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El nuevo paradigma de la industria del libro: menos novedades, mejor seleccionadas

El mundo editorial reduce el aluvión habitual de lanzamientos. ¿Estamos ante un cambio en el sector?

Publicar menos libros, prolongar su vida en las librerías, seleccionar mejor los lanzamientos y mantener un margen para el riesgo y para las apuestas. Todo el mundo en el sector editorial español tiene clara cuál sería la situación perfecta, pero la inercia ha mantenido un elevado número de publicaciones al año, que pasan fugazmente por los escaparates y de los que sólo unos pocos llegan a ser relevantes.

El nuevo paradigma de la industria del libro: menos novedades, mejor seleccionadas

«A todos nos gusta pensar que esta trance por el que pasamos nos va a volver más sensatos, más honestos y que servirá para que tengamos la mente más clara, pero, en el fondo, sabemos que será así en muy pocos casos», reflexiona Sandra Ollo, editora de Acantilado y Quaderns Crema. «Si al menos sirve para que entendamos y asumamos la fragilidad de la vida me daría por contenta», añade.El deseo de Ollo de recuperar cierta «sensatez» no es una idea nueva. Hace tiempo que el sector del libro vive en una dinámica frenética de lanzamiento de novedades que al final perjudica a los propios libros, que cuentan con una cada vez más estrecha ventana temporal para llegar al lector, antes de desaparecer sepultados por la imparable avalancha de nuevos títulos en las librerías.

En el último mes las editoriales han modificado sus planes de lanzamientos y, ya sea por la crisis económica o por una reflexión más profunda, la mayoría han recortado significativamente el volumen de novedades que publicarán en 2020. «El sentido común dice que podría ser un buen momento para replantearse muchas cosas que no funcionan bien en la industria como la lógica de las novedades, pero esto es una cadena y si cada parte de ella tira por su lado todo seguirá igual aunque tengamos una crisis brutal», pronostica Daniel Moreno de Capitán Swing. «Por desgracia, este es un sector que veo muy poco reflexivo. Veo poco o nulo diálogo intersectorial entre editores, autores, traductores, libreros, distribuidores e imprenteros sobre cual sería la mejor manera de enfrentar la crisis. Habría que sentarse y pensar». Moreno es pesimista: augura un escenario post-crisis «con el tejido industrial muy dañado porque ya veníamos de escenarios muy precarios, pero con el mismo funcionamiento. Lo que seguro que ocurrirá es que cerrarán librerías, editoriales e imprentas». 



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