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El último paisaje que pintó Van Gogh

Un investigador neerlandés señala el camino que lleva a la posada donde se hospedó el pintor en la localidad francesa de Auvers-sur-Oise como el paraje de su cuadro final, ‘Raíces de árboles’

La vida y obra de Van Gogh vuelven a sorprender.

Postal de Anvers-sur-Oise donde se reconocen las raíces de los árboles que inspiraron a Vincent van Gogh.El último paisaje que pintó Van Gogh

Al contrario, cree que reflejó “la lucha entre la vida y la muerte”, a través de unas raíces retorcidas que eran reales. 

También sostiene que Van Gogh se quitó la vida, y no recibió un disparo fortuito por parte de dos adolescentes a los que luego, en las 30 horas de agonía antes de morir, habría tratado de encubrir para evitarles problemas. Es una de las teorías de su muerte, pero él indica que la luz de la tarde entra por la izquierda del lienzo. 

Así que lo más probable es que dejara sus cosas en la habitación para luego pegarse un tiro, por la noche, en el campo.

Raíces de árboles forma parte de la colección del museo del artista, en Ámsterdam, y hasta 2012 figuraba junto con Jardín de Daubigny y Trigal con cuervos, en la categoría simbólica de candidato a cuadro postrero. La bandada de pájaros negros del segundo encajaba incluso en el peor de los augurios, confirmado luego con el tiro que se disparó Vincent. Pero no es así, y el museo del artista en Ámsterdam apoya el hallazgo del paraje que muestra, presentado este martes en Auvers-sur-Oise.

El Instituto Van Gogh es un organismo sin ánimo de lucro encargado de preservar su legado en la propia localidad. Ante el parón turístico forzado por la covid-19, Wouter van der Veen aprovechó para echar un vistazo a la colección de postales antiguas guardadas por un vecino, por si sirvieran para hacer un montaje audiovisual. Mientras las revisaba, vio una fechada entre 1900 y 1910 de Rue Daubigny, un camino por el que un joven arrastra su bici con la rueda trasera pinchada.

A la derecha había un conjunto arbolado que le resultó familiar. Dos días antes de morir, Vincent van Gogh había empezado un cuadro con unas raíces y vástagos que brotaban de unos troncos, y “cada elemento de este cuadro misterioso puede explicarse con la postal en la mano: la forma del montículo, la relación entre las raíces, la composición de la tierra, y el lugar; se corresponde con la afición de Van Gogh de pintar motivos cercanos”, ha declarado al museo de Ámsterdam, que ha divulgado su hallazgo.

El reflejo de la luz captada por el artista indica, en opinión de Van der Veen, que estuvo allí hasta la tarde, “lo cual aporta más información sobre los momentos anteriores a ese día dramático, que culminó en su suicidio”. Cuando las restricciones impuestas por la pandemia en Francia se levantaron en mayo, el estudioso viajó al camino en cuestión, situado a unos 120 metros del hostal. “Los mayores troncos pintados por él siguen ahí, reconocibles”, asegura. En unas declaraciones al rotativo NRC Handelsblad, descarta a su vez la hipótesis de la muerte accidental a manos de los adolescentes, sostenida en el libro Van Gogh: la vida, escrito por Steven Naifeh y Gregory White Smith.

Cree que estuvo pintando entre el mediodía y las seis de la tarde del 27 de julio, pero no regresó de noche al albergue, ya con un tiro en el pecho, como aseveran los autores de la biografía. Le parece mucho más plausible que Vincent “pintara, llevara sus cosas a la habitación y marchara a un campo cercano con la intención de acabar con su vida”. Sí está documentado que falleció unas treinta horas después del tiro en brazos de Theo, su hermano.

El Doctor Gachet y su retrato de récord 

En Auvers-sur-Oise hay una ruta histórica que permite seguir los pasos de Van Gogh, y durante su investigación, Wouter van der Veen encontró una entrevista radiofónica con Adeline Ravoux, hija del dueño de la posada donde Van Gogh pasó sus últimos días, donde recuerda que posó para el pintor cuando tenía 13 años y le llevaba la comida. Otro de los lugares señalados es la casa del doctor Paul-Ferdinand Gachet, recomendado por Theo van Gogh a su hermano para que remontara la mala racha sufrida poco antes en la Provenza, donde se cortó la oreja en un arrebato e ingresó en un sanatorio para enfermos mentales. Vincent y el doctor Gachet entablaron amistad, y la primera versión del retrato que le hizo en 1890, se vendió en Nueva York por 82,5 millones de dólares en 1990. Era la cifra más alta alcanzada hasta la fecha por un cuadro en una subasta. La segunda versión cuelga en el Museo de Orsay, de París. 



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