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He-man y las decisiones

En la universidad donde imparto clases, comparto con los muchachos una serie de conferencias con temas de desarrollo humano durante el tiempo que están en su carrera

En la universidad donde imparto clases, comparto con los muchachos una serie de conferencias con temas de desarrollo humano durante el tiempo que están en su carrera. Liderazgo, trabajo en equipo, comunicación, etc. Todas las así llamadas “habilidades blandas” que resultan tan importantes como los conocimientos técnicos para que los muchachos tengan éxito al incorporarse a la vida laboral. Esto ha llevado a que, a veces, algunos de estos chicos, que están en una etapa de decisiones importantes, se acerquen para pedirme algún consejo sobre alguna situación que estén viviendo.

He-man y las decisiones

Dos tipos de decisiones

Pero bueno, lo cierto es que nadie tenemos una varita mágica que nos asegure que siempre tomaremos las decisiones correctas, pero hay un concepto que en lo personal me ha ayudado para reducir el riesgo de tomar una decisión equivocada. Yo le llamo “las decisiones topo y las decisiones águila”. Verán:

Los topos, como todos sabemos, son animalitos muy cortos de vista. Difícilmente pueden ver más allá de medio metro de distancia. Las águilas, por el contrario, tienen buena vista, y tienen, además la capacidad de remontar el vuelo y, desde arriba, tienen una visión de muy largo alcance.

Tomar una decisión topo significa tomarla considerando solo los efectos a muy corto plazo. Lo que esa decisión me hace sentir en el momento, la emoción que me provoca, el placer que me genera. Tomar una decisión águila, por el contrario, significa elevar mi visión y tratar de vislumbrar las consecuencias a largo plazo que obtendré si tomo esa decisión. Vislumbra la manera en que esa decisión que estoy a punto de tomar me puede afectar en un año, 5 años, por el resto de mi vida. Como decía, hacer esta reflexión nos permite elevar la calidad de nuestras decisiones y reducir el riesgo de consecuencias no deseadas. Si a alguien le sirve el consejo, con gusto se lo obsequio.

Tienes el poder

Cambiando un poco el punto, pero continuando con el mismo tema, recuerdo que cuando mi hijo Chuy era pequeño, estaba de moda la caricatura de He-man y los Amos del Universo. El momento cumbre de cada capítulo era cuando este monigote levantaba su espada como para que le entraran las fuerzas cósmicas y luego, con una voz y en un estado de éxtasis que parecía político en campaña, decía con fuerza: “YA TENGO EL PODER!!”. 

Pues bien, mi querido amigo, al igual que He-man, tú también tienes el poder. Tienes el poder de influir en la calidad de tu vida futura en todos los aspectos. Tienes el poder de determinar hasta dónde llegará tu desarrollo mental e intelectual. Tienes el poder de plantearte metas y alcanzar un determinado nivel económico. Tienes el poder de valorarte como persona y lograr que los demás te valoren por lo que eres y no por lo que tienes o lo que haces o por cómo luces. Tienes el poder de desarrollar relaciones afectivas sanas, que te hagan crecer emocional y espiritualmente, y no que te degraden. Tienes el poder de alcanzar tu plena realización como ser humano y de vivir una vida trascendente, una vida con significado, una vida que deje huella. Todo ello, en base al poder que se te ha dado para tomar tus propias decisiones.

Lo único que te digo a ti, que hoy has encontrado este mensaje en la botella, es: Sé sabio al utilizar ese poder. No tomes decisiones topo. Toma decisiones águila. Los momentos de decisión duran poco, pero el impacto de tus decisiones dura mucho. Es decir: Decir “sí” o decir “no” solo toma una fracción de segundo. Pero las consecuencias de decir “sí” o de decir “no” pueden afectarte por el resto de tu vida.

Así que, repito, sé sabio al utilizar ese poder, pues es en nuestros momentos de decisión que se forja nuestro destino.



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