuertes no siempre es fácil. Para saber cuál es nuestro ikigai, Francesc Miralles aconseja, como punto de partida, responder cuatro preguntas:

- ¿Cuál es mi elemento? Hay personas que se sienten cómodas haciendo cosas solas y a las que les estresa estar en grupo. Su ikigai no podrá ser enseñar, ni dar conferencias, sino una actividad más recogida.

- ¿Con qué actividades se me pasa el tiempo volando? Es otro indicador de que se trata de una pasión por desarrollar.

- ¿Qué te resulta fácil hacer? Hay gente que tiene facilidad para poner orden en documentos o comprender diferentes puntos de vista.

- ¿Qué te gustaba hacer cuando eras niño? Podremos saber si nuestro ikigai está en actividades artísticas, intelectuales, de ayuda a los demás o de pensamiento científico.

El siguiente paso, una vez identificado, sería desarrollarlo. Para ello habría que trazarse un plan y obligarnos a seguirlo. Cuando el objetivo supone un cambio radical, te has de replantear tu vida a todos los niveles: económicamente, si podrás seguir viviendo en el lugar donde vives, si las personas que te acompañan son las adecuadas, entre otras.

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DOS MOMENTOS CLAVE EN LA VIDA

Nunca es tarde para buscar nuestro lugar en el mundo, pero este concepto zen del bienestar parece especialmente apropiado para dos momentos clave de la vida. Uno, cuando en plena madurez sentimos que debemos reciclarnos laboralmente.

El otro momento sería la adolescencia, cuando empezamos a tomar decisiones sobre nuestro futuro. Encontrar “aquello por lo que merece la pena vivir” (otra definición de ikigai) a una edad tan temprana no es fácil y menos cuando estímulos externos pueden despistarnos.

Pero el ikigai no es completo si la meta marcada no implica un servicio a la comunidad. “Todo el mundo quiere ser útil. Por eso nos sentimos más felices cuando hacemos un regalo que cuando lo recibimos. Por eso el futbolista se alegra cuando marca un gol, porque percibe la alegría que ha provocado. Si haces una cosa y nadie la reconoce, te vas a sentir frustrado”, señala Miralles. 




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