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Hablemos del Tamaulipas

A más de 45 años de distancia de haberlo dejado, hoy volví al lugar en el que viví gran parte de las experiencias de mi niñez: mi colegio.

La patria se forja en la escuelaHablemos del Tamaulipas

Y aunque ya no está en el mismo edificio al que yo asistía, la esencia y la mística de mi querida escuela primaria es la misma. Así que entrar ahí fue como introducirme al túnel del tiempo y vivir nuevamente aquellas vivencias hermosas de mi primera infancia.

En la entrada del edificio sigue visible ese maravilloso lema que su fundador, el profesor Aníbal Pérez González, supo plasmar con preclara sabiduría: “la patria se forja en la escuela”.

De niño yo no comprendía cabalmente el significado de aquellas palabras, pero el no comprenderlas no impidió que el resultado se diera: mi amada escuela, ciertamente, forjó en mí el amor por el lugar que me vio nacer, el orgullo por su historia y la convicción de que ser mexicano es un privilegio.

El evento que me llevó de regreso al colegio fue una asamblea en la que se hizo entrega de la medalla al mérito cívico que el gobierno municipal tuvo a bien otorgar, de manera póstuma, al profesor Aníbal Pérez, en el marco del arranque de los festejos por el 75 aniversario de la fundación de la escuela.

La explanada principal estaba llena de alumnos, exalumnos, maestros, directivos, invitados y padres de familia, además de la familia del profesor Aníbal. Y cada detalle que fui viendo a medida que transcurría la ceremonia, traía a mi memoria recuerdos de lo que yo ahí viví durante seis años. Pude entonces comprender cómo es que la escuela forja en nuestro corazón el amor por la patria.

FORJANDO LA PATRIA

Inicia la ceremonia con los honores a la bandera y escucho el fuerte y claro sonar de la trompeta. Excelentemente tocada, yo me imaginé que sería el maestro que dirige la banda de guerra el que la tocaba. Volteé a ver y para mi sorpresa, quien tocaba era una “pirinola” como de quinto año que hasta colorado estaba por el esfuerzo. Me sentí emocionado y conmovido a la vez. Al arrancar el redoble de los tambores recordé cuando, siendo parte de la banda de guerra en aquellos años, era grande la emoción de participar en los desfiles y el retumbar de los tambores en nuestro corazón nos hacía sentir que éramos pequeños soldados honrando a nuestra patria.

La gallardía de la escolta portando la bandera y el repetir el juramento hacia ella, guiados por una pequeña niña de primaria, revivió el fervor que nos inculcaron por este símbolo patrio, “legado de nuestros héroes”. Igual sentimiento nos causaba el ofrecer nuestros respetos al escudo de nuestro Estado, bajo las vibrantes notas de: “Viva Tamaulipas, altiva y heroica”. Tamaulipas, “la tierra querida”, aún cuando hoy, más que nunca, viva “horas aciagas”. Quienes aquí nacimos seguiremos luchando y trabajando para que este Estado “vibre a la voz de libertad”. Eso también me enseñaron en mi escuela.

He volteado a ver a los grupos de pequeños formados a nuestras espaldas y en la figura de la maestra que amorosamente los cuidaba, vi a todas las maestras que me instruyeron de primero a sexto grado: Aracely Padrón, Trinidad Reséndez, Blanca Martínez, Emma Padrón, Belinda Calvo y San Juanita Rodríguez. Mujeres de gran vocación que, con su paciencia y su entrega, sembraron en mí el amor y el gusto por el aprendizaje.

MEDALLA AL MÉRITO

Finalmente, tuve el honor de que me pidieran formar parte de la comitiva que haría entrega de la medalla al mérito a la familia del profesor Aníbal. Las palabras que dirigió la licenciada Tere de Alba, directora actual de la escuela, reflejaron fielmente el sentir de todos los ahí presentes:

“No existen palabras que expresen fielmente el profundo sentimiento de orgullo, honor y alegría que me invaden este día, que estoy segura es compartido por todos los que formamos parte de este colegio. Uno de los legados que nos dejó nuestro fundador, es precisamente esta hermosa familia que conformamos alumnos, profesores, padres de familia y todas las generaciones de exalumnos que se forjaron aquí en el colegio Tamaulipas”.

El slogan actual del colegio es: “hablemos del Tamaulipas”. Estoy seguro de que, durante este año de festejos, se oirá hablar mucho de él y hago votos porque, dentro de otros 75 años, cuando ya de nosotros sólo quede nuestra esencia y nuestro recuerdo, las generaciones futuras sigan hablando del Tamaulipas y esta hermosa escuela continúe siendo ese pilar enorme y siga, incansablemente, forjando la patria en su corazón.




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