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El legado azul de una visionaria

Autora del primer ilustrado con imágenes, Anna Atkins permaneció oscurecida por la historia

En 1840 la artista y botánica Anna Atkins comenzó a experimentar con los nuevos procesos fotográficos que estaban siendo desarrollados en los albores del creativo ambiente científico de la Inglaterra victoriana.

Retrato de Anna Atkins, en 1862.El legado azul de una visionaria

Tres años más tarde inició la publicación de “Photographs of British Algae”, un monográfico sobre las algas del Reino Unido, para cuya elaboración utilizó la cianotipia como técnica fotográfica.

Publicado en fascículos durante diez años, hoy en día es reconocido como el primer libro impreso e ilustrado con fotografías. Sin embargo, tuvo que pasar más de un siglo para que su obra obtuviese el merecido reconocimiento.

La muestra “Blue Prints: the Pioneering Photographs of Anna Atkins” se exhibe en la New York Public Library. Se trata de la mayor exhibición dedicada a esta pionera de la fotografía. Su obra no sólo evidencia su pasión por la naturaleza, la ciencia y el dibujo, sino que va mucho más allá de la mera ilustración científica en lo que se refiere a su cuidada estética y habilidad técnica.

La disposición de las algas, los helechos y las plantas en flor sobre el característico fondo azul Prusia de los cianotipos, resulta tan etérea como minuciosa en sus detalles.

La muestra centra fundamentalmente su interés en la publicación de “Photographs of British Algae” y en los experimentos de la fotógrafa autodidacta en colaboración con su amiga Anne Dixon, prima segunda de la escritora Jane Austen, entre los cuales destaca Cyanotypes of British and Foreign Ferns. Reúne también su correspondencia, sus acuarelas y otro tipo de material de archivo.

Hasta los años 80 la obra de Atkins era sólo conocida por un reducido número de personas: historiadores, académicos, coleccionistas y marchantes. Fue el historiador Larry J. Schaaf, comisario de la exposición en colaboración con Josh Chuang, quien partiendo de escasos datos sobre su vida publicó “Sun Gardens”, el primer monográfico dedicado a la figura de esta visionaria, estableciendo su legado como pionera en la historia de la fotografía y de la ilustración de libros. Hasta entonces, “The Pencil of Nature”, la obra de Henry Fox Talbot, cuya primera parte fue publicada meses después de que apareciese “Photographs of British Algae”, figuraba como el primer libro ilustrado con fotografías.

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PINTABA ACUARELAS  Y PRACTICABA LA LITOGRAFÍA

Huérfana de madre, fue su padre, John George Children, director del departamento de Historia Natural del Museo Británico, quien le inculcó el amor por la ciencia. Cuando en 1823 este se dispuso a traducir la obra del francés Jean-Baptiste Lamarck, “Histoire Naturelle des Animaux Sans Vertebris”, alentó a su hija a realizar ilustraciones de las distintas especies de moluscos.

En los más de 250 dibujos, de los cuales muchos fueron publicados como grabados en el “Quarterly Journal of Science, Literature and art”, quedó evidenciada su destreza artística, así como su minuciosidad y perfección para reproducir los distintos pequeños matices necesarios para ajustarse a los rigores de la ciencia.

La botánica se convirtió en su pasión. Era una de las pocas áreas de la ciencia que admitía las colaboraciones del sexo femenino en la Inglaterra victoriana, así Atkins llegó a ser miembro de la Sociedad Botánica de Londres.

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SU VIDA Y PERSONALIDAD

A la muerte de su padre en 1952, Atkins recopilaría su obra científica, así como su poesía en el libro “Memoir of J.C Children, Esq.” el cual, a pesar de que la artista evitó cualquier mención de sí misma, supone una reveladora fuente de información acerca de su vida y personalidad, dada la escasez de otro tipo de documentación.

Dentro de su círculo de amistades se encontraba John F.W. Herschel, quien inventó la cianotipia en 1942, además de acuñar los términos “fotografía”, “positivo” y “negativo”. Fue él quien introdujo a la artista en su uso. Atkins colocaba las muestras de la planta directamente sobre un papel sensibilizado por sales de hierro y las presionaba con un cristal. Expuestas a la luz durante unos 15 minutos y luego lavadas con agua, las partes no cubiertas del papel se tornan azules. Cada imagen llevaba incorporado el nombre de la muestra, grabando el nombre primero en un papel transparente que servía como un negativo a ser impreso.

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FUENTE DE INSPIRACIÓN PARA NUEVAS GENERACIONES

La edición completa de “Photographs of British Algae” alcanzaba aproximadamente 400 imágenes. Concebido en fascículos, la autora los distribuía personalmente o través de sus sirvientes, a amigos, o conocidos, librerías e instituciones, con recomendaciones para su encuadernación. No recibía ningún tipo de pago por ello. Actualmente se conservan 25 copias.

La publicación iba firmada simplemente con sus iniciales, A. A., lo que hizo que un académico del siglo XIX las interpretara como “Anonymous Amateur”.

Este dato confirma su desinterés en alcanzar un reconocimiento profesional, lo que contribuyó al oscurecimiento de su figura.

En algunos relatos de los comienzos de la fotografía se encuentran vagas referencias a las actividades de “una dama” y en ocasiones su obra fue atribuida a Herschel. Hoy Anna Atkins ocupa su lugar merecido en la historia por sus fotografías realizadas sin cámara y sigue inspirando a las nuevas generaciones.





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