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El ‘playback’ levanta la voz

Denostada como símbolo de artificio, la técnica de actuar sobre música pregrabada resucita en forma de fenómeno en las redes, la televisión, el arte o incluso la ópera. Esta es la historia de la rehabilitación cultural más imprevisible de nuestro tiempo

Durante décadas, el playback fue desdeñado, escondido y negado, símbolo de una industria sintética y mercantil que paseaba a los artistas por los platós como muñecos de ventrílocuo. Hasta que, de un día para otro, empezó a ser exhibido abiertamente, con un orgullo insólito. Los más jóvenes lo convirtieron en rasgo distintivo, igual que otras generaciones habían escogido un baile lascivo o unos tejanos rasgados. El playback regresó cuando ya nadie lo esperaba. Invadió una plataforma como TikTok, que triunfó durante el largo confinamiento de 2020: en diciembre pasado tenía 689 millones de usuarios en todo el mundo, sumados a otros tantos en su versión china, Douyin. Antes ya había viajado por el mundo gracias a RuPaul y su exitoso concurso televisivo de drag queens, cuya prueba eliminatoria —y clímax narrativo de cada programa— es un duelo épico de lipsync entre dos rivales (su versión española, impulsada por Atresmedia y con los Javis en el jurado, se estrenará esta primavera). Así, esta rudimentaria técnica de sincronización labial respecto a una grabación previa logró conquistar una posición central en una época propicia para lo lúdico y lo chistoso. Hace solo un par de décadas, quienes recurrían a ella eran objeto de escarnio. Hoy se han convertido en las estrellas de nuestro tiempo.

En 2013, Beyoncé admitió haber hecho ‘playback’ en la investidura de Barack Obama. Lo atribuyó a “la metereología y la falta de tiempo para ensayar”.El ‘playback’ levanta la voz

“El resultado es imperfecto, pero eso da igual porque se produce dentro de una cultura donde importa más participar que ser un virtuoso”

El investigador Vanni Brusadin, profesor de culturas digitales en la Universidad de Barcelona y director del festival The Influencers en el ­CCCB, traza una genealogía del fenómeno que empieza en la primera década de este siglo, con los lipdubs, vídeos musicales en los que un grupo de personas sincronizaban sus labios, gestos y movimientos con una canción. Y luego se alarga hasta la invención de aplicaciones como Wombo, que crea lipsyncs automatizados a partir de un algoritmo de reconocimiento biométrico. El resultado permite ver a Kim ­Jong-un bailando al ritmo de Gloria Gaynor (su creador tuvo la idea, según su propia confesión, mientras fumaba marihuana con su compañero de piso). Un contenido falso festivo al alcance de cualquier móvil. “El aspecto técnico es fundamental para este regreso del playback: hoy contamos con herramientas expresivas muy potentes que eran inimaginables hace solo unos años”, apunta Brusadin. Sin olvidar la propia naturaleza de las redes sociales, con sus lazos virtuales que sustituyen, ahora más que nunca, las interacciones físicas. “Existe una correlación directa entre la ausencia de cuerpos a nuestro alrededor y la explosión de lo performático en las redes”, confirma el investigador, que subraya que este auge de la técnica supone una ruptura con el modelo tradicional de autoría, con la noción romántica de originalidad y su culto al genio. “En estos vídeos no existe ninguna de estas cosas. A menudo, el resultado es imperfecto y no importa que lo sea, porque se produce dentro de una cultura de los usuarios que no está hecha de obras maestras, sino de acciones colectivas en las que importa más participar que ser un virtuoso”, defiende.

Pese a las apariencias, el canto en mímica no nació antes de ayer. Fue usado en el cine desde 1929, año de estreno del musical La melodía de Broadway. Descontento con la calidad de audio de uno de sus números musicales, el supervisor de sonido de la MGM, Douglas Shearer, tuvo la idea de superponer una versión grabada en posproducción. El cine estado­unidense lo siguió usando para doblar a las estrellas con las cuerdas vocales menos dotadas, de Ava Gardner en Magnolia a Sidney Poitier en Porgy y Bess, hasta ejemplos recientes como Rebecca Ferguson en El gran showman, cuya doble de voz llegó incluso a calcar su acento sueco. El giro casi cervantino de Cantando bajo la lluvia (1952), donde el doblaje musical de una actriz por parte de otra es un elemento central en la trama, dejó al descubierto el secreto mejor guardado de Hollywood. “Ya vivíamos en un mundo dominado por el playback antes de que se pusiera tan de manifiesto con esos ejemplos”, matiza Eloy Fernández Porta, ensayista y profesor de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona). Tras el auge del videoclip que acompañó la creación de la MTV en 1981, la sincronización labial entró en decadencia hacia finales de esa década. En especial, tras el escándalo protagonizado por Milli Vanilli, dúo musical ganador de un Grammy que cayó en desgracia en 1989, cuando se descubrió que solo eran dos tipos con hombreras que movían los labios sobre la voz de otros. “Si reescribimos ese capítulo de la historia del pop, podríamos decir que fueron precursores”, ironiza Fernández Porta. Otra polémica la provocó Whitney Houston cuando cantó el himno estado­unidense en la Super Bowl de 1991, 10 días después del inicio de la guerra del Golfo. Un momento apabullante de excelencia vocal y comunión patriótica que se vio empañado cuando se descubrió que Houston solo hacía mímica respecto a una versión pregrabada. Sin el aura del directo, la secuencia se venía abajo.

“Si reescribimos ese capítulo de la historia del pop, podríamos decir que Milli Vanilli fueron precursores”

Cronología: un siglo de ‘playback’

1929. Hollywood descubre el ‘lipsync’

La melodía de Broadway, comedia musical de la MGM, fue la primera en usar el playback para corregir un error de sonido en una secuencia.

1952. Estreno de ‘Cantando bajo la lluvia’

Una actriz doblaba a otra en pleno paso al cine sonoro. Hollywood reveló su secreto: así sucedía en cientos de filmes.

1960. La música enlatada llega a la televisión

La técnica se generalizó en los programas de variedades de medio mundo para esquivar las dificultades del sonido en directo.

1989. El escándalo de Milli Vanilli

La creación de la MTV expandió su uso, pero su era dorada terminó cuando este grupo admitió que no cantaba sus temas.

1995. Oasis, contra el ‘playback’ 

Los Gallagher intercambiaron sus roles en una actuación en Top of the Pops para protestar contra la imposición del pregrabado. En 1991 ya lo hicieron Nirvana en el mismo programa.

2008. Juegos Olímpicos de Pekín

El Gobierno chino suscitó una polémica al sustituir a la niña que entonaba el himno nacional por otra más fotogénica que hacía playback.

2009. El fenómeno ‘RuPaul’s Drag Race’

El exitoso concurso de drag queens, que ya va por la 13ª temporada, propulsó esta técnica con una prueba de eliminación llamada Lipsync For Your Life. Esta primavera se estrena la versión española, impulsada por Atresmedia y con los Javis en el jurado.

2015. ‘Lip Sync Battle’: las estrellas hacen ‘playback’

Esta técnica regresó al público mayoritario con este programa, en el que estrellas de Hollywood simulan cantar grandes éxitos. Por ejemplo, Tom Holland hizo historia interpretando a Rihanna.

2020. TikTok y el confinamiento

La red social china, creada en 2016 y en la que arraigó el lipsync, triunfó durante el encierro colectivo. Al final del año sumaba 689 millones de usuarios.

2021. ‘The Island We Made’, la ópera en diferido

Estreno de la primera ópera en playback, obra de la puertorriqueña Angélica Negrón que protagoniza la drag Sasha Velour, surgida de la factoría RuPaul.



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