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Exorcismos, monstruos, venganzas y calidad: el cine surcoreano más allá de ‘Parásitos’

Repasamos el fenómeno del cine del país durante las dos últimas décadas

El mundo aún se está recuperando de la sorpresa que ha supuesto la victoria en los Oscar de Parásitos, la película surcoreana dirigida por Bong Joon-ho. Ganadora en el pasado Festival de Cannes de la Palma de Oro, la cinta se ha aupado a la más alto del cine mundial sin renunciar a los ingredientes de los que siempre se ha compuesto el cine de su director: denuncia social, humor incómodo (a veces incluso rayando lo desagradable), interpretaciones potentes. Para Garcelán, los nombres más destacados de esta nueva hornada de directores surcoreanos son estos:

Fotograma de Sympathy for Lady Vengeance.Exorcismos, monstruos, venganzas y calidad: el cine surcoreano más allá de ‘Parásitos’

“Fue el primero que se tomó tan en serio fuera de Corea del Sur”, explica Garcelán. Con un ritmo de producción digno de Ingmar Bergman o Woody Allen (rueda una película al año), el nombre de Kim Ki-duk comenzó a sonar en los círculos cinéfilos mundiales a comienzos del milenio: en el año 2000 con La isla, pero, sobre todo, a partir de 2003, con Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera y con Hierro 3 (con el que ganó el León de oro al mejor director en el Festival de Venecia).

Bong Joon-ho (1969)

“Hay que decir que fue el Festival de San Sebastián quien lo descubrió”, cuenta Garcelán sobre el dueño de cuatro Oscar. “Fue el primer festival que apostó por su ópera prima, Barking Dogs Never Bite”. Garcelán recuerda que para el director el cine es como un autobús con los cristales tintados, donde él lleva a los espectadores por los distintos géneros, sin saber nunca cuál es el destino final. Filmes como el drama con monstruo The Host (2006), Snowpiercer (2013) u Okja (2017) no tenían miedo a ser imaginativas hasta las últimas consecuencias, mezclar géneros y llevar las obsesiones de su director al límite. 

Chan-Wook Park (1963)

De 56 años, Chan-Wook Park es, junto con Kim Ki-duk, el primer director coreano cuya obra cruzó las fronteras del mundo este milenio. Y lo hizo con su conocida trilogía de la venganza, compuesta por Sympathy for Mr. Vengeance (2002), Oldboy (2003) y Lady Vengeance (2005). “El espaldarazo de Cannes a Oldboy fue definitorio”, recuerda Garcelán. Director de varias películas tras el éxito de su trilogía, dio el salto a Hollywood en 2012 con Stoker. 

Lee Chang-dong (1954)

“Es el recordatorio de que Corea del Sur también tiene un cine más reflexivo y de autor”, cuenta Garcelán. En España se han estrenado dos películas suyas: Poesía (2010) y Burning (2018), basada en un cuento del escritor japonés Haruki Murakami. Además, Garcelán destaca su papel como ministro de cultura de Corea del Sur (2003 a 2008). 

“El impulso que le dio al cine durante su mandato fue tremendo”.

Kim Jee-woon (1964)

Otra de las voces propias surcoreanas, el responsable de filmes como Dos hermanas (2003) o el drama de gánsteres A Bittersweet Life (2005) logra, según Garcelán, “una mezcla de géneros muy interesante”. Una buena muestra de eso es El bueno, el malo y el raro (2008), también estrenada en el Festival de Cannes.

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Fotograma de 'El extraño'.

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Fotograma de 'Hierro 3'.

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Un instante de 'Oldboy’.



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